Prof. Martín Gartland:“Falta madurez y equilibrio a la política forestal”

Prof. Martín Gartland

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El Prof. Martín Gartland presentó recientemente su libro sobre “Política y Legislación Forestal”, con más de 400 páginas donde analiza la historia de la política forestal argentina, el proceso político, los  aspectos cruciales en la evolución y desarrollo de las mismas, el rol de los organismos gubernamentales de administración forestal en el país, la situación forestal mundial y nacional y provincial actual, entre otros aspectos que aborda en profundidad, siempre bajo una mirada crítica.

El ingeniero forestal Martín Gartland –oriundo de Tandil, provincia de Buenos Aires y egresado de la Facultad de Ciencias Forestales de Santiago del Estero- hace más de 40 años ejerce su profesión en la provincia de Misiones. En 2012 presentó su libro sobre “Política y Legislación Forestales”, que fuera editado por Hemisferio Sur SA. Cuenta el texto con algo más de 400 páginas divididas en dos partes centrales: una primera sobre Política Forestal y la segunda sobre la Legislación Forestal del país, para concluir con un Anexo de leyes nacionales y de Misiones en la materia.

El autor, por otro lado, analiza la historia de la política forestal argentina, el proceso político, los  aspectos cruciales en la evolución y desarrollo de las mismas, el rol de los organismos gubernamentales de administración forestal en Argentina, la situación forestal mundial y nacional actual, entre otros aspectos que aborda en profundidad, siempre bajo una mirada crítica.

Gartland fue vicedecano y decano en dos oportunidades de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam); fue socio fundador y primer presidente del Colegio de Ingenieros Forestales de Misiones (Coiform), ejerció cargos públicos en la provincia y el Rectorado de la Universidad , realizó asesoramientos y trabajos de consultaría para organismos internacionales, nacionales y provinciales, y tiene una vasta trayectoria profesional como docente en la FCF , a cargo de la cátedra de Política y Legislación Forestal entre otras. Desde el espacio de tal materia, insta a los futuros graduados a “tomar conciencia de la necesidad de establecer una política forestal sencilla pero efectiva y aplicable para el país, fundamentalmente equilibrada y no antagónica, donde la defensa del patrimonio forestal nativo y su biodiversidad, armonice con la promoción de los bosques cultivados de alta productividad para abastecer las industrias del sector”, explicó el docente en la entrevista con ArgentinaForestal.com.

 

¿En qué consiste la publicación de su libro?

Se trata de un texto que intenta cubrir los contenidos mínimos del programa de la cátedra de Política y Legislación Forestales, que la FCF-Unam, contiene en su currículo de la carrera de ingeniería forestal. Como su nombre lo indica, se ha desarrollado en dos partes: Una primera dedicada a la política forestal donde se parte de los conceptos generales sobre política y particulares sobre la forestal; consideraciones genéricas sobre los recursos naturales y los forestales en particular como parte de aquellos. La evolución de las políticas forestales en el mundo, los hitos que desde el siglo XIX y particularmente el XX han modelado las políticas forestales en todos los países del mundo, Seis capítulos están dedicados a describir la política forestal argentina que comprenden todo el periodo desde su constitución como país hasta la fecha. Los dos capítulos finales de esta primera parte están dedicados a mostrar la situación del sector a nivel mundial y el de Argentina en particular.

El mayor énfasis del libro está enfocado a los bosques naturales, por la sencilla razón de que para los bosques plantados, se ha configurado una política consistente aunque ella todavía no haya alcanzado completitud y madurez plena al momento.

La segunda parte se refiere a la legislación forestal vigente en el país, actualizadas al 2012, ya que no existe otro documento donde se puedan encontrar todas las leyes destinadas al sector.

 

¿Y es suficiente con la legislación? ¿Sirven tantas leyes sin un control eficiente en su aplicación?  

