El hombre fue encontrado ayer alrededor de las 22 con signos de haber sido golpeado y maniatado. Lo vio en la calle un trabajador de un diario, quien le dio asistencia. Había desaparecido el miércoles a la noche. Hoy declarará ante la Justicia.
El testigo Enrique Alfonso Severo, quien ayer a la mañana debía declarar en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra, apareció con vida a última hora de anoche, en la localidad bonaerense de Gerli, partido de Avellaneda, muy cerca de su domicilio.
Severo fue hallado minutos después de las 22, con sus manos atadas con precintos, descalzo y con signos de haber sido golpeado por sus captores.
Fue encontrado por un trabajador de Diario Popular, quien le cortó los precintos, lo hizo entrar a su casa, lo asistió y llamó a la policía y a la familia de Alfonso. Luego fue trasladado hasta el Hospital Finochietto, en ese partido del sur del conurbano bonaerense.
“Está muy golpeado y shockeado”, relató poco después de conocerse la noticia su hijo Gastón Severo, desde el centro médico. Intervienen los fiscales Elvio Laborde y Alejandro Rojas.
El hombre, de 54 años, era intensamente buscado por la Policía Bonaerense, en medio de la gran repercusión que había causado su desaparición el miércoles por la noche, cuando se dirigía a visitar a su nieto
De acuerdo al relato de Fabián, el trabajador del periódico, Severo fue interceptado por una moto, con dos personas quienes, a punta de pistola, lo secuestraron cuando se disponía a bajar de su auto. El testimonio de Severo, que trabaja en la empresa Ferrobaires, se considera clave para avanzar en la investigación por el crimen de Ferreyra, asesinado hace dos años.
