«Allaité» comenzó a brindar sus servicios justo el Día de la Patria, el 25 de mayo pasado, siendo un lugar para eventos especiales, con dos hectáreas de superficie natural y un salón construido al estilo campestre. Así surgió este emprendimiento familiar pensado para eventos sociales. El establecimiento fue acondicionando con cada detalle para ofrecer una excelente velada de cumpleaños, casamientos, aniversarios o cualquier ocasión que merezca una buena reunión.
EL nuevo espacio campestre cuenta además con comedor, cantina, escenario, parrilla, horno y la naturaleza que ornamenta de día, como la noche a pasos de la garita
El amplio comedor permite a los presentes acomodarse para disfrutar de los menús típicos de la casa (asados a la estaca, parrilla, horno) o bien a elección de los homenajeados.
Acompaña a este salón una cantina, bar, un visible escenario para los encargados de animar la fiesta, el piso rústico como pista que permite los bailes hasta el amanecer o hasta el anochecer para quienes opten festejar de día.
El lugar permite toda clase de fiesta y a disposición de los interesados para quienes deciden tener un encuentro campestre con el sol a pleno, o para las acostumbradas recepciones nocturnas. Para las dos opciones el lugar natural con la combinación campestre promete tener los mejores recuerdos de los momentos más importantes de sus vidas.
Festejar los días patrios
El propietario de Allaité, el técnico forestal, Guillermo Dilger, animÓ además a concurrir a festejar los días patrios en caso que el lugar no esté reservado. Eligió inagurar «Allaite´´el 25 de mayo, con un gran homenaje a la Patria. A partir de las 11 ecibió a los invitados, con las típicas empanadas criollas como entrada, el plato fuerte un rico asado, con los mejores vinos.
La sobremesa quedó lucida musicalmente con «Los Hermanos Núñez», cuando, las manos de Juan ejecutaron el Himno Nacional, emocionando a todos los presentes que de pie acompañaron la canción patria.
La tradición de la fecha siguió con pastelitos, arroz con leche y tortas caseras. A la música folclórica acompañaron bailarines expertos y otros intrépidos que danzaban a puro zarandeos y zapateos que acompañaron el ritmo. Hasta caer el sol se vivió el clima festivo muy bien acompañado por su anfitrión que no escatimó detalles en el servicio y la cordialidad permanente hacia sus invitados.
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