Carta del Obispo de Posadas, Monseñor Juan Rubén Martínez en este Cuarto Domingo de Cuaresma

Otro aspecto necesario a considerar en nuestro examen de conciencia cuaresmal será el revisar tanto nuestras actitudes personales, como las estructuras pastorales en las comunidades en orden a la misión de la iglesia. El documento de Aparecida en este sentido, es categórico cuando reflexiona sobre la conversión pastoral: «Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales todos los planes pastorales de la Diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. 

Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente con todas sus fuerzas en los procesos constantes de renovación misionera y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la Fe. (.) obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias. A través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta» (DA 365-366). 

La conversión pastoral tiene como eje la evangelización y la dimensión misionera. Este tema debe ser parte de nuestra oración, reflexión y también de nuestro estilo de vida y modo de ser Iglesia.


En muchas oportunidades hemos reflexionado sobre nuestra realidad, que experimenta un cambio cultural y crisis de valores, que inciden fundamentalmente en nuestros ambientes y cultura. Uno de los desafíos de nuestros tiempos, es el problema del crecimiento del secularismo, que plantea una realidad que omite a Dios y algunos valores fundamentales, que al ignorarlos causan un fuerte relativismo cultural y dañan la misma dignidad humana.

Es importante el aporte que subraya los «Lineamenta» del próximo Sínodo sobre la evangelización, tomando la expresión del Papa Benedicto XVI «Patio de los Gentiles»: «Nosotros, en cuanto creyentes, debemos amar también a las personas que se retienen agnósticas o ateas (.) creo que la Iglesia deberá abrir también hoy una especie de «patio de los gentiles» en donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio está la vida interna de la Iglesia (.) La imagen del «Patio de los gentiles se nos ofrece como un ulterior elemento en la reflexión sobre la nueva evangelización», que pone de manifiesto la audacia de los cristianos de no renunciar jamás a buscar positivamente todos los caminos para delinear formas de diálogos que correspondan a las esperanzas más profundas y a la sed de Dios de los hombres».

Como bautizados debemos plantearnos si nosotros y nuestras comunidades abrimos nuestras puertas a los que no están, y sobre todo si salimos como el buen samaritano, al encuentro de tantos que buscan a Dios desde distintas situaciones de marginación y son los heridos de nuestro tiempo. 
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo Domingo.

 

Juan Rubén Martínez                                                                Obispo de Posadas

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