Definitivamente no. La legislación es un instrumento más de la política, no la política. Cuando digo instrumento me refiero a todos aquellos componentes que ayudan a alcanzar los objetivos de una política, enmarcados ellos en una serie de principios que, necesariamente, son un requisito previo a la implementación de cualquier instrumento de política, incluida la legislación.

Cuando en el texto se aborda la legislación se lo hace con la mirada de los ingenieros forestales. Seguramente a los abogados no le gustará, pero los forestales no solo tenemos el derecho de opinar sobre la legislación forestal – en nuestro carácter de actores directos en relación a las conductas que pretende regular la legislación forestal-  sino que tenemos la obligación de hacerlo. De hecho, esta práctica exige responsabilidad, honestidad e idoneidad en la opinión.

En el libro hago un análisis sobre esto que me planteas, entre lo que dice la ley y la eficacia de su aplicación. Justamente se aprecia una gran diferencia entre lo que se postula en las normas y las capacidades de todo tipo para llevarla a cabo. Creo ver una suerte de sobrevaloración de nuestras capacidades que al no plasmarse en el terreno concreto terminan en frustración. Entre otras causas menores, ello se debe a una ausencia de análisis amplio y profundo de los problemas que la legislación pretende resolver. Cuando se legisla: ¿Quién analiza los recursos y presupuestos disponibles o posibles de disponer, los recursos humanos necesarios en capacidad y número, o las tecnologías y conocimientos disponibles, o la infraestructura y medios disponibles? ¿Las conductas que se esperan, son posibles de cumplir por parte de los actores de la producción y aún de los profesionales? ¿Son consistentes con los objetivos –suponiendo que existan y se conozcan – a alcanzar? Sería muy interesante un debate público sobre el tema.

 

Hay opiniones de quienes piensan que la legislación vigente es la “Política Forestal”, pero a su criterio esto no es así….

Ni más ni menos. Esto creo que está suficientemente explicado en la respuesta anterior. Lo que yo sostengo, es que la legislación forestal es una cosa y la política del sector otra. En el libro intento explicitar qué es una política, cómo se origina o forma, cómo luego se formula y quien la implementa. Para ello, hemos seguido a autores calificados del exterior, fundamentalmente a un autor norteamericano, el Dr. Worrel, quien escribió el libro: “Principios de Política Forestal”. En él se describe lo que sucedió en EE UU bajo un enfoque dinámico: “Una política no nace de cero, sino que es una sumatoria de nuevos principios, que se le adicionan a otros preexistentes”. ¡Y esto es así!

 

Son varias las opiniones que indican que la legislación forestal (ej: la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados) no es la “Política” del sector…

Exacto. Comparto esa opinión, por las razones anteriormente expuestas, que no lo es. Cuando se expone tan enfáticamente sobre las leyes, es porque la política no tiene existencia explícita ni implícita. En el caso de la forestación mi opinión es que estamos en presencia de una política explícita. Más aún la considero una “Política de Estado”, en tanto contiene un núcleo claramente definible y perdurable en el tiempo y objetivos explícitos, aunque a estos últimos pueda considerarlos insuficientes. En última instancia, si la opinión es que  la Ley 25.080 “no es la política”, lo ratifico, sin dejar de considerar que se trata de un instrumento eficaz para reparar el déficit de la balanza comercial de productos forestales que se ha planteado como objetivo por lo menos en los últimos 60 o 70 años para tal subsector y, más allá de la diversidad de gobiernos sucedidos en tal lapso.

Esa política puede ser considerada fragmentada, inmadura e incompleta y en ello consiste el debate forestal. En la opinión de eminentes forestales argentinos siempre se consideró que la “solución” al problema forestal argentino venía de la mano de la forestación. Así lo manifestaron desde la década del `30 Devoto y luego Cozzo, Tortorelli y otros. La postura, involuntariamente llevó al correlativo abandono de los bosques naturales, los cuales fueron excluidos del desarrollo y de toda proposición productiva. Por ello la actual política es incompleta, aunque de  resultado deseable.

 

¿Y cómo llegamos al 2012 en política forestal?  

