Diez historias del Combate de San Lorenzo

Hoy se cumplen doscientos años del combate de San Lorenzo, cuando los granaderos a caballo, al mando de José de San Martín derrotaron  a los realistas en Santa Fe. Fue frente al monasterio de San Carlos, en San Lorenzo, aguas arriba de Rosario, y los españoles conformaban una expedición que, en 11 buques, asolaba las costas del Paraná. Fue el bautismo de fuego del regimiento que protagonizaría gran parte de la gesta independentista sudamericana. Aquí, 10 hechos para conocer a fondo la historia.

 

Única batalla de San Martín en Argentina

San Martín es el mayor  libertador si se lo considera desde una mirada regional: luchó por establecer una Patria Grande que incluyera Argentina, Chile, la Banda Oriental, Paragua, Alto Perú, Venezuela, Colombia, Perú y la Confederación Centroamericana. Sin embargo, su desempeño bélico en tierras locales sólo tiene protagonismo en San Lorenzo. En 15 minutos, los granaderos de José de San Martín derrotaron a una expedición realista que, en 11 buques, asolaba las costas del Paraná, gracias al capitán Justo Bermúdez, quien realizó un rodeo muy grande, forzando la escapatoria de los españoles hacia sus buques. Por otro lado, la táctica militar empleada por el General San Martín consistió en una maniobra envolvente, tomada de Napoleón. Con esta victoria, se logró alejar a los realistas de las costas del Paraná.

 

El pabellón del enemigo no era totalmente rojo

La Marcha de San Lorenzo, compuesta por Cayetano Alberto Silva y Carlos Javier Benielli, dice “Avanza el enemigo/ a paso redoblado/ al viento desplegado/ su rojo pabellón”. Según el historiador Norberto Galasso, la bandera enemiga “debió ser roja y gualda (amarilla)”. Hubiese sido roja si “usaran el pendón de Castilla”.

 

Los granaderos no enarbolaron la bandera argentina

Siguiendo con las canciones patrias, la Marcha a la Bandera dice: “Aquí está la bandera que un día/ en la batalla trémolo triunfal/ y llena de orgullo y bizarría/ a San Lorenzo se dirigió inmortal.”  No obstante, si bien la presentación de la bandera nacional fue el  27 de febrero de 1812, en Rosario, por parte de Manuel Belgrano, su uso estaba desaprobado por el Triunvirato –de hecho, el uso de la bandera que hizo Belgrano tres meses después en Jujuy fue reprobado-. Hay dudas entre los historiadores sobre la fecha en que fue autorizada su utilización, pero para Vicente Fidel López “sólo a fines de 1814 o 1815 –aún antes de declararse la independencia en Tucumán- se habría empezado a enarbolar bandera propia”.

 

Granaderos y compañía

San Martín libró batalla acompañado de 120 granaderos. Aunque, cerca de Rosario, se suman unos cien milicianos santafesinos a las órdenes de Celedonio Escalada. Norberto Galasso afirma que la tesis de la participación de los milicianos santafesinos se encuentra ratificada en el parte de guerra de los realistas. Y, parece, que la versión es sustentada por un propio error del Libertador: al emitir el primer parte militar, omite la actuación de los santafesinos, pero se corrige en uno posterior y valora “la actividad y celo de los jefes milicianos”.

 

El rol del oficial español Zabala

Se ha dicho que Juan Antonio de Zabala, jefe de los realistas, una vez derrotado, se presentí ante San Martín solicitándole alimento para sus heridos. Y el Libertador lo convidó con un “un suculento desayuno”. Un año después, en Mendoza,  Zabala le ofrece a San Martín sus servicios, y éste acepta “ponerlo bajo sus auspicios acordándole una modesta pensión”. Para Galasso, en lo profundo del episodio subyace la tendencia a confluir entre los revolucionarios de España y América, alentados, todavía a principios de 1813, por los mismos objetivos democráticos, sustentados en los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Quienes hablaban de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” creían que había actuar consecuentemente.

 

¿Quién era Cabral?

El origen de Juan Bautista Cabral no está del todo comprobado, pero su descendencia morena y esclava sí. Nació en Corrientes, a fines del siglo XVIII. Su madre era la morena y esclava Carmen Robledo y la identidad de su padre es la que está discutida: algunos dicen que fue José Jacinto Cabral y otros que sería hijo natural y que, el casamiento de su madre con el moreno Francisco Cabral fue lo que le dio el apellido el cual, a su vez, provenía de su amo, Luis Cabral. En lo que sí hay coincidencia es que el nacimiento de Cabral es anterior a la Ley de Libertad de Vientres, y que era de raza negra. Estos datos se corroboran en una carta de don Luis Cabral, su amo, del 4/12/1812, donde se refiere «A la situación de nuestro negro Juan Bautista», en la cual le pedía a San Martin que lo baje a la infantería porque en la caballería corre peligro -los negros integraban habitualmente la infantería pues no se caracterizaban por ser buenos jinetes.

 

Cabral, soldado

Existieron algunas controversias respecto al cargo de Juan Bautista Cabral: ¿era soldado o sargento? La historia es terminante: era un soldado raso del cuerpo de granaderos. Y el propio San Martín lo confirma: mandó a colocar sobre la puerta del cuartel del Retiro un tablero en forma oval con la siguiente inscripción: ‘Al soldado Juan Bautista Cabral. Murió en la acción de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813’”.

 

Las últimas palabras de Cabral

Bien es conocida la historia en la cual, durante el desembarco de los españoles el 3 de febrero, los granaderos de San Martín los persiguieron obligándolos a huir. En la persecución rodó el caballo de San Martín, que quedó apresándole una pierna. Un enemigo iba a clavarle la bayoneta, pero en ese preciso instante se interpuso el sargento Juan Bautista Cabral que salvó a San Martín. Cabral, en ese crucial momento, profiere la frase “Muero contento. ¡Hemos batido al enemigo!”. No obstante, varias revisiones sostienen que la exclamación del valiente soldado fue dicha en guaraní y que fue San Martín quien lo tradujo al español para incorporarlo al parte de batalla. Y, según dicen, la última oración en vida de Cabral fue bastante menos elegante: “Muero contento, porque cagamos a esos mierdas”.

 

Cabral murió en el hospital

Si bien le quita épica al relato histórico, Victor Nardiello, secretario de la Junta Histórica de Rosario, considera que el valeroso granadero correntino posiblemente haya muerto en el hospital improvisado en el comedor de los frailes del histórico convento de San Carlos.

 

La batalla fue cerca del Campo de la Gloria

En San Lorenzo, Santa Fe, a orillas del Paraná, está el Campo de la Gloria, donde, se dice, se desarrolló el glorioso combate. El problema radica en que justamente allí no se desarrolló, sino en una especie de puerto natural que existía cientos de metros hacia el norte y que marcharon hacia el convento en diagonal. Es más, esa pequeña playa desapareció tras una furiosa tormenta de 1915, por lo que el verdadero Campo de la Gloria está sepultado bajo numerosas casas bajas, con tejas.

 

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