¿Cómo es el mecanismo para elegir a un nuevo Papa?

Los cardenales votarán en secreto en un cónclave al sucesor de Benedicto XVI.

Luego de la renuncia de Benedicto XVI comenzarán los mecanismos para la sucesión del sumo pontífice.

 

 

¿Cómo es el proceso para elegir al sucesor? El cónclave es la asamblea de los cardenales electores constituida para escoger al Papa y según la última reforma del procedimiento, de 1996, la fórmula de elección es el voto secreto por quórum de dos tercios o bien por mayoría absoluta.

 

 

Así lo dispone la Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis» (Todos los de la grey de Dios), cuyo título es «La vacante de la Sede Apostólica y la elección del Romano Pontífice», presentada en el Vaticano el 23 de enero de 1996 y que introduce importantes novedades en el sistema de elección.

 

Esta normativa sustituyó a la Constitución Apostólica Romano «Pontifici Eligendo» de 1° de octubre de 1975, que sirvió para la elección de Juan Pablo I y Juan Pablo II, en agosto y octubre de 1978, respectivamente.

 

Cuando fallece el Papa el gobierno de la Iglesia Católica queda en manos del Colegio Cardenalicio, formado por los cardenales, que desde el año 1059 tienen el derecho y la responsabilidad de nombrar al Pontífice, aunque con limitaciones de edad.

 

Actualmente, 183 purpurados forman el Colegio. De ellos, 117 tienen menos de 80 años y son los cardenales electores. Los otros 66, octogenarios, podrán ser elegidos y participar en las reuniones preparatorias, pero no elegir.

 

Esta norma, vigente desde del papado de Pablo VI estipula que no participarán en el cónclave los purpurados que «han cumplido 80 años el día en el que se abre la vacante de la sede», es decir, el día de la muerte del Pontífice.

 

Como máximo, el cónclave estará formado por 120 cardenales.

 

Entre las novedades introducidas en 1996, figura la disposición expresa de que se reúna dentro del territorio de la Ciudad del Vaticano, aunque la tradición establece la Capilla Sixtina como lugar habitual.

 

El primer cónclave celebrado en la Capilla tuvo lugar en agosto de 1492 y en él fue elegido Papa el cardenal español Rodrigo Borgia, que tomó como nombre Alejandro VI.

 

Antiguamente, los cardenales se encerraban con llave hasta que elegían al Papa. Posteriormente se les permitió descansar en improvisadas habitaciones en el Palacio Apostólico, junto a la Capilla Sixtina.

 

Según la última normativa, los cardenales se alojarán en el edificio llamado «Domus Sanctae Marthae» (residencia Santa Marta) mandado construir por Juan Pablo II en el interior de la Ciudad del Vaticano. Inaugurado en 1996, tiene 120 habitaciones y 20 salones.

 

Está prohibida la entrada al edificio a toda persona ajena al cónclave. Los electores no podrán hablar por teléfono o tener correspondencia o cualquier otro contacto con el exterior.

 

El decimoquinto día desde la muerte del Pontífice o, según lo estipulado, no más allá del vigésimo, los cardenales se reúnen en la Basílica de San Pedro y celebran la Misa votiva «Pro eligendo Papa». Posteriormente se dirigen en procesión a la Capilla Sixtina.

 

La nueva constitución apostólica establece la fórmula del voto secreto para la elección de Pontífice, quedando así abolidos los métodos de «aclamación o inspiración» y «compromiso», que aunque en desuso, hasta 1996 permanecían vigentes.

 

El nuevo Papa debe ser elegido por al menos dos tercios de los sufragios y el número de votos debe ser divisible en tres partes iguales, o de lo contrario, será necesario un voto más.

 

Si después de sucesivas votaciones, ningún candidato obtuviera la mayoría de los dos tercios, los cardenales podrán expresar por mayoría absoluta su parecer sobre el modo de actuar.

 

En cualquier caso, de continuar sin acuerdo tendrán que intentar elegir por mayoría absoluta (51 por ciento) o bien entre los dos nombres que en el escrutinio precedente hayan sido los más votados, también por mayoría absoluta.

 

Los cardenales deben escribir en la papeleta con una caligrafía distinta a la suya habitual y tienen que guardar secreto sobre las votaciones, antes, durante y después de la elección.

 

Después de cada votación se queman las papeletas.

 

Como es tradicional, si no se ha elegido Papa, se debe provocar humo negro y si la votación ha prosperado, blanco. Son las conocidas «fumata negra o fumata blanca».

 

Aceptada por el designado la «elección canónica» como Sumo Pontífice, el cardenal Protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica la elección del nuevo Papa con la tradicional fórmula: «Nuntio vobis gaudium mágnum: Habemus Papam!» y el Pontífice imparte la bendición «Urbi et Orbi».

 

Agencia EFE.

 

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