Se cumplen hoy 371 años de la batalla de Mbororé

La lucha se iniciÓ el 11 de marzo de 1641 y finalizó el 16 de ese mismo mes, con la victoria de los guaraníes, sobre los bandeirantes. La batalla será recordada hoy a las 9 en el Cerro Mbororé (Panambí), con un acto encabezado por el intendente local, Joaquín “Yiyi” Olivera. La provincia proyecta la construcción de un Parque Temático en dicho cerro.

Autoridades municipales de Panambí recordarán este viernes 16, con un acto, la batalla de Mbororé, la cual enfrentó a los guaraníes que habitaban las Misiones Jesuíticas y los bandeirantes, exploradores y aventureros portugueses cuyo centro de acción estaba en San Pablo.

 

La lucha que si iniciÓ el 11 de marzo de 1641 y que finalizó el 16 de ese mismo mes, tuvo como epicentro de acción al Cerro Mobororé, lugar donde la provincia proyecta la construcción de un Parque Temático.

 

El acto recordatorio a 371 años de ese combate se realizará a las 9 en el Cerro Mbororé. El encuentro será encabezado por el intendente local, Joaquín “Yiyi” Olivera.  


La batalla

Una crecida del río Uruguay en enero de 1641 trajo consigo una gran cantidad de canoas y mucha flechería. Lo cual dio una idea a los jesuitas de la cercanía del enemigo.

 

Además, luego de que el grupo explorador paulista se replegara del Acaraguá, varios guaraníes que habían logrado escapar de los esclavistas dieron con los jesuitas a quienes informaron del número y armamento de los bandeirantes.

 

Entonces una pequeña partida misionera se estableció nuevamente en el Acaraguá en misión de observación y centinela. El 25 de febrero de 1641 partieron ocho canoas río arriba en misión de reconocimiento. A pocas horas de navegar, se encontraron cara a cara con la bandeira que llegaba bajando con la corriente del río con sus 300 canoas y balsas pertrechadas. Inmediatamente seis canoas bandeirantes comenzaron a perseguir a los misioneros, los cuales se replegaron rápidamente hacia el Acaraguá. Al llegar, los guaraníes recibieron refuerzos y las canoas bandeirantes debieron replegarse.

 

Mientras tanto un grupo de misioneros partió velozmente a informar a los jesuitas del cuartel de Mbororé de la situación río arriba.

 

Al amanecer del día siguiente, 250 guaraníes, distribuidos en treinta canoas y dirigidos por el cacique Ignacio Abiarú se enfrentaron a más de cien canoas bandeirantes, logrando que éstos debieran replegarse.

 

Alejados los paulistas, los guaraníes procedieron a destruir todo aquello que pudiera servir de abastecimiento en Acaraguá y se replegaron hacia Mbororé. Por las características geográficas de este sitio, era el ideal para enfrentar a los portugueses, ya que los obligaba a una batalla frontal.

 

Efectivamente, al llegar la bandeira a Aracaguá el 11 de marzo de 1641 no encontró nada de provecho y se dirigió rumbo a Mbororé. Unas 300 canoas y balsas avanzaron río abajo.

 

Sesenta canoas con 57 arcabuces y mosquetes, comandadas por el capitán Ignacio Abiarú, los esperaban en el arroyo Mbororé. En tierra, miles de guaraníes respaldaban a las canoas con arcabuces, arcos y flechas, hondas, alfanjes y garrotes.

 

El choque armado fue rápidamente favorable a los guaraníes. Un grupo de bandeirantes logró ganar tierra y se replegó hacia Acaraguá, donde levantaron una empalizada.

 

Durante los días 12, 13, 14 y 15 de marzo, los misioneros bombardearon continuamente la fortificación con cañones, arcabuces y mosquetes, tanto desde posiciones terrestres como fluviales, sin arriesgar un ataque directo. Sabían que los portugueses carecían de alimentos y agua, por lo que se prefirió una guerra de desgaste. Además, varios tupíes comenzaron a desertar y unirse a las tropas misioneras, facilitando información sobre el enemigo.

 

El 16 de marzo los bandeirantes enviaron a los jesuitas una carta donde solicitaban la rendición. Dicha carta fue rota por los guaraníes. Los portugueses intentaron huir del asedio guaraní remontando en sus balsas y canoas el río Uruguay. Sin embargo, en la desembocadura del río Tabay los esperaba un contingente de 2.000 guaraníes armados.

 

Ante esta situación, los portugueses decidieron retroceder hacia el Acaraguá para ganar la margen derecha del río y así poder escapar de los guaraníes. Sin embargo fueron perseguidos hasta perder gran cantidad de hombres.

 

Del contingente inicial que salió de San Pablo, sólo lograron volver unos cuantos.

 

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