Llegó a Posadas la madre que se reencontró con su hijo después de 33 años

«Estoy muy feliz porque logré mi sueño», reconoció Clara Vera, la mujer posadeña que encontró a su hijo gracias a un programa de la televisión porteña, alcontar quizás el momento más fuerte de su vida. Ayer llegó a Posadas para continuar con su vida, en la atención de su quiosco en la chacra 28, zona de la Rotonda, por calle 122, aunque con otra perspectiva por lo que la vida le devolvió.

El profundo abrazo que Clara Vera le dio a su hijo Diego frente a las cámaras de televisión, no fue más que el fiel reflejo de años de angustia contenida, de incertidumbre, de dolor. Pero también de una esperanza intacta que ni los tiempos de  dictadura militar logró palidecer.

Estoy muy feliz porque logré mi sueño. Así comenzó Clara Vera, la mujer posadeña que encontró a su hijo gracias a un programa de televisión, a contar quizás el momento más fuerte de su vida.

Para ella 1.979 no solo fue un momento de pleno proceso de dictadura militar, sino el comienzo de una larga búsqueda que tardó 33 años. En diálogo con Radio Libertad y Misiones On Line, contó que vive en Posadas, en la zona de la Rotonda y que el 26 de marzo una tarde mientras atendía su  kiosco, escuchó por televisión una historia, que era su historia.

 

“Siempre miré los programas que buscaban gente, y una tarde estaba atendiendo mi kiosco y escuché que había un chico que daba características de una clínica y que buscaba a sus padres biológicos. Lo escuché, me largué a llorar y mis hijos me preguntaban qué me pasaba. Les decía que miren la tele que ahí estaba mi hijo. Pero ellos no entendían porque yo nunca le conté mi historia, a nadie. Yo sentí que era mi hijo, cuando llamé a la producción del Canal América les decía que no hacía falta hacer un ADN que yo ya sabía que era su madre”.

El programa es “Los unos y los otros” que conduce Andrea Politti.  

 

“Yo me quedé embarazada en 1979 y quería dar mi hijo en adopción, porque tenía 17 años y no podía mantenerlo económicamente. Mi esposo estaba haciendo el Servicio Militar, me echaron del trabajo porque mi patrona me pidió que aborte y me negué. Encontré otro trabajo y mi nueva patrona me dijo que me iba a contactar con gente para que entregue a mi bebé en adopción. El día del parto, mi patrona me acompañó, pero de tanto dolor por la mala atención me desmayé. Cuando me levanto no tenía panza, entonces le pido al médico, (el doctor Gamón de la clínica Junín, ubicada por la misma calle que lleva ese nombre), para verlo al bebé y me responde: no se puede, las adopciones son así. Y nunca más supe nada del bebé. El médico murió hace algunos años. Desde ese momento lo busqué por las plazas, por la zona pero nunca supe nada de él, hasta que el 26 de marzo escuché la historia por la tele y me quebré. Llamé por teléfono, me hice el ADN y el resultado fue positivo”, narró aun con la voz algo quebrada de la emoción. 

 

 

“Para mi apropiador criar un hijo y un perro es igual”

Diego y su hermano Pablo tardaron un poco más en buscar su verdad. Hace casi dos años se decidieron a emprender la búsqueda de sus padres biológicos, sabiéndose apropiados, autodefiniéndose como tal.

También en diálogo con este medio, Diego describió sus emociones.

“Estoy tan feliz porque en 24 horas encontré a una mamá y me cambió la vida. Yo llegué a esto por mi hermano que siempre dudó de nuestro origen, entonces me hizo dudar a mí también. Yo asumo que fui hijo de un apropiador” cuanta y agrega, “le pregunté a Santiago Romeo Tomás José, (su apropiador) hace dos años cómo era nuestra historia, pero él no habla, solo me dijo que tuve tiempo de hacer la denuncia y que me acuerdo recién ahora. No habla pero da respuestas que incitan a la violencia.

Cuando la producción del Canal América lo va a buscar a Santiago a la casa, les dijo que no los atendía porque estaba muy enfermo, que los chicos (Diego y Pablo) estaban gorditos y bien mantenidos así que no tenían que quejarse de nada. “Para él criar hijos y criar perros es lo mismo”, reflexionó Diego.

“Cuando la ví a mi verdadera vieja, fue raro, tenía ganas de reír y llorar. Fue un baldazo de agua fría y la abracé. Pero a su vez es tener que construir una historia con alguien lejano. Por suerte ella es joven, tenemos muchos mates y momentos para compartir, deseo que vuelva a sonreír porque la vida sigue”.

Finalmente el relato se hace aun más profundo cuando Diego revela que Misiones siempre estuvo en su destino.  

“Yo ya vine a Misiones, cuando era chico vine a buscar a mi hermana, (la hija de sus apropiadores), que fue entregada en adopción”.

Su madrina, es la abogada que hacía de nexo para que se concretaran las entregas de los bebés. “Está todo mal con mi madrina, deja mucho que desear. Mi hermana es Cecilia, y ahora vive con sus padres, como una empleada doméstica no paga. Ahora me doy cuenta de que por esas cosas del destino, siempre estuve rodeado de misioneros. Misiones siempre estuvo dentro mío. Incluso sin saber que Clara era mi mamá iba a venir a Misiones porque sentía que acá podía encontrar mi verdad”.

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