Trabaja en el Juzgado Federal Nº2 y la halló en la mesa de entrada. Un abogado se la había dejado olvidada.
Carlos Altamore es empleado judicial y lleva varios años trabajando en el Juzgado Federal Nº2, a cargo de la jueza Olga Pura Arrabal. El miércoles comenzó sus tareas sin sospechar que esa jornada no sería una más.
Todo parecía rutinario, a las 11.15. Expedientes que se depositan y que se entregan, gente que viene y va asesorándose sobre temas específicos, y los habituales abogados que hacen sus trámites antes de que finalice el horario de atención al público.
Según Diario Uno, Carlos estaba en la mesa de entrada cuando su mirada se posó en una mochila que había quedado arriba del mostrador.
De inmediato comenzó a preguntarles a todos los que estaban en el lugar si pertenecía a alguno de ellos. Pero la respuesta fue negativa. Nadie se adjudicó la propiedad de la mochila.
Entonces, decidió con buen tino guardarla, con la esperanza de que alguna persona viniera a reclamarla.
Cerca de las 15 apareció un abogado con el rostro desencajado. Preguntaba si alguien había visto la mochila. Con naturalidad, Carlos se la entregó, y fue entonces que el hombre la abrió para mostrarle contento que adentro habían $100.000 en efectivo.
El olvidadizo le dio las gracias y salió orondo del juzgado.
Hablar con Carlos fue una odisea, porque no quería referirse al tema. “Para mí fue algo natural, y no es excepcional lo que hice. Creo que cualquiera hubiera actuado como yo”.
Acerca de si el abogado que recuperó la plata le dio alguna recompensa, manifestó: “No, no es necesario; yo no esperaba nada a cambio y esto me dejó muy tranquilo”.
Sobre la actitud que tuvieron sus compañeros al ver lo que había sucedido, el empleado judicial relató que “todos me felicitaron aunque algunos criticaron el hecho de que el abogado no me hubiera dado una recompensa. Pero esto a mi no me importa”, enfatizó.
Y reiteró eso mismo lo hubiera hecho cualquiera que se considera una buena persona”, satisfecho consigo mismo.
