Resultados a la vista

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

Son momentos de estrechez. La economía dio sus primeras muestras de agotamiento en un contexto de crisis global que finalmente tuvo su impacto en la Argentina. Era algo previsible y no debe derivar en miedo, sino en acción para contrarrestar los efectos negativos. Al mismo tiempo que se reconoce una caída de la economía, el Gobierno está tomando medidas para salir del paso, como la construcción de viviendas a través de créditos hipotecarios, cuyos primeros sorteos ya se realizaron.

 

 

El impulso a la construcción con fondos previsionales empujará la creación o el sostenimiento del empleo en la construcción, y sostener el empleo es sostener el consumo, el gran motor del crecimiento desde 2003.

Según datos de la Cámara Argentina de la Construcción, reflejadas por la consultora Equis, la edificación de viviendas a través de los créditos hipotecarios financiados por la Anses, tendrá un impacto del 1,2 por ciento en el PBI.

 

 

Los estudios del departamento estadístico de la Cámara estiman un incremento de la inversión en construcción equivalente al 1,2 por ciento del PBI si se construyen 100 mil viviendas de 50 m2 cada una, calculando un costo promedio de alrededor de 5 mil el m2, lo que supondrá la creación o sostenimiento de alrededor de 60 mil empleos directos, a los que habrá que agregar los indirectos por el notable efecto multiplicador de la construcción.

 

 

La inversión es una de las palancas del desarrollo y ante el desaliento de los privados, más preocupados en el valor del dólar blue, el Estado se hace eje y cambia los ejes. En la Argentina acostumbrada a vivir pensando en el dólar, su valor oficial o en negro, en épocas de crisis, quien podía, ahorraba en dólares. Y se planchaba el consumo. Y se afectaba la economía, los puestos de trabajo y nuevamente el consumo. Todo va encadenado.

 

 

El Gobierno busca evitar que se repita el escenario que ya se ha padecido y pone trabas a la compra de dólares para el ahorro e induce a la pesificación de la economía. Quien insiste en comprar dólares blue, es porque tiene pesos black, evade o no puede justificar sus ganancias.

 

 

La construcción es uno de los principales sectores generadores de empleo y en los últimos días se escucharon voces temerosas por un parate devastador, con inmobiliarias cerradas y ladrillos sin movimiento.

 

 

Es un costado de la realidad ante la decisión de controlar la compra de divisas. Supuestamente, ante la imposibilidad de comprar dólares, nadie podría adquirir una vivienda, cotizada en esa moneda.

 

 

Hay otra realidad y la cuentan empresarios que se animan a romper la lógica impuesta por el conservadurismo financiero.

 

 

“Tenemos una moneda oficial que es el peso, no es el dólar, cuando vamos a comprar una bolsa de cemento, a comprar hierro, compramos en pesos, no compramos en dólares, pagamos los salarios en pesos. El furor o la fobia del dólar están impuestos en Capital Federal, pero no sucede en otras partes de Sudamérica. Brasil por ejemplo no tiene ese furor, se maneja con su moneda y la fortaleza de su moneda.  Lo que tenemos que hacer como argentinos es potenciar nuestra moneda”, explicó Guillermo Vázquez, de Consultora Misionera, que está a punto de empezar la construcción de una lujosa torre de 18 pisos a metros del centro posadeño.

 

 

Es decir, se puede invertir y se puede vivir en pesos. Solo falta la voluntad y la decisión cultural de hacerlo.

 

 

Las medidas tomadas en la Argentina se contraponen con las decisiones de otros países que sufren crisis similares a las de aquí hace una década.

 

 

Y los efectos son similares a los de 2001. Destrucción de puestos de trabajo, menos protección social, éxodo de jóvenes y más ajuste.

 

 

La imagen que es una réplica de la Argentina es la del largo peregrinar de miles de personas sin empleo en España, que terminaron en Madrid las “marchas de desempleados”, una iniciativa impulsada por grupos cercanos al movimiento 15-M. Las consignas fueron “el próximo parado que sea un diputado”, “los recortes a las Cortes”, o “dónde está, no se ve, el empleo del PP (Partido Popular)”.

