Terapia de pareja: el diván también es para novios y jóvenes que conviven

Era el último recurso de parejas casadas que acumulaban años de convivencia; hoy la «consulta familiar» se hace mucho antes y por problemas menores.

Un clásico: ella, digámosle María, quería casarse. Él, Tomás, detestaba la presión. Tenían 28 años, hacía dos que estaban juntos y mientras planeaban «dar el salto», Tomás le planteó a su novia que no sabía si quería seguir adelante. Ni siquiera sabía si quería estar con ella. Después de meses en el limbo, Tomás optó por seguir juntos y casarse, pero María impuso una condición: terapia de pareja.

El diván para dos antes era visto como un terreno exclusivo de los casados, aquellos que acumularon décadas de convivencia. Hoy, en cambio, es una práctica requerida por los jóvenes de entre 20 y 30 años, que prefieren anticiparse a los problemas.

Son protagonistas de una era en la cual la psicoterapia anida en todo ámbito vital, incluso en la televisión y el cine. En estos días, en Estados Unidos hace furor la segunda temporada del reality show Couples Therapy , que sienta en el diván a parejas famosas.

«Por suerte la consulta por algún problema en una relación sentimental es algo cotidiano. Han caído prejuicios acerca de la edad y el momento para consultar», celebra la licenciada Esther Any Krieger, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Cristina Benchetrit, psicóloga especializada en terapia familiar y de pareja, sugiere que esto se debe a «la difusión de la psicología en los medios». «Hay más parejas jóvenes que consultan, aunque no necesariamente por grandes problemas, sino que a veces buscan entenderse mejor. Indagar en modos y técnicas para sobrellevar conflictos», señala.

Enmarcada en una tendencia global hacia el wellness (bienestar), según Benchetrit, la pareja joven aspira a «estar cada día mejor y no espera a que estalle el problema, sino que se anticipa para que el roce cotidiano no mate el amor».

 

ANTES DEL «SÍ QUIERO»

Casarse o convivir es un paso crítico. «Muchas parejas consultan ante inhibiciones y fobias de alguno o de ambos, que impiden ese progreso», asegura la licenciada Krieger. Sufren vértigo ante el compromiso, temen perder su individualidad. Krieger avisa que conviene consultar, porque, como en el caso de María y Tomás, «la mayoría de las veces se pone el punto de conflicto en otro lado y se pierde de vista que el eje es afianzar la relación».

El pasaje de la convivencia al casamiento también puede acarrear pormenores. «El acto simbólico de dar el sí puede disparar crisis o anular el deseo», advierte la psicoanalista.

Al consultorio de la licenciada Josefina Rabinovich, sexóloga y terapeuta de parejas, llegan enamorados que quieren resolver algunos cortocircuitos sexuales antes de pasar por el Registro Civil. «A veces, alguno de los dos pone como condición para casarse solucionar primero esta cuestión. Entonces, trabajamos con «tareas» para el hogar, además de conversar en las sesiones, para ir aumentando el placer de ambos, con mayor diálogo y acercamientos progresivos sin exigencias», describe.

Estos no son los únicos motivos de consulta de los jóvenes. Otras razones frecuentes son las dudas sobre el amor del otro o el propio, las infidelidades, un embarazo no planeado, problemas de comunicación, celos, las relaciones familiares (cuñados, suegros, hijos de parejas previas) y la distribución de tareas en el hogar.

 

NO SOS VOS, NI SOY YO: ES EL CONTEXTO

Para la licenciada María Dolores Dimier de Vicente, profesora del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, el contexto suele conspirar en contra de las parejas jóvenes: «El ritmo acelerado y las exigencias laborales llevan al cansancio y al estrés, que irrumpen en los ámbitos más íntimos y desgastan el vínculo».

Al respecto, Benchetrit relata: «Muchos consultan no porque duden de sus sentimientos, sino porque el sistema en el que viven afecta su vida diaria. En esos casos hay que recuperar los valores que los unen, que parecen borrados detrás de necesidades circunstanciales», resume.

 

DEMOLIENDO MITOS

Desde la sesión de terapia de Brad Pitt y Angelina en “Mr. & Mrs. Smith”, hasta la más reciente “Qué voy a hacer con mi marido” de Meryl Streep y Tommy Lee Jones, la presencia de la terapia de pareja en las pantallas ayuda a que deje de ser tabú. «Muestran posibilidades que luego la gente se anima a probar, actúan como des-sensibilizadores de temores», afirma la licenciada Rabinovich.

Uno de los mitos que se está derrumbando es que este tipo de terapia conduce a una separación. «Es al revés, favorecemos la no disolución», afirma Krieger.

«Es interesante que el solo hecho de conversar frente a una tercera persona, que los escucha a ambos, que pregunta desde un lugar equidistante, desde el desconocimiento, hace que la pareja se escuche diferente y ahí puede empezar a cambiar», agrega Rabinovich. Destaca que es más probable que puedan darle un giro a la relación «cuando ambos desean comprometerse con algún cambio, cuando pueden hacer y cumplir nuevos acuerdos, y descubrir que eso los hace más felices».

 

(lanacion.com)

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas