Trata: Susana Trimarco reiteró su pedido de analizar “que hacer con los clientes”

La titular de la Fundación María de los Ángeles y madre de Marita Verón, desaparecida tras ser secuestrada por una red de prostitución el 3 de abril de 2002 en Tucumán reiteró la necesidad de que se analice con fines de legislar sobre que actitud se toma frente a los clientes. Luego de remarcar que “sin clientes no hay trata”, la mujer sostuvo a modo de ejemplo que en Estados Unidos se multa a quienes busquen a trabajadoras sexuales, identificándolos incluso con la chapa patente de los vehículos que manejan, y que esta metodología tuvo un impacto positivo mermando incluso la reincidencia. Dijo que hay voluntad de parte de la organización a su cargo y de miembros del gobierno provincial para abrir una sede de la fundación en Misiones.

 

La historia en primera persona

 

Lejos de mostrarse abatida por tantos años de lucha y constante búsqueda de su hija, volvió a contar su experiencia ante el atento auditorio que la escuchó en el Hotel Julio César. Así relató que esa mañana del 3 de abril de 2002 Marita le había manifestado que iría por el lapso de no más de una hora al hospital a ponerse un DIU. Con ese buen tino que sólo tienen las madres, alentó a su hija a que hiciera lo que debía mientas que ella velaba por Micaela, su nieta que quedó en la casa.

Pasaron las horas y Marita se retrasó, si bien junto a su marido en principio no sospecharon anda raro salvo algún contratiempo inesperado, jamás imaginaron el infierno que comenzarían a transitar y que aún hoy, muchas veces parece más vigente que nunca.

Ni bien descartaron que Marita había sufrido un accidente, buscaron con quien iba a encontrarse, una enfermera llamada Patricia Soria, quien le había dicho a Marita que ella tenía en el hospital un novio que podía agilizar su requerimiento. Pese a que sobre ese sitio ya había un halo de sospecha por la sucesión de casos donde aparentemente fallecían por causas naturales bebitos que luego no se los enseñaban a sus padres y había estado bajo la lupa por supuestos robos de bebe, Susana nunca creyó que su hija sería víctima de una red mafiosa de la cual la enfermera formaba parte.

 

Luego de recorrer hospitales y comisarías donde no querían tomarles la denuncia porque Marita tenía 23 años o aduciendo que era mayor de edad y que estaría con algún novio, el matrimonio logró mediante presiones dar con Soria quien finalmente les había dado la dirección de su supuesto novio, quien era ni más ni menos que otro eslabón en la mafiosa red de prostitución que operaba no solamente en Tucumán sino también en La Rioja y otras provincias aledañas. Todo se enrarecía a medida que pasaban las horas, Marita no aparecía y de a poco se iba desmarañando un mundo desconocido donde se hallaron complicidades entre la policía, el gobierno de turno y la justicia.

 

Recién al tercer día hubo un llamado anónimo y la primera pista que Susana consideró clave. Una chica, trabajadora de la calle se comunicó con ellos para contarles que había visto cómo a su hija la habían raptado unos hombres e introducido en uno de los remises 5 Estrellas, propiedad de la familia Ale. “Esa remisera era justamente la que tenía un convenio con el gobierno para hacer las veces de veedores de la ciudad, ya que contaban con más armas y vehículos que la propia policía tucumana. La mafia estaba metida en la Casa de Gobierno y en la policía donde  no me querían tomar la denuncia porque no tenían papel o porque no recorrían porque decían que no tenían nafta”, agregó.

 

Su relato prosiguió hasta el quinto día de desaparición donde comenzaron las marchas compuestas por toda su familia y amigos de Marita. “Ahí causa impacto el caso. En esos días recibimos un llamado con información de esta chica prostituta que afirmaba que a mi hija la habían vendido por 2.500 pesos y droga para llevarla a La Rioja con fines de explotación sexual. Yo no creía pero esta mujer dijo a mi me hicieron lo mismo a los 14 años. Yo casi no le creía porque mi hija no tenía amistades ni nada de eso y sólo Dios sabe y me perdonará por no haberle creído. Con mi marido y Micaela en los brazos buscamos y caminamos y fuimos por cielo y tierra luchando contra la policía que también estaba metida y los 3 poderes del Estado. Me acusaron de puta, a mi marido de violador y me quisieron matar varias veces porque me estaba metiendo en el negocio de ellos. Recibía llamados que me decían  ´puta te vamos a destruir ´ o ´te vamos a matar y vamos a llevarle a tu nieta ´o ´con la plata que hace Marita le pagamos a la policía´”, contó.

 

En 2010 murió Daniel Verón, padre de Marita, para Susana el no pudo soportar la ausencia de su hija y las constantes agresiones de las que eran objeto su familia. “El amor que le tengo a Marita es más fuerte y poderoso que todas las mafias a las que me enfrenté y me enfrento en el juicio. Eso esta mal y por favor a los jueces que no cometan los mismos errores que los jueces de Tucumán. Yo me tengo que aguantar estar sentada con 13 de los 25 delincuentes que secuestraron y torturaron a mi hija y eso es dolorosísimo. Pasan y me codean o se ríen diciendo barbaridades. Cuando yo le enfrentaba en el careo con toda la fuerza a esta mujer y los demás que tienen como tres declaraciones diferentes el juez me preguntaba por el tamaño del local comercial que tenía Marita sin que eso tuviera algo de relevancia. Pero yo no me voy a callar porque tengo fortaleza y se que estas personas no tienen corazón”, agregó.

 

Recordó también al juez que por una palabra, por un tecnicismo atrasó un allanamiento y donde días después al concretarlo, hallaron una chica que manifestó haber estado con su hija contándole detalles inclusive pidiéndole ayuda desesperada para que la rescataran del lugar.

 

El juicio hoy

El proceso en el que se juzga a 13 acusados por los delitos de privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución en perjuicio de la joven tucumana entra en su etapa final. El cronograma completo.

 

Según publica el diario 24.com tras varios meses de audiencias y de sortear contratiempos, la Sala II de la Cámara en lo Penal de Tucumán dará inicio el próximo lunes a las audiencias de alegatos en el juicio oral por la desaparición de María de los Ángeles Verón.

 

A partir del día 6 de noviembre el Tribunal fijará la fecha y hora en que comenzaran los 13 imputados a hacer uso del derecho de sus últimas palabras.

Una vez finalizado el uso de ese derecho si lo hacen valer, el Tribunal entrará a deliberar en sesión secreta y procederá a dictar el fallo respectivo.

 

Días atrás hubo momentos de extrema tensión en el juicio cuando se realizó un careo entre la madre de la joven, Susana Trimarco, y la enfermera Patricia Soria, al punto que el tribunal debió llamar al orden a las partes en varias oportunidades.

 

Según publica el diario Los Andres, el tramo más intenso del careo se produjo cuando Trimarco acusó a Soria, quien es testigo en la causa, de «haber entregado» a su hija a una red de proxenetas.

 

«Sos una atorranta, una cara dura sin escrúpulos. ¿Cuánto te pagaron por entregar a Marita? ¿Por qué no colaboraste cuando te busqué? Tenés una vida oculta, siniestra, y pido a la Justicia que te investigue. íDevolvé a mi hija!», le reclamó casi a los gritos Trimarco, e insistió en que la enfermera sería «la punta del ovillo» del secuestro de la joven Verón.

 

Por su parte, Soria aseveró que Trimarco le comentó «que no iba a permitir que Marita siga con ese vago, por David Catalán», la pareja de entonces de la joven y padre de su hija Micaela. Además, la enfermera aseguró a la madre de Marita que fue una «buena vecina» y que incluso atendió a su nieta cuando estaba enferma.

 

Tras el cruce, Trimarco dijo a la prensa que no se va «a dejar avasallar por ningún delincuente». «No les tengo miedo, y si no tengo paz yo, no van a tener paz ellos», manifestó.

 

La presencia de Trimarco en la sala de sesiones del tribunal genera un visible nerviosismo entre los 13 acusados, que reaccionan con críticas y comentarios contra la madre de Marita. Tras el careo, pidió la palabra María Jesús Rivero, imputada por el secuestro y la retención de Verón, antes de su supuesto traslado a un prostíbulo riojano.

 

«Entiendo el dolor de Trimarco y la acompañé en su búsqueda por varios meses. Ella tiene el poder para tratarnos de delincuentes, pero no respeta que somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, falta a la verdad. Hace ocho años que callo y ahora quiero decir mi verdad», afirmó entre lágrimas.

 

Rivero rechazó supuestos vínculos con el poder en la provincia, aunque admitió que conoce al ex vicegobernador y actual legislador Fernando Juri porque es socio del Club San Martín, dijo, y tiene un palco como ella, pero negó que sean amigos.

 

«Yo no tengo vínculos en las cúpulas de poder, Trimarco los tiene y pidió a la Presidenta (por Cristina Fernández) que interceda para que nos condenen», aseveró.

 

También intervino ante los jueces otro de los acusados, Alejandro González.

«En mi vida he visto a Marita, estoy perdiendo el trabajo y a mis hijos por esto y pido Justicia», manifestó.

 

En un cuarto intermedio, también se expresó Irma Lidia Medina, acusada de manejar burdeles en La Rioja en los que habría estado Marita.

 

«Lo único que hace (Trimarco) es currar. Ahora la hace currar a la nieta. En vez de andar recibiendo premios, que se saque la careta, porque ella es la más sinvergüenza», denunció, mientras que su hijo, José Fernando «Chenga» Gómez, otro de los acusados, asentía y sumaba críticas a la madre de Verón.

 

 

 

Se juzga a 13 personas por los delitos de privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución en perjuicio de la joven tucumana, desaparecida en el año 2002.

 

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