Reflexión dominical del pastor Guillermo Decena

Hay  momentos en los cuales pareciera que todo se viene abajo. Todos hemos experimentado en momentos determinados, como las circunstancias apagan el gozo que Dios quiere darnos. Y es en ese tiempo que Dios nos extiende su mano y nos dice: “No temas, ni desmayes…” (Deuteronomio 1:21). 

 

Deuteronomio 1:21 “Mira, Jehová, tu Dios, te ha entregado la tierra: sube y toma posesión de ella, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni desmayes”.

La palabra desmayar se refiere a perder el valor, desfallecer de ánimo, debilitarse, acobardarse.

Es indispensable mantenerse o estar siempre firmes, velad porque siempre nuestra mirada y nuestra confianza y nuestros ojos estén puestos en el Señor.

Pero hay  momentos en los cuales pareciera que todo se viene abajo. En momentos determinados todos hemos experimentado como las circunstancias  apagan el gozo que Dios quiere darnos.

Muchos que un día prometieron cosas a Dios han ido cayendo en la batalla, muchos que un día estuvieron  alabando a nuestro Creador ya no están más porque desmayaron en la carrera.


I) La atracción del “mundo”.

«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.»(Mateo 5:13-15).

«Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, pero tú no te conviertas a ellos.» (Jeremías 15:19)

Estos  pasajes expresan la misma idea: Como Pueblo de Dios, somos llamados a influenciar al mundo con nuestras buenas obras, sin ser influenciados por la corrupción que existe en él. Somos llevados a ser los innovadores, ayudando positivamente, pero no arrastrarnos detrás de una sociedad  a la que no le importa los mandatos de Dios.

Rendirse a una filosofía de vida que ofende a Dios, puede hacer de esta hermosa vida una carga difícil de llevar. Esto sería desmayar ante un mundo  para que lo imitemos en lo malo.

 

II) Desmayar porque no reciben lo que anhelan:

Muchos al no ver respuesta pronta optan por desmayar y volver a la vieja vida que antes llevaban, sin darse cuenta que eso no los hará felices, sino más bien lo contrario.

«Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar… Entonces dijo el Señor: “Oíd lo que dice el juez injusto (Parábola del juez injusto a la que la viuda reclamaba por justicia, y tan perseverante e insistente fue la viuda que el juez aunque era malo, hizo justicia para la viuda. ¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche? ¿Les hará esperar? Os digo que los defenderá pronto”.  (Leer Lucas 18:1-8).

Esto nos enseña dos cosas:

1) Orar siempre. Que sea parte de la vida de cada cristiano. Daniel oraba tres veces por día.

2) No desmayar. Insistir indefinidamente porque Dios responde a los que claman a Él. “Y no hay justo desamparado…”

Hay dos conductas: La del juez  malo, injusto, quien respondió a la viuda porque lo molestaba con su insistencia. Y la de Dios, el Padre celestial, que siempre sabe lo que necesitamos. Siempre atiende con amor y misericordia a sus hijos escogidos. El Señor promete que “Todo lo que pidan sus hijos, en nombre de Cristo Jesús, conforme a su voluntad, será hecho”. Y la diferencia es notable y maravillosa.

A veces Dios se toma tiempo en dar respuestas a nuestras oraciones. Pero su Plan siempre es perfecto. Dios siempre tiene el control. El Padre siempre quiere darnos lo mejor. Pero debemos confiar y esperar en el Señor, porque ninguna de nuestras demandas y oraciones queda sin respuesta. Dios dice SÍ siempre, pero en su tiempo, en el momento que Él considera adecuado.

El orar siempre sin desmayar conduce a la victoria segura.

 

III) No desmayar al ser corregidos por El.

Hebreos 12:5-10 “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”.

La corrección de Dios es el camino a la santidad para sus hijos. Solo quien soporta la corrección podrá ser tratado como verdadero hijo.

Dios corrige a sus hijos para lo que les es provechoso, pues solo aquel que es corregido por Él podrá participar de su santidad. Por lo cual sus hijos están llamados a soportar su disciplina y corrección, y esta es expresión de su amor, porque siempre es para bien.

La disciplina es el recurso que Dios usa para la santificación de sus hijos. Sin embargo y en frente de la corrección, normas y leyes de Dios, el corazón del hombre pude reaccionar negativamente y de dos formas: con menosprecio a la disciplina o desmayando, desanimándose cuando es reprendido por Él. Pero la palabra dice: “Ni desmayes cuando eres reprendido por él…”

Te animo que declares a Dios como tu padre y no temas en decirle que queres ser su verdadero hijo!

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.” Salmos 27:13.

Creer que Dios se manifestará en nuestra vida y hará justicia por su misericordia, hace que podamos mirar el futuro con gran optimismo, no importa cuán grande sea la adversidad, no importa quienes conspiren en contra tuya, ni quienes te desean el mal, Dios es escudo alrededor de sus hijos “y no hay justo desamparado…” tené fe en Dios, porque no serás defraudado. Él te dice en Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo;  no desmayes porque yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

 

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Predicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través dewww.centrofamiliarcristanoweb.org

 

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