Investigación revela gran potencial energético en residuos forestales

Un grupo de científicos busca cuantificar y caracterizar la oferta de residuos que queda en campo luego de operaciones de cosecha y raleo en plantaciones de pino. Primeras experiencias arrojaron valores superiores a las 90 toneladas por hectárea. Buscan determinar la viabilidad económica y ambiental del uso, para generación de energía, de la madera que quedan en campo luego de raleos y cosechas.

Uu grupo de investigadores misioneros está llevando adelante un trabajo científico cuyo objetivo principal es determinar cuánto material aprovechable para la generación de energía, actualmente queda como residuo en plantaciones forestales luego de que se cumplan con tareas de cosecha y raleo. También se evalúa el impacto ambiental que generaría retirar del campo esos materiales. Sus conclusiones servirán para determinar la viabilidad económica y ambiental del uso de residuos de la forestación como combustible para la generación de energía y determinar la ubicación que deberían tener las plantas generadoras.

Las primeras experiencias a campo arrojaron resultados muy alentadores. En relevamientos realizados en terrenos donde se habían practicado talas rasas, los investigadores encontraron un promedio superior a 90 toneladas de residuos -trozas y ramas- aprovechables para la generación de energía, por hectárea de pino cosechada. Trabajos similares realizados en Entre Ríos sobre plantaciones de eucaliptus, arrojaron promedios en torno a las 22 toneladas por hectárea.

El trabajo se realizó en predios   de los departamentos de Libertador General San Martín, Montecarlo y Puerto Iguazú en los que se había realizado una cosecha sobre plantaciones de pino taeda de alrededor de 30 años y con una densidad promedio de alrededor de 200 plantas por hectárea.

El profesor Alejandro Friedl, a cargo de la secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado, aclaró que los resultados obtenidos, si bien son muy alentadores, no pueden ser extrapolados al resto de las plantaciones forestales  de la provincia, ya que hasta ahora se analizaron solamente los residuos dejados por forestaciones de mucha edad y estimó que cuando comiencen a relevar cosechas practicadas sobre plantaciones de menor edad, se obtendrán números menores.

“Inicialmente enfocamos áreas de cosecha tala rasa donde suponemos que está la mayor cantidad de esos residuos, avanzaremos en las otras actividades en la medida en que los resultados así lo justifiquen”, dijo el especialista en el marco de la presentación del Informe Técnico del Área Forestal.

 

Objetivos

Friedl explicó que la investigación se propone “cuantificar la oferta de los residuos de las operaciones forestales de cosecha y de raleo de reforestaciones de especies implantadas difundidas en la provincia y estimar parámetros estadísticos relacionados a especies, edad, edad del raleo, altura de corte. La idea es que tengamos un valor promedio para pinos, eucaliptos y araucaria, que son las de mayor superficie implantada en la provincia”.

El desafío es determinar la cantidad de biomasa aprovechable como insumo energético y el posible impacto de su uso en el ciclo de nutrientes del suelo. Ocurre que la falta de información en ese sentido no permite el desarrollo de estrategias en relación a la búsqueda de nuevas fuentes de energía vinculadas a residuos de las forestaciones.

Una vez cuantificada y caracterizada la oferta de residuos que dejan las cosechas y raleos forestales, se podrán resolver cuestiones técnicas que tienen que ver con los mecanismos de recolección y transporte de los residuos.

 

Resolver la ecuación costo/beneficio

El trabajo que lleva adelante el equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales, se propone no solo cuantificar los residuos forestales aprovechables para  la generación de energía, sino también tomar en cuenta la viabilidad económica de utilizarlos.

Para ello tomarán en cuenta el valor del material que queda disponible luego de operaciones de cosecha y raleo, tomando como referencia el precio del chip leña, y restarle costos de recolección, carga y transporte.

“Buscamos establecer un balance de energía. Si yo tengo residuos que tienen energía, pero para recogerlos y trasladarlos, también tengo que gastar energía, hay que hacer un balance para saber qué resulta de esto”, analizó Friedl.

Aseguró que también se tomará en cuenta el costo en materia de pérdida de nutrientes para el suelo, que genera la recolección de residuos. “Cuando saco esas ramas y trozos de madera que quedan en el suelo, estoy retirando elementos que van a aportar nutrientes a la tierra, entonces tenemos que saber cuánto costaría la reposición de esos nutrientes al suelo, es un valor que también tiene que estar en la ecuación”, explicó el investigador.

 

 

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