“Se está dirimiendo un modelo de país”

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, le quita dramatismo a las disputas políticas, pero advierte que en el fondo, se discuten modelos de país. Cuestionó a la oposición por pretender bloquear los debates y aseguró que es inverosímil que se junten para algo más que para derrotar al kirchnerismo

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, advirtió que la Argentina vive momentos “en el que se enfrentan pasiones”, como en otros momentos de la historia argentina en la que hubo encrucijadas que “son momentos que no ocurren siempre y que ofrecen la posibilidad de ir por dos caminos. Yo diría que hay un camino virtuoso y uno que no lo es, que es hacia atrás”.

 

“Últimamente hubo marchas, pero siempre ocurrió esto. Cuando en el año 45, en octubre, salieron miles y miles de argentinos a defender sus derechos a través de una persona, que era quien había ayudado a defender esos derechos, menos de un mes antes habían salido medio millón de porteños a defender el modelo de la exclusión, a tal punto era la exclusión que uno de los manifestantes más importantes era el embajador de los Estados Unidos. A esa marcha se llamó la “Marcha de la Constitución y de la libertad”. Es muy frecuente que todos los que plantean un modelo liberal de exclusión hegemónico, sacan palabras como Constitución, libertad, república y hasta a veces parece que lo usamos mejor nosotros, sobre todo porque lo agrandamos”, opinó.

 

“Se está dirimiendo el modelo de país. Hay un modelo que es inviable, lo que no quiere decir imposible, es inviable porque es casi un no-modelo. Ya lo probamos, lo conocimos, es el modelo de los 90, es un modelo de la dependencia, donde el mercado se regula a sí mismo y cuando eso ocurre, lo regulan unos pocos. Ese modelo deja mucho poder y muchos beneficios a una minoría. De cualquier manera ese modelo tiene una gran capacidad de poder comunicacional. Y así como en el 45 hubo miles y miles de sectores medios y hasta obreros que marcharon detrás de la Constitución y la libertad, y del embajador norteamericano, hoy también hay sectores de la clase media y pocos obreros (porque uno detecta enseguida la diferencia social en estas marchas). La batalla se libra en el campo de la cultura y de la conciencia, y estos sectores han logrado -con su enorme capacidad comunicacional, hegemónica y monopólica- convencer a un importante sector de la sociedad, en gran medida en la Capital y en las grandes ciudades, de las viejas chicanas: que cuando hay un gobierno popular es autoritario, que hay una dictadura en las mayorías. ¿Ustedes conocen una democracia que no funcione por el voto que define que las mayorías establecen definiciones claras en el mundo de la política?”, inquirió en su visita a Posadas, donde participó de la inauguración de la muestra fotográfica en homenaje a Néstor Kirchner.

 

“Cuando ganan está todo bien, aunque ganan muy de vez en cuando, pero cuando pierden quieren cambiar las reglas del juego y empiezan hablar de cosas abstractas como la “república”. Todos los discursos que se están volcando ahora de este antagonismo, están llenos de abstracciones, porque pocas veces ha habido una plenitud democrática como la que estamos viviendo ahora. ¿Autoritarismo? Un gobierno que anula hasta la figura del desacato que establecía que cuando una persona le faltaba el respeto al presidente, iba presa. Cuando le pasó a Alfonsín, él metió presa a esa persona. Este gobierno ha excluido la represión violenta, la figura del desacato, nuestra policía tiene órdenes precisas de no reprimir, aunque en Buenos Aires la policía Metropolitana reprime a quienes resisten el traslado al hospital Borda, en una clara expresión del otro modelo”, comparó .

 

“El otro modelo dejó al 25% de los argentinos sin trabajo porque es un modelo que no jerarquiza la producción. En una sociedad como la que vivimos en el mundo, hay un solo modelo de inclusión que es el modelo productivo, de valor agregado y distribución de las riquezas. Ese modelo es el que pede incluir y redistribuir, con un Estado activo que se compromete”, explicó.

