La Marcha de las Antorchas representa «para el peronismo el dolor homenajeado en la calle por la pérdida de la Jefa Espiritual de la Nación, y también conductora del camino político del peronismo».
Este 26 de julio se conmemoran sesenta años del pase a la inmortalidad de la compañera y conductora del movimiento peronista, Evita.
Su fallecimiento en 1952 significó la pérdida más grande para el pueblo argentino; aunque seis décadas más tarde de su despedida, seguimos encontrando en sus palabras una vigencia total sobre las políticas argentinas hacia el camino a la justicia social.
Vemos que el peronismo continúa y se reescribe en la historia. Juan Perón y Evita se instalan en la escena nacional cuando sólo se hacía política desde los sectores elitistas en busca de beneficios personales e individuales. Llega entonces el peronismo para quedarse como una línea de pensamiento político que amplía los beneficios a toda la sociedad, principalmente a quienes más necesitaban del Estado: los pobres, los “cabecitas”, los descamisados.
Néstor y Cristina Kirchner supieron elevar nuevamente las banderas del movimiento nacional y popular, modificando en cada año el modelo económico en protección de la industria nacional, pero con políticas inclusivas capaces de integrar a toda la sociedad en su conjunto.
Es por eso que, como organización política, consideramos que Evita vive en cada política inclusiva que desarrolla el movimiento conducido por Cristina Fernández de Kirchner por el camino hacia una patria cada vez más justa, más libre, más soberana y más igualitaria.
