Reflexión dominical del pastor Guillermo Decena

Hoy vamos a hablar de tres principios del Reino de Dios. En Timoteo 6:17 dice la Biblia:  A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino [nuestra esperanza está] en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia  para que las disfrutemos.

I). Primer principio del Reino. Nuestra esperanza

La esperanza, desde el punto de vista bíblico, es una virtud esencial y tiene una connotación positiva. De hecho, la esperanza de los creyentes siempre está basada en Dios y sus promesas.

Nuestro Dios no solamente es una fuente de nuestra esperanza sino que El es el Dios de esperanza: «Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo (Rom. 1:13).

La esperanza no es otra cosa que una expectativa de aquellas cosas que por la fe creemos han sido prometidas por Dios.

La esperanza es una virtud esencial de la vida cristiana porque hace que nuestra vista y confianza estén fundamentadas en un Dios bueno que cumple sus promesas y que un día redimirá completamente nuestra vida y circunstancias

Además, la esperanza no es solamente la expectativa de algo que Dios cumplirá en el futuro sino que tiene repercusiones presentes. La perspectiva de nuestra vida y nuestro comportamiento cambian cuando nuestra esperanza en Dios y en sus promesas forman parte de nuestra vida como seguidores de Jesucristo.
La esperanza debería originar por lo menos 4 respuestas en nuestras vidas:

1. Debe generar y mantener nuestra fe firme:  

«Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió» (Heb. 10:23).

2. Debemos producir vidas purificadas como hijos de Dios:

«… Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro»(1ª Juan 3:1-3).

3. Debemos renunciar a la impiedad y vivir de una manera sobria, justa y piadosa:

                   «Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» (Tito 2:11-14).

4. Debemos mantenernos firmes, constantes en el servicio a Dios

«Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano» (1 Cor. 15:58).

Para los cristianos la esperanza no produce desesperanza o es infructuosa sino que nos motiva y guía para vivir confiados en Dios y en sus promesas. La narrativa bíblica termina con la promesa del regreso de Jesús quien es nuestra esperanza y nos asegura «Ciertamente vengo en breve» y como cristianos podemos responder confiados «amén; sí, ven, Señor Jesús»(Ap.22:20)

 

II). Segundo principio del reino. EL DIOS DE LA ABUNDANCIA.

Los  Israelitas  no  dejaron  e l  cautiverio  como  pobres  –ellos  saquearon  a  los  Egipcios  (Éxodo  3:21-22  12:36)  de  forma  que se  muestra  que la  promesa  de  Dios  a  Abraham  fue  verdadera  (Génesis  15:14).

 

La  misericordia  y  la  gracia  de  Dios  están  presentes  para  proveer  a  su  pueblo,  aún  durante  el  tiempo  que se  tomó  en  la  preparación  para  entrar  a  la  tierra  prometida  y  que los  israelitas  deambulan  en  el  desierto  así  como  en  el  tiempo  pasado  en  Egipto,  aun  en  situaciones  que no  son  deseadas  por  Dios.  Al  viajar,  ellos  experimentan  los  milagros  de  ver  la  comida  llover  del  cielo,  sus  vestidos  no  se  gastan  a  pesar  de  tanto  uso,  y sus  zapatos  tampoco  (Deuteronomio  8:4 Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años.

Deuteronomio 29:5 Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los vestidos sobre vosotros y no se ha gastado la sandalia en vuestro  pie.

 

 

En el Nuevo Testamento, Andrés el apóstol encontró a un niño que tenía cinco panes de cebada y dos pescados. Sin preocuparse, Jesús ordenó que todos se sentaran en grupos de cien y de cincuenta.  Luego Tomó los cinco panes y los dos peces, pronunció la bendición, y se los dio a sus discípulos para que los distribuyeran entre las personas. Los que comieron fueron cinco mil hombres, pero sin contar a las mujeres ni a los niños. Cuando todos quedaron saciados, el Cristo ordenó: «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada» (Juan 6.12);   y se juntaron doce canastas de sobras. Todo esto es ejemplo de abundancia y administración.

 

III). Tercer principio del Reino…  PARA QUE DISFRUTEN.

“Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11).

“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24).

“Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en si mismos” (Juan 17:13).

 Es como si el Señor nos ofreciera una guía para ser feliz: Lo primero es pedir.  Ese acto de humildad te da gozo. Lo segundo es la paz que brinda la esperanza de volver al Señor y lo tercero, que completa, tu gozo es recibir aquello que pediste. Recuerda, pide todo, porque has perdido todo y el Señor quiere dártelo todo. Dios te quiere ver alegre, que todo lo hagas con alegría. Dios quiere verte sonriente. Dios quiere que los cristianos disfruten su vida sanamente y con felicidad, Dios permita que venga su Reino a nuestras vidas!!

 

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Predicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de www.centrofamiliarcristanoweb.org

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