“Hoy Europa está dando ejemplo de Estados que se achican y bancos que se agrandan por las asistencias de los Estados. Es exactamente lo contrario a lo que hizo el kirchnerismo, que entra en una Argentina en crisis y toma al Estado como la herramienta para recuperar la sociedad, la producción, el trabajo. Y lo hace con una condición: no sólo recupera la producción para los dueños de las fábricas sino con la finalidad esencial de que mejoren las condiciones sociales y todos los aspectos que tienen que ver con las asimetrías que ha vivido la Argentina, ya no solo de clases sino también de regiones”.

 

“Es esta pasión la que tenemos por tener un país mejor, con defectos, errores y muchas cosas pendientes, porque somos humanos. Lo que hay del otro lado es una suerte de no me gusta, no quiero, quiero el dólar. Y hay una especie de masa difusa que es muy difícil de encarrilarla dentro de una sola conducción. Ahora se están juntando para ver si pueden acabar con esta pesadilla de las elites que es el kirchnerismo, y pueden lograr efectos y daño, pero ¿se los imaginan gobernando juntos a Macri, a Binner, a Carrió, a Pino Solanas, a Victoria Donda? No los une el amor sino el espanto”, acusó.

 

“Todo se puede mejorar. Me acuerdo en el 2008, que es un punto de inflexión difícil, se cuestiona el modelo que ya llevaba cuatro años cambiando la Argentina, de pronto cuando se mete con el tema de la redistribución de las riquezas, central en el tema de la soja, se arma la podrida. Y cuando eso pasa, estaban todos los canales en cadena defendiendo al campo porque el kirchnerismo gobernó con las herramientas recibidas. Y lo que recibe es un país desvastado pero también un mundo comunicacional hegemonizado por los grupos económicos monopólicos, y lo único que tiene es el canal 7”, indicó en referencia a la batalla cultural.

“Hay que darse cuenta que cuando uno escucha que dicen “el poder” desde TN o Clarín, es una falacia, porque nosotros somos Gobierno que luchamos porque tenga poder el pueblo a través de la soberanía popular y del ejercicio del voto, también expresiones más permanentes de la democracia como las organizaciones sociales, políticas. En ese 2008 estábamos con las dos manos atadas y con una mordaza, a tal punto que hay un humorista que la dibuja a la Presidenta amordazada, que está metaforizando que no tiene que hablar pero también había una cierta imposibilidad nuestra de hablar porque había que ir a los programas de ellos a defender nuestros proyectos, porque esa era la Argentina que habíamos recibido y porque ese es un poder que no construyó la Argentina, el mundo se construyó de esa manera”.

“Fue una batalla durísima y sigue siéndolo, donde por supuesto muchas veces tenemos una enorme desventaja comunicacional, y además también estamos lidiando con los que Jauretche llamó la “colonización pedagógica”. Un trabajo de décadas que tuvo como instrumento la educación, una educación que colonizó las mentes de generaciones enteras y estableció una serie de paradigmas que Jauretche organizó y llamó muy inteligentemente “Zonzeras”, una suerte de reconstrucción del sentido común”.

 

“A nosotros no sólo nos destruyeron, el trabajo, la producción, las fábricas, también nos destruyeron el sentido común. Lograron destruir el sentido común de enormes sectores, sobre todo a través de la educación. Y se daba una paradoja en la Argentina: que los más educados eran los perores educados, porque tenían una mala educación. Como Lilita Carrió que es una maleducada, pero no porque diga malas palabras, sino porque la mamá era la subsecretaria de Educación de la dictadura militar, así que miren de dónde salió esa señora. Esa mujer, además de funcionaria de la Procuración de la dictadura en tiempos de la matanza de Margarita Belén en el Chaco, también era una la hija de la que educaba en el Chaco durante la dictadura. Es una maleducada. Ahora, el ejemplo de Lilita es bastante simple pero está oculto. ¿Dónde se dicen estas cosas? En muy pocos lugares”, apuntó.

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