Carta del Obispo de Posadas Monseñor Juan Ruben Martinez

Este mes esta especialmente dedicado a las misiones, a la oración y reflexión sobre la dimensión misionera que es la razón de ser de la Iglesia. El próximo domingo de hecho celebramos la jornada mundial de las Misiones. El Santo Padre anualmente nos envía un mensaje; el de este año se denomina “llamados a hacer resplandecer la Palabra de Verdad”.

Este mes Misionero tiene la peculiaridad de coincidir con la celebración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II, la apertura del año de la Fe y el Sínodo de los obispos sobre la nueva Evangelización, uniendo el gozo del don de la Fe y la necesidad de proclamarla hasta los confines del mundo.


El Papa en su carta nos dice: “Hoy esta visión (la dimensión misionera) no ha disminuido, sino que por el contrario, ha experimentado una fructífera reflexión teológica y pastoral, a la vez que vuelve con renovada urgencia, ya que ha aumentado enormemente el número de aquellos que aún no conocen a Cristo: “Los hombres que esperan a Cristo son todavía un número inmenso”, comentó el beato Juan Pablo II en su encíclica Redemptoris missio sobre la validez del mandato misionero, y agregaba: “No podemos permanecer tranquilos, pensando en los millones de hermanos y hermanas, redimidos también por la Sangre de Cristo, que viven sin conocer el amor de Dios” (n. 86). En la proclamación del Año de la Fe, también yo he dicho que Cristo “hoy como ayer, nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra” (Carta apostólica Porta fidei, 7); una proclamación que, como afirmó también el Siervo de Dios Pablo VI en su Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, “no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo: está de por medio el deber que le incumbe, por mandato del Señor, con vista a que los hombres crean y se salven. Sí, este mensaje es necesario. Es único. De ningún modo podría ser reemplazado” (n. 5). Necesitamos por tanto retomar el mismo fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en todo el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio”. 

 


Esta convocatoria va intensificar la dimensión misionera que realiza el Santo Padre en este año de la Fe, nos encuentra en nuestras Diócesis buscando caminos y animados por nuestro Sínodo Diocesano realizado en 2007. Los nuevos desafíos que se nos presentan en este inicio del siglo XXI y la búsqueda de respuestas evangelizadoras nos van capacitando para discernir no sólo los problemas de nuestra Iglesia local, provincia y región, sino a tener conciencia de las necesidades de nuestro tiempo y la dimensión misionera ad Gentes, que nos implica a todos.

 


El papa también señala sobre la misión “ad gentes”: “También hoy, la misión ad gentes debe ser el horizonte constante y el paradigma en todas las actividades eclesiales, porque la misma identidad de la Iglesia está constituida por la fe en el misterio de Dios, que se ha revelado en Cristo para traernos la salvación, y por la misión de testimoniarlo y anunciarlo al mundo, hasta que Él vuelva. Como Pablo, debemos dirigirnos hacia los que están lejos, aquellos que no conocen todavía a Cristo y no han experimentado aún la paternidad de Dios, con la conciencia de que “la cooperación misionera se debe ampliar hoy con nuevas formas para incluir no sólo la ayuda económica, sino también la participación directa en la evangelización” (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 82). La celebración del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización serán ocasiones propicias para un nuevo impulso de la cooperación misionera”.

 

Un saludo cercano y hasta el próximo domingo.                          Mons. Juan Rubén Martínez Obispo de Posadas

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