Ayudan a los oleros de La Estepa para mejorar su producción

En el este de Posadas, se encuentra la zona de la Estepa, en el Barrio El Porvenir, al margen del arroyo Estepa. Su acceso es al costado del Club Tacurú por la Avda. Fernando Elías Llamosas.

 

En ese barrio viven familias oleras. Muchos de ellos aprendieron la profesión de muy chicos, debido a que había que ayudar con la producción. En la actualidad, ellos aspiran a que sus hijos puedan progresar. Son personas trabajadoras con una calidez que se destaca.

Desde mayo del año pasado, la Municipalidad de Posadas, a través de la Secretaría de Promoción y Desarrollo y su Dirección de Economía Social –creada en la segunda gestión del Ing. Orlando Franco a los fines de fortalecer este eslabón importantísimo de la sociedad-, viene trabajando con 26 familias de este asentamiento, con el objetivo de mejorar la producción de ladrillos e inculcar la importancia de contar con huertas propias que les permitan abastecerse.

La olería contempla la ampliación de la producción de ladrillos, por medio de la provisión de tres máquinas amasadoras con motor a combustión y carretillas especiales para tal fin. En tanto que, para la realización de las huertas, fueron proveídos con plantines de lechuga, perejil, puerro, cebollita de verdeo, cebolla, achicoria, pepino, chaucha, choclo, mandioca, zapallito, entre otras legumbres.

Las ventas de estos artículos son muy positivas, tanto dentro del barrio como en los stands que tienen dentro del Mercado Concentrador de Posadas, lo que les permite obtener una ganancia en un ciento por ciento, a diferencia de cuando un tercero vendía su trabajo.

Un ejemplo de todo descripto en las líneas superiores es Don Barsirio Martínez, quien reside en este barrio hace más de quince años. Es uno de los relocalizados y siempre fue olero. Cuando fue trasladado a su actual terreno, tuvo que trabajar en las empresas de construcción como obrero, pero nunca abandonó su oficio.

Afirma que el trabajo con la Dirección de Economía Social fue un cambio en su vida porque pudo cuantificar sus ingresos. Antes, para la fabricación de ladrillos usaba caballos por la fuerza que requería el mover el adobe; en la actualidad utiliza la carretilla y la amasadora para elaboración. La venta de su cosecha de su huerta también le aporta un buen ingreso de dinero.

Este proyecto es una labor mancomunada con el Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial –IFAI-, el programa Esperanza de Vicegobernación y la Subsecretaría de Acción Social.

Estas acciones posibilitaron la disminución del trabajo infantil y su reinserción educativa, garantizar una buena alimentación, mejorar sus ingresos y gestionar la tenencia definitiva de la tierra ocupada.

 

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