Legado Regional: El futuro está en buenas manos

Con una fiesta popular rebosante de emotividad, el programa de reivindicación cultural llegó  a su fin. Más de 70 jóvenes y una gran cantidad glorias del folklore misionero dieron forma a la gran fiesta final en el Centro del Conocimiento. 

Luego de una maratón que los llevó a lo largo y ancho de la provincia seleccionando lo mejor de la música y danza de acá, Legado Regional llegó  a su fin con un espectáculo que dejó bien claro que el futuro de la cultura musical misionera está asegurado para las próximas generaciones; y ese mismo piso del Teatro Lírico que sintiera tantas veces el paso de cisnes humanos y los sonidos de la música “culta”, sintió la adrenalina del chamamé, el embate de botas zapateando y vibró a puro sapucay.

 

 

El show tuvo dos etapas que compitieron en emotividad y calidad artística. La primera parte estuvo dedicada a homenajear a los precursores, los que, precisamente, se encargaron de forjar esa cultura que hoy Legado Regional se ha encargado de rescatar. Un documental con testimonios de las glorias del chamamé fue el encargado de abrir la noche cálida en el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento. Historia viva en formato audiovisual. Luego fue el turno de lo que bien se podría denominar “seleccionado del chamamé”: Moncho Nuñez, padre de los laureados Marcos “Chavo” Nuñez y Juan “Pico” Nuñez, en acordeón; Carlitos Acuña y don Ricardo Meza en guitarras, y la voz de Lalo Doreto cantándole a Ñanderetá. Luego llegó ese personaje casi de ficción a lo Tarantino pero más misionero que el Teyú, don Ramón Méndez y sus recitados sentidos como pocos y contados como nadie.

 

 

En el nombre del padre

El promedio de edad y el kilometraje recorrido por los artistas sobre el escenario daba para dar un par de veces la vuelta Posadas-San Antonio, allí comenzó a aparecer la segunda generación de consagrados. Blas y Ernesto Martínez Riera hicieron honor al gran “Blasito”, “un viejo bravo y profundo como Yupanqui”, según relatara el Chango Spasiuk en alguna oportunidad refiriéndose a Blas Martínez Riera, uno de los motores del inolvidable Cuarteto Santa Ana de don Ernesto Montiel. Siguiendo con esa generación de “herederos del Legado”, fue el turno de los Hermanos Britez, que fueran Revelación del último Festival del Litoral.

 

 

Siguiendo con la sangre de la sangre, fue el turno de Nico Encina, sobrino de Moni Encina, que junto a Susana Villaba regalaron a un Teatro Lírico desbordante de gente una inolvidable versión de “Octubre en Misiones”, de Luis Pérez. Allí llegó “La Calandria” de Sergio Tarnowski y su gigante acordeón negro. Visualmente impresionante y musicalmente perfecto. Sin vueltas. Tampoco hay muchas vueltas para darle a la interpretación de los Hermanos Nuñez. Pico y Chango son la proyección de la música misionera hacia el exterior, siguiendo los pasos del maestro Raúl Barbosa y el Chango Spasiuk. Su reciente nominación al premio Carlos Gardel es sólo el comienzo de lo que seguramente será una larga trayectoria de premios y gloria musical.

 

 

El futuro ya llegó

La segunda parte de noche estuvo dedicada a lo que vendrá. El futuro de la música y la danza de acá. 74 niños y jóvenes de toda la provincia que en base a mérito propio se han ganado un lugar en esta gesta impulsora de la cultura local. Estos jóvenes que, en muchos casos, por primera vez se enfrentaban a un público numeroso y, seguramente, nuca lo hicieron con tamaño despliegue de sonido e iluminación.

Los jovencitos demostraron que tienen pasta de artistas, y la concurrencia disfrutó del carisma y calidez de pequeños grandes virtuosos que todavía nada saben de lo que es ser un profesional. Puro pasión y sueños desplegados. Sueños que serán debidamente apuntalados con el programa de becas (económicas y de estudio) para que el año que viene puedan desarrollar todo su potencial mediante un programa de estudios desarrollado por el grupo de artistas que se desempeña en el Centro del Conocimiento.

 

 

Desde Apóstoles a San Antonio, pasando por Montecarlo, San Vicente, Puerto Esperanza, San Ignacio, Puerto Piray y Posadas también. El Legado regional recorrió la provincia buscando los herederos de ese legado cultural de todos los misioneros. El espectáculo vivido no deja mentir, el futuro está en buenas manos.

 

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