Identifican las células que provocan el cáncer de útero

Una joven se vacuna contra el papiloma humano para evitar infecciones que provocan cáncer.

Una joven se vacuna contra el papiloma humano para evitar infecciones que provocan cáncer.

El descubrimiento podría ayudar en la prevención. Mueren 275 mil mujeres al año. Un descubrimiento científico sobre cómo y dónde se arraiga el cáncer cervical en el organismo podría llevar a una mejor prevención en el futuro. 

 

Y a cambios drásticos en el tratamiento de células precancerígenas. Investigadores de Estados Unidos y Singapur identificaron una población particular de células en una parte del cuello del útero que, cuando es infectada por el virus del papiloma humano (HPV), es responsable de la mayoría de los casos de cáncer cervical.

“Lo novedoso de la investigación –dice Silvio Tatti, profesor de ginecología de la Universidad de Buenos Aires y presidente de la Federación Internacional de Colposcopía– es que descubrieron una subpoblación de células que verdaderamente se infectan con el virus del HPV. Y ahora que se están haciendo pruebas con vacunas terapáuticas (están en la etapa 3 de eficacia clínica) las células blanco podrían ser éstas que acaban de descubrirse. Así, dejarían de usarse los tratamientos con rayos y con láser”, asegura Tatti. Es decir, estas vacunas, que van dirigidas exclusivamente a las células enfermas, combinadas con la certeza de cuáles son estas células, podrían ser un gran avance para combatir la enfermedad. El tiempo estimado de aplicación sería de 5 años.

El cáncer cervical continúa siendo una de las principales causas de muerte en los países en desarrollo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de 530.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de útero cada año en todo el mundo y que 275.000 mueren de esta enfermedad. Las muertes en el primer mundo, en cambio, ya no son tan comunes. La prevención y los tratamientos hicieron disminuir las muertes de cáncer en un 65% en las últimas cuatro décadas, según la OMS.

Christopher Crum, del Hospital Brigham and Women, y sus colegas de la Escuela de Medicina de Harvard y de la Agencia de Ciencia, Tecnología e Investigación (A-STAR) en Singapur, han presentado un estudio que fue publicado en la revista de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS). Los investigadores hallaron que las células donde el cáncer se arraiga están situadas cerca de la boca del cuello del útero, en una zona de transición entre el útero y la vagina, conocida como unión escamo-columnar. Esas células son los remanentes de la embriogénesis, que es el proceso de división celular y crecimiento que ocurre cuando el embrión se convierte en feto. Una población similar de células se ha encontrado ya en el esófago, en una zona de transición entre el tubo que transporta los alimentos y el estómago. Los investigadores esperan que más estudios puedan revelar si esas células están vinculadas a otros cánceres del VPH, como los que afectan el ano y la garganta.

Tatti explica que el descubrimiento y los cambios que podrían redundar en una gran mejora en los tratamientos de manera muy clara. “Esa zona de transición de la que hablan los investigadoras es la unión donde hay más recambio celular, por eso allí se facilita que estas células se infecten con el virus del HPV, que es el agente etológico del cáncer cervical. Es decir, es una zona geográfica de alto riesgo de ser invadida por el virus del HPV”.

A ello hay que sumarle factores externos sin relación con el metabolisimo ni el organismo, como el hecho de tener sexo con múltiples parejas o el tabaquismo.

“Lo cierto es que algunas mujeres, por sus características genéticas, en el tiempo pueden desarrollar cáncer de cuello uterino”, sigue Tatti. Y detalla las cifras que se manejan en la Argentina: 4.000 nuevos casos por año, con una edad promedio de 46 años. Pero hay un dato más preocupante: hay muchísimas más mujeres con lesiones precancerosas, y en ellas la edad promedio es de 28 años. A estas mujeres se les hacen tratamientos con radiofrecuencia o láser terapia. Son tratamientos que no ponen en riesgo la fertilidad.

 

Fuente: Clarín

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