Obispo Martínez: “Peregrinación a Loreto”

En su carta del domingo monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas nos recuerda que es un día muy importante porque estamos celebrando a San Roque González, junto a  San Juan del Castillo y San Alonso Rodríguez, con nuestra peregrinación a la casa de nuestra madre el centro de Espiritualidad de Loreto.

“Peregrinación a Loreto”

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

para el trigésimo tercer domingo durante el año

(18 de noviembre de 2012)

 

Este domingo es muy importante porque estamos celebrando a San Roque González, junto a  San Juan del Castillo y San Alonso Rodríguez, con nuestra peregrinación a la casa de nuestra madre el centro de Espiritualidad de Loreto. En este año de la fe queremos expresar como pueblo de Dios en la Diócesis de Posadas y Misiones, nuestra fe y comprometernos a seguir a Jesucristo  el Señor, que es “el camino, la Verdad y la vida”. En la celebración central en la Santa Misa a las 9 horas, proclamaremos solemnemente “el Credo” y celebraremos a los santos que supieron ser testigos de la fe y nos invitan a la santidad  como clave principal de nuestra acción evangelizadora en este inicio del siglo XXI.

En este domingo como cada año miles de peregrinos nos encontraremos en Loreto. Nuestro centro de espiritualidad no es sólo un templo, también implica la memoria y el presente de todo un espacio religioso. La capilla de la Virgen de Loreto, con la espiritualidad de la Sagrada Familia de Nazareth, el camino procesional del monte Calvario, así como el templo mayor y abierto de los mártires y de la memoria de las Misiones. Ahí renovaremos nuestra fe y compromiso evangelizador.

 La vida y el martirio de nuestros Santos de las misiones, y la beatificación en pergamino, Buenos Aires de la Hermana María Crescencia, nos motivan a agradecer a Dios el gozo del Don de la Fe y expresar como en aparecida: “En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un Don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.” (DA. 28-29)

Aquí una breve reseña de San Roque González como recuerdo, e invocación para que especialmente Él, así como los otros Mártires y tanta gente que fueron testigos de la fe, nos convoquen a que nosotros también seamos Santos y constructores de una Patria de hermanos y una tierra en la que podamos vivir en esperanza.

Roque González de santa Cruz nació en Asunción del Paraguay en 1576, de padres españoles. Fue uno de los primeros sacerdotes criollos. Ordenado en 1598, fue enviado hacia las sierras del Mbaracayú donde los encomenderos explotaban a los indígenas en los yerbales, asumió después el Curato de la Catedral de Asunción. Comenzó la prédica entre los guaycurúes y grupos guaraníes desde la época de su noviciado, pero su prueba decisiva la constituyó el trabajo en la reducción de San Ignacio Guazú, fundada por el P. Lorenzana en 1610. Allí Roque González realizó tareas de constructor, según la Carta Anua de 1615, “el mismo en persona es carpintero, arquitecto y albañil; maneja el hacha, labra la madera y la acarrea al sitio de construcción enganchando él mismo, por falta de otro capaz, la yunta de bueyes”. A fines de 1614 se encamina hacia el río Paraná para fundar nuevas reducciones; el 25 de marzo de 1615 funda Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa, en la actual Posadas. Aquí Roque, sus compañeros y los indios sufrieron las peripecias del hambre primero y la peste después; fueron socorridos por los religiosos franciscanos desde Corrientes y más tarde la reducción se trasladó a la otra orilla con el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación. En este tiempo Roque realizó una excursión por el Río Paraná, probablemente hasta la desembocadura del Iguazú. En 1619 llega a la región del Río Uruguay donde a pesar de las dificultades y resistencia de los indios pudo fundar Concepción. Consolidada esta reducción se convirtió en madre de otras en la región. Al otro lado del río funda Nuestra Señora de la Candelaria, destruida por indígenas enemigos cuando se ausenta Roque al ser designado Superior de los nuevos pueblos. Se interna luego en el Tapé donde funda en 1622 el pueblo de San Nicolás de Paratiní. Afianzada esta fundación, se dirige con el P. Pedro Romero hacia el norte para fundar Candelaria de Caazapaminí en 1627; aquí queda el P. Romero. Roque, en tanto, continúa junto a Juan del Castillo hacia las selvas del norte de Jyui Grande donde establece la reducción de Asunción del Jyui el 15 de agosto de 1628, que deja a su compañero. Finalmente Roque funda el pueblo de Todos los Santos del Caaró el 1 de noviembre de 1628, en ella hallarán la muerte pocos días después.

 

Un saludo cercano y hasta el próximo domingo.

+ Mons. Juan Rubén Martínez Obispo de Posadas 

 

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