Llegamos con el déficit de la balanza comercial igual que décadas atrás, vivito y coleando. El modelo de “las cuatro P” de Devoto (Plantar Pino Para Papel) se dio. Fue positivo parcialmente, ya que al analizar el sector forestal hay que integrar los dos recursos: bosques nativos y plantaciones forestales. Para lo cual se requiere reasignar roles a ambos tipos de bosques, y consecuentemente establecer principios y objetivos explícitos para esa política. Integrarlos en una política general. Abandonar la antinomia bosques plantados vs bosques naturales, a las comparaciones improcedentes de metros cúbicos de unos y otros. A esta altura, es estúpido seguir peleándonos hoy en el sector por esas cuestiones.

Los bosques naturales seguirán creciendo despacio y  producirán 1 ó 2 metros cúbicos por hectárea/año. Lo que se tiene que entender, es que hay que darle un rol distinto a este bosque, porque si decimos que solo vale la forestación, lo que hace el hombre es eliminar el otro porque hemos decidido que  “no sirve”. Ahora, cuando se producen procesos de desertificación “in situ” en Santiago del Estero, Formosa, Chaco, por desmontes indiscriminados, todos salimos perdiendo. No parece tan difícil de entender.

 

Entonces… ¿Cuál es su visión de la política forestal argentina y, en particular, de Misiones?

En materia de forestación se han conseguido logros importantes, como por ej., que su rollizos ya representen más de las dos terceras partes del consumo industrial forestal. Que su transformación industrial ha logrado sustituir ciertas importaciones de madera aserrada, tableros y machimbres. Que se produjo un crecimiento notable de las exportaciones, aunque ello no logre neutralizar todavía el déficit de la balanza; que resulta encomiable los niveles tecnológicos logrados en  calidad, productividad y manejo forestal de las plantaciones. Como contrapartida, que no ha alcanzado madurez óptima. No se logró una política en que la industria concurrente evolucionara hacia escalas y formas más diversificadas con agregación de valor. Hoy vemos como la provincia con mayor área cultivada, Corrientes, se debate en la impotencia por encontrar un afincamiento industrial que aproveche la ingente producción primaria que se viene.  A esto llamamos una política inmadura, fragmentada e incompleta.

Por lo tanto, esa política adoleció de una integración de sus componentes esenciales. Hay un punto en el libro, que considero central, donde los politicólogos nos enseñan que hay que aprender a apreciar y entender los “espacios de política”. Ello significa que uno no está solo, hay actividades concurrentes por el uso de la tierra, personas y organizaciones empresariales y sociales que interactúan entre ellas y producen efectos sobre nuestros resultados, saturando, limitando o potenciando nuestras posibilidades. Por lo tanto, cuando los forestales queremos una política forestal, tenemos que pensar que el sector agropecuario también quiere ocupar esas tierras, que los indígenas necesitan mantener sus pautas culturales, por dar solo un par de ejemplos. Por lo tanto, hay que ampliar el horizonte, tener una visión holística sobre el sistema forestal y, fundamentalmente no confrontar y sí integrarse. Hay un paso dado, que considero muy importante relacionado con lo antedicho: el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos. Como es reciente, espero que no sea una engañifa para satisfacer formalidades y aquietar los reclamos ambientalistas. Hay que hacer esto operativo.

Misiones no escapa a estas generalizaciones. Lleva la carga de ser considerada la provincia “más forestal” de Argentina. Esta es una cuestión pesada. Seguramente la opinión pública no le perdonará como a otras, las omisiones o los errores en las políticas del sector. Con la forestación no parece haber graves problemas, en cambio con los bosques nativos no encuentra un destino tan claro: pareciera conformarse con la “conservación”, una expresión muy genérica y ambigua como para constituirse en objetivo de su política forestal. Además, tengo la impresión de que su dirigencia pasada y presente se siente más cómoda como “agropecuaria” que como forestal.

 

 

Por Patricia Escobar

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