Emprendedora de Montecarlo se prepara para lanzar delicatessen de arándanos

De la cocina pasará pronto a su propia fábrica de delicatessen.

De la cocina pasará pronto a su propia fábrica de delicatessen.

Gabriela Machel era enfermera profesional en Buenos Aires, y los caminos de la vida y la fortuna de tener a sus padres en Montecarlo, la llevaron a instalar una pyme en la cocina familiar, donde desde hace cuatro años elabora productos artesanales, como mermeladas, confituras y salsas con frutas misioneras: mango, papaya, mamón, maracuyá, ananá y la meta son los arándanos de San Pedro. Las delicatessen tienen salida como regalos empresariales o finas y delicadas atenciones. El fuerte culinario son los chutneys, un adherezo de origen hindú, agridulce donde la base es una fruta y otros ingredientes, como vinagre y azúcar.

Gabriela Machel reconoce los efectos que tuvo en el mercado su cocina habilitada hace 4 años, de tal forma que tuvo que ampliar e invertir en una nueva planta que ya está terminada, faltándole algunos detalles, para pasar a la producción exclusiva de sus productos artesanales únicos y distintos.

 

En el 2007 comenzaron con la idea de esta pyme, y había que aprender todo lo que se necesitaba del mercado, qué conocer y que mejorar, las capacitaciones para poder sacar un producto al mercado. Los primeros clientes de sus elaboraciones fueron amigos para simple atención, cena, o invitación  y llevarlas como souvenir.

 

Después sus propios clientes fueron los que compraban para souvenirs. Hoy la mayoría los productos artesanales están saliendo como regalos empresariales, “para la gente que quiere hacer una atención con lo fino, delicado y distinto”, recalca la emprendedora.

 

Los orígenes

En un año que prefiere no recordar, Gabriela tuvo un accidente en el cual se fracturó las cervicales y dejó la profesión de enfermera para “dedicarme a mí misma”,  y para ocupar su tiempo se dedicó al paisajismo, todo lo relacionado con el jardín y diseño de exteriores. Se divorció y “tuve necesidades distintas, ver qué iba a hacer en los tres meses en verano en Misiones porque como paisajista en Buenos Aires en esa época no se puede hacer nada”.

Fue así que se dedicó a trabajar junto a su familia en Montecarlo que hacía conservas, y ella le puso agregado de chutney, “que si bien hay muy poco en el mercado teníamos las frutas tropicales y teníamos que aprovecharlas”.

 Tiene tres hijos varones que aman estar en Montecarlo y la ayudan. También está trabajando actualmente con Hecho en Misiones y en julio tiene otro evento.

 

La nueva fábrica

Para la nueva planta de elaboración le está faltando terminar con pintura y en septiembre se puso como meta salir con los chutneys de arándanos de las plantaciones de San Pedro.

Busco que todos mis productos no tengan competencia directa, sino que sean exclusivos, agrega.

Por ejemplo elabora confituras de mango con mburucuyá, y asegura que sus productos tiene éxitos en Buenos Aires, con amigos o gente que ha recibido la atención y quiere repetirla, o se la llevan al exterior.

 

Por ahora trabaja con sus hijos y su madre y la idea es que cuando tengan la fábrica estará empleando en esos tres meses con productos de estación, entre cuatro y cinco personas más.

Para ingresar a dicha pymes dice que hace hincapié en que las personas tengan muchas ganas de trabajar, y para ello dice que capacitará a cada uno en su lugar que le corresponde.

 

 

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