 

 

En la Argentina de hoy, pasa otra cosa. Los últimos datos del Censo 2010, que acaban de ser procesados, indican que el 93 por ciento de las personas de más de 65 años tienen una jubilación, dato por demás relevante si se analiza el caso de Misiones: el 90,1 por ciento de las personas de más de 65 años recibe una pensión o jubilación, contra apenas el 55,4 por ciento de hace once años.

 

 

La cobertura de salud también creció exponencialmente, aunque todavía está por debajo de la media nacional. En Misiones se pasó del 42,20 por ciento al 56,40, cuando en el país el promedio es 63,9.

 

 

Es decir, de aquellos años en los que nada había, se pasó a un tiempo de mayor contención social. Y fue por la decisión de dotar al Estado de firmeza, de acción, de no mirar al costado ni pedir prestado.

 

 

Este es uno de los principales resultados de las políticas aplicadas en los últimos años, al igual que el crecimiento de la cantidad de chicos que asisten a las escuelas en todos los niveles y que llega a casi el cien por ciento entre seis y once años.

 

 

“Uno no puede transformarse en el relator de los problemas de las provincias, sino, debe resolver cada uno desde su posición”, destacó el gobernador Maurice Closs ante una pregunta sobre la situación financiera de las provincias, que estalló en Buenos Aires, que necesitó un abultado auxilio de la Nación para poder cumplir con sus compromisos esenciales.

 

 

“Cada gobernador tiene sus propios problemas. Atender la salud, la educación, la obra pública, el agro, la promoción del turismo, del trabajo”, insistió el mandatario desde Salta, donde además de realizar una intensa campaña de promoción del destino Misiones, se reunión con Juan Manuel Urtubey, otro de los mandatarios jóvenes del país.

 

 

La promoción del turismo también da sus frutos. El impacto de las Cataratas del Iguazú elegidas como una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo, se siente como nunca en Puerto Iguazú y zonas aledañas, que explotan de turistas desde hace diez días, con familias durmiendo en moteles y con largas colas para poder comer.

 

 

La ciudad no sólo está convulsionada por un inédito caudal de turistas, sino porque en horas arrancará la primera edición del Desafío Litoral, una de las pruebas del Dakar Series, con varios de los mejores conductores del mundo.

 

 

En lo que va del 2012 Misiones ha recibido un 25 por ciento más de turistas en relación al año pasado.

 

 

Y el desborde de la demanda registrada en Puerto Iguazú es un problema de los buenos. Queda demostrado que Iguazú necesita mucha más inversión en hotelería para los distintos poderes adquisitivos, pero también es la oportunidad para generar nuevos atractivos en los pueblos cercanos, que hasta ahora veían pasar los beneficios de las Cataratas sin poder absorber más que una mínima porción de lo que gastaban los turistas.

 

 

Está clara la posición. No se trata de tener un Estado contemplativo, que no se involucre con los problemas, como el porteño, que cada vez que debe resolver algo, caso la problemática de los subterráneos, deslinda responsabilidades en otros.

 

 

La contracara de contemplar es actuar. El modelo vigente en el país y en Misiones, actúa, toma decisiones, avanza, aún con eventuales retrocesos. Ante la carencia de créditos para fortalecer la inversión, la Nación obligó a los bancos a que presten a un nivel similar al que lo hacen las entidades estatales.

 

 

En Misiones se piensa en un esquema financiero que no sólo atienda las ganancias empresarias, sino que tenga un criterio social.

 

 

Por eso, comenzó a diseñarse un proyecto de creación de una banca pública, que no necesariamente reemplazará a las entidades privadas, sino que competirá y complementará en los sectores que hoy no califican para tomar un préstamo.

 

 

La idea está siendo esbozada y se presentaría en el Congreso, no como una iniciativa exclusiva para Misiones, sino para las demás regiones del país.

 

 

“Se trataría de una banca pública, con un perfil similar al de la recuperada YPF, con mayoría accionaria del Estado, nacional y provincial, pero con participación privada. Se dedicaría a dar créditos productivos y de infraestructura regional”, reveló una fuente oficial que está trabajando en el proyecto.

 

 

En paralelo, se mantienen gestiones para aumentar los créditos destinados a nuevos emprendedores, en una alianza entre la banca privada y el Estado, que subsidia las tasas para hacer más accesibles los recursos.

 

 

 

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