Fundación Humanista La Palma, esa sana costumbre de fabricar lectores

La tradicional librería de usados se reinventa bajo el formato de Fundación. La vocación de fomentar la lectura sigue viva, y esta vez los principales beneficiados serán los reclusos.

Hacer de la lectura un hábito es una tarea ardua, pero para Ricardo Raymondo, cerebro, manos y corazón de La Palma, no sólo es un desafío, es un modo de vida. Quince años han pasado desde el cierre de ese mágico espacio junto a la Catedral. Un lugar donde el olor a libros viejos se entremezclaba con el aroma del café y el perfume de un tango, un jazz, un rock. Esa Posadas no existe más, el espacio cultural se convirtió en otro, con perfil comercial y la montaña de libros usados se vio obligada a mudarse. Tanto movimiento hizo mella en el acervo, y la cantidad de libros disminuyó de la misma manera que un libro muy usado pierde algunas de sus hojas. Pero la esencia no varió.

Hoy, La Palma resurge de sus cenizas, y desde un nuevo espacio, pretende volver a convertirse en un bunker cultural. Un lugar no sólo dedicado al ocio productivo, sino bajo un formato que le permita ya no sólo sobrevivir, sino también ayudar a otros que necesitan medios para insertarse nuevamente en la sociedad.

“El propósito de la fundación nació mucho antes que La Palma, cuando hace 25 años, estando radicado en Oberá, comencé a llevar libros al Penal de la ciudad. La idea era mejorar la biblioteca del lugar, que por diversas cuestiones era muy limitada y con libros, en su mayoría, pasatistas. Un pequeño grupo de reclusos editaba una revista interna, y mediante ella me mandaban mensajes solicitándome diferentes materiales de lectura. Así fui interiorizándome de su situación, y fueron específicamente tres los interno que más me llamaron la atención: un estudiante de Derecho, uno de Mecánica Dental y otro que estaba terminando el secundario. Pasó el tiempo y el estudiante de Derecho se recibió, y el haber seguido vinculado a su carrera leyendo libros del tema permitió que, una vez cumplida la condena, pudiera terminar la carrera. Hoy es abogado.

La idea  de la Fundación Humanista La Palma es retomar esa actitud, pero de una manera más formal. “Pretendemos poner gente a hacer un seguimiento de las necesidades. Calculamos que hay un cinco por ciento de los reclusos que está interesado en reinsertarse en la sociedad mediante la continuación de sus estudios”. Con los tiempos que corren, si tan sólo una fracción de ese cinco por ciento lo logra gracias a que lo ayudaron a estudiar, Raymondo dormirá tranquilo.

 

Audiolibros para todos

Pero no son sólo los presidiarios se benefician con esta fundación, la tercera edad es otro segmento desprotegido por nuestra sociedad. “Lastimosamente hay muchos lugares que más que asilos son juntaderos de viejos. Lugares donde los sacan al sol a la tarde y los hacen entrar cuando se larga a llover. Creemos que esas tres o cuatro horas que los dejan solos en un patio mirando la nada, las podrían usar para escuchar un relato de Cortázar o García Márquez. El audiolibro es una excelente opción para los casos en que los viejitos ya están cansados (o no pueden leer), y en un mes calculamos tener una colección de dos mil títulos en ese formato”. La parte formal está esperando la aprobación definitiva, el formato de Fundación es una herramienta que permitirá trabajar con un equipo de personas y con el sustento legal para canalizar donaciones. “No estamos detrás de ningún subsidio, La Palma, además de no tener ningún fin de lucro, es una fundación abierta, hay un proyecto, pero la idea es que con la colaboración de los socios podamos nutrirla de más y mejores ideas”.

 

Como asociarse

Con una boleta de servicios y $20 mensuales. También se puede abonar la cuota con libros.

