Pachano en el país de las Maravillas

El bailarín y coreógrafo paseó su cabaret de risotadas ante un teatro repleto (fueron dos funciones consecutivas). Con un vestuario espectacular, el mediático de bigotines y galera deleitó al público local.

No tan lejos del surrealismo propuesto por Lewis Caroll en “Las Aventuras de Alicia…”, en el fantástico mundo planteado por Pachano no hay conejos blancos ni reinas de corazones, pero sí hay mariachis, cactus, tango, salsa, tap jazz, bolero y hasta un poco de rap. «What a Wonderful World«, la inolvidable canción interpretada por Louis Armstrong, muta en un popurrí de María Elena Walsh.

 

Así de ecléctico es el cabaret de Pachano. Con mucho respeto pero gran desparpajo, el histriónico jurado de Tinelli muestra su faceta menos mediática pero más artística homenajeando a todas las influencias que rigieron sus ya 30 años de trayectoria. Así el público local tuvo pequeñas dosis de sus más recordados espectáculos, como los Botton Tap, Smoke, Dominó y Tangou, junto con nuevas creaciones, en donde se destacan los homenajes a Estela Raval y Valeria Lynch. Definitivamente, sólo en el maravilloso mundo de Aníbal Pachano logran convivir Bob Fosse con Donald y Pimpinela.

Apenas un escalón abajo en protagonismo encontramos a Sofía Pachano, a quien el estatus de “hija de” no parece molestar en lo más mínimo. Sofía baila, canta y actúa con una solvencia que demuestra por qué está dispuesta a cobrar vuelo por cuenta propia, ya que, según declaró, Smail es la última obra junto a su padre. Sofía estará un escalón abajo, pero lo que descolla, y por mucho, es la producción musical. Clásicos de siempre remozados y empalmados con la técnica el smash-up, Smail se convierte en un recorrido visual y, especialmente musical, de la historia moderna del espectáculo.

Con más de 100 años a cuestas, el Music Hall, ese género liviano y popular nacido en la Londres victoriana de finales del siglo XIX, recobra en Smail sus principales características. Entre lo barroco y lo risueño, justo a mitad de camino entre el surrealismo de Alicia en el País de las Maravillas y la magia del Cabaret se encuentra Aníbal Pachano, coreógrafo, bailarín, animador y freak.


 

NOS PONEMOS SERIOS
Lejos de la histeria televisiva cuando interpreta ese inefable rol de jurado mala onda en la pantalla de Tinelli, Pachano, al final de las casi dos horas de show, dedicó unos minutos para conversar con el público. Así, con un tono agradable, casi de compinche, el Sombrerero Loco se convierte en humano y pregona la solidaridad de todos hacia los enfermos con H.I.V.

 

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