El juez Acosta se apartó del caso Angélica porque uno de sus hijos fue mencionado por testigos

Juzgado de Puerto Rico. (Foto Ricoencontacto.net)

Juzgado de Puerto Rico. (Foto Ricoencontacto.net)

La joven de 14 años fue brutalmente asesinada hace casi un mes en Puerto Rico. El juez Ector Acosta resolvió ayer apartarse de la causa ya que testigos volvieron a involucrar a uno de sus hijos como posible partícipe del hecho. Asumió en su lugar el juez Correccional y de Menores Osvaldo R. Lunge. La familia de Angélica, disconforme con el juez había pedido que lo aparten de la causa. Ayer hubo una nueva marcha para pedir justicia.

 

Según Publica el diario digital Puerto Rico Ahora, el testimonio de un suboficial y de un alto oficial de la Policía, involucra como sospechoso del asesinato de la joven Angélica Ramírez, a uno de los hijos del juez Ector Acosta, quien investigaba el caso. Esto, terminó desatando un escándalo en torno a la causa y se llevó puesto al magistrado, quien a última hora de la tarde de ayer se inhibió y el expediente pasó a manos del juez Correccional y de Menores, Osvaldo Rubén Lunge.

 

A tres semanas del macabro hecho, una nueva marcha de los vecinos recorrió las calles de Puerto Rico para reclamar justicia. En el marco de la investigación, declararon dos policías; un suboficial y al Jefe del Comando Radioeléctrico. Estos dos funcionarios policiales tenían desde el comienzo de la causa datos que sindicaban como sospechoso a uno de los hijos del Juez Ector Acosta, quien hasta ayer investigaba el asesinato, ya que en horas de la tarde, se conoció su inhibición del caso. Acosta fue reemplazado por juez Correccional y de Menores, Osvaldo Rubén Lunge.

 

Parentesco

Lunge tiene desde ayer en sus manos la responsabilidad de esclarecer uno de los asesinatos más horrendos de los últimos tiempos en la provincia, y aunque se conoció que es padrino de otro de los hijos de su colega Acosta, (tiene dos hijos varones) aseguró que no se apartará de la causa. El señalado por los testigos, es el menor de estos jóvenes, quien hace una semana dejó de frecuentar los lugares de la ciudad donde habitualmente se lo encontraba.

Los policías que declararon citaron también a tres personas más, un peluquero, un empleado municipal y el hijo de un conocido comerciante de la localidad.  Estas personas y el hijo del Juez se reunían habitualmente en una casa alquilada en el Barrio Lomas del Mirador.

 

Más testimonios

A las declaraciones de los policías, se suma la de un testigo del barrio Lomas del Mirador quien aseguró haber visto a Angélica Ramírez en ese barrio la noche de su muerte, cerca de las 22 horas.

Se supo que un Prefecturiano, quien tenía contacto con Angélica Ramírez, en los días previos a su muerte, mantuvo contacto con ella a través de la línea 106. Este dato no es menor, si se toma en cuenta que la Fiscal del caso, había solicitado unas pruebas para contrastar la mancha de aceite encontrada en el lugar donde fue hallada la menor, con el aceite de la motocicleta propiedad del prefecturiano. Pero el Juez Acosta, no avanzó en esa línea investigativa. Ahora el nuevo magistrado a cargo debe dar curso a ese pedido.

 

El hecho

A Angélica Ramírez la mataron con cuatro garrotazos en la cabeza, uno de los cuales le fracturó el cráneo.  Como ante semejante saña y alevosía aún respiraba, el o los asesinos le hundieron la boca y nariz en la tierra, tomada de los pelos, hasta sofocarla definitivamente. Por eso los investigadores encontraron mucho barro en la cara de la joven, producto de la mezcla de sangre que le emanaba de la cabeza y la tierra, encontrando el mismo elemento en sus vías respiratorias.

El garrotazo que la dejó al borde de la muerte impactó arriba de su oreja derecha, en la región parietal y fue el que le causó la fractura. Antes le habían asestado otros tres garrotazos en la cabeza, sobre el ojo izquierdo y en la región occipital. Tenía además un hematoma en el ojo derecho.

Quienes tratan de dilucidar el caso, tienen la certeza de que la asesinaron en ese lugar. Angélica habría descendido de un automóvil, cuyas huellas quedaron en el escenario del crimen. Allí le pegaron una trompada en la mandíbula y otra en la nariz, para posteriormente someterla a los garrotazos. Precisamente esta madera, de pino, fue hallada en el lugar, partido en cuatro trozos, todos con muestras de sangre y cabellos de la víctima.

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