DIRECCIÓN: Catamarca 1416

TEL: (0376) 154684366

FACEBOOK: Fundación Humanista La Palma

EMAIL: [email protected]

 

Los objetivos

Como las ganas y las necesidades son muchas, no es cuestión de estar esperando la firma final para ponerse a actuar. En estos momentos La Palma está realizando una recolección de ropas y útiles para la Escuela 900, de San Vicente, todo aquél que quiera colaborar no tiene más que acercarse al local o comunicarse mediante Facebook para coordinar el retiro de las donaciones.

 

Entre los proyectos principales también está la recuperación de la Biblioteca Móvil, para llevar los libros a lugares del interior que no tienen bibliotecas ni librerías. “Te sorprendería saber que una ciudad como Alem no tiene ni siquiera una librería. Hay lugares donde venden libros, pero son papelerías. ¿Cuántos autos incautados se están convirtiendo en chatarra? Bajo el formato de Fundación es factible acceder a uno de ellos y convertirlo en una biblioteca móvil.

 

El no tener dinero para pagar la módica cuota de $20 no es motivo para dejar de leer. La Palma tiene un sistema de becas (que en tiempos anteriores llegaron a ser 200), dirigida a estudiantes secundarios y universitarios. Otro proyecto es el de traducir títulos al guaraní. “Ni la Constitución está traducida al guaraní. De qué inclusión hablamos, si les llevamos libros escritos en castellano”, declara Raymondo, entre risueño y ofuscado. También se proyecta realizar cursos de alfarería utilitaria.

 

El hábito de la lectura

“El hábito de la lectura es algo totalmente vertical, si un niño no crece en un ambiente con libros es muy difícil que se convierta en un lector. La idea es invertir esa ecuación y que aquellos hogares que carecen de ese incentivo puedan ser reconquistados, pero esta vez por los niños. Que sea el niño que lleve un libro a la casa, de allí a que los adultos se interesen en la lectura ya hay un trecho bastante más corto. Incorporar un diccionario o un Atlas, un Principito o los Cuentos de la selva a una casa que no los tiene ,es un paso importantísimo en la cultura de esa familia. Esa es una cuestión que siempre estuvo en los planes, pero funcionando como librería fue imposible, espero que bajo el formato de Fundación podamos lograrlo. La idea de una fundación es lograr aceitar los canales para conseguir más material y, lógicamente, hacerlo llegar a quienes más lo necesitan”.

 

¿Se lee en Misiones?

La argentina es maravillosa, aunque siempre se hable de crisis, hay 2 mil editoriales imprimiendo libros. En Posadas se está dando un resurgimiento en estos tiempos, incluso se está sectorizando el mercado de los libros. Hay gente que busca determinados títulos y hay librerías específicas para diferentes necesidades. Hacía mucho tiempo que no había un fenómeno similar, que venga gente y abra librerías. El último caso fue Musimundo, que traía títulos muy interesantes, pero su catálogo era muy pequeño, por lo que no se pude decir que haya sido una librería.

 

La competencia, esa mala palabra que en realidad no lo es

 

En todo el ámbito comercial, la palabra “competencia” suele ser considerada como algo negativo; el competidor es alguien que se lleva una tajada de la torta que cada uno de los implicados reclama para sí. Todos sabemos que esa afirmación no es real, y en el ámbito de la cultura, menos aún. “Cuanto más librerías haya más cultura del libro habrá. Mi mejor época fue cuando llegué a Buenos Aires, hacia mediados de los 70s, y nos juntábamos con otros libreros en Parque Rivadavia. Éramos más de 400 personas vendiendo libros. Incluso nos comprábamos libros entre nosotros, se generaba una corriente de lectura fenomenal. Luego sucedió algo similar en la plaza de Primera Junta, éramos sólo doce libreros, pero generábamos un movimiento tremendo. Llegaba la noche y seguíamos atendiendo con faroles. Eso es lo que queremos lograr mediante la fundación, una feria de libreros en Posadas. Sólo faltan los libreros, pero hay gente nueva que está metiéndose en esto. Hay varios personajes, todos jóvenes, que van con sus libros a diferentes ferias, ellos se convertiran en auténticos libreros. El fenómeno del libro lleva tantos años, que no sólo que no morirá, sino que irá creciendo cada vez más.

 

 

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