250 expertos de América Latina se reúnen para discutir los avances en el tratamiento del virus de la Hepatitis C

 Se trata de una enfermedad silenciosa hasta que se presentan las complicaciones tardías. La cirrosis por Hepatitis C es la principal causa de trasplante hepático y de cáncer de hígado. El tratamiento de la hepatitis C busca eliminar el virus, reducir los síntomas de la enfermedad y evitar sus complicaciones. Las tendencias muestran que la hepatitis C ha causado más muertes que el VIH. 

Durante los días 16 y 17 de marzo, cerca de 250 expertos de América Latina se darán cita en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, para participar en la IV Reunión Latinoamericana de Hepatitis. Este encuentro científico sobre hepatitis C, organizado por el laboratorio MSD, incluirá análisis de casos clínicos y paneles, entre otras actividades, para discutir los más recientes avances en el tratamiento de la hepatitis C.

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 130 y 170 millones de personas en el mundo se encuentran infectadas con el virus de la hepatitis C, y más de 350,000 mueren cada año como consecuencia de enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C, un virus que se transmite principalmente a través del contacto con sangre infectada. Se estima que los síntomas de la hepatitis C crónica pueden tardar hasta 30 años en desarrollarse, tiempo durante el cual el daño hepático puede producirse en forma silenciosa.

 

La infección aguda de la hepatitis C no se suele diagnosticar porque las personas infectadas no presentan síntomas.2 Pero aunque no presenten síntomas, el virus se puede detectar en la sangre. “Se trata de una enfermedad silenciosa hasta que se presentan las complicaciones tardías. La infección por hepatitis C puede derivar en serias complicaciones como la cirrosis o el cáncer de hígado”, explicó el doctor Marcelo Silva, Jefe de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral de Buenos Aires y Presidente de la IV Reunión Latinoamericana de Hepatitis.

 

“En el encuentro se discutirán los resultados de nuevos fármacos orales que han demostrado mejorar ostensiblemente la capacidad de curar la infección por hepatitis C, así como también las distintas estrategias que permiten hoy optimizar los resultados y la adherencia de los pacientes a los tratamientos”, agregó el doctor Silva.

 

La tasa de respuesta a las nuevas terapias orales, el manejo de sus interacciones medicamentosas y efectos adversos, la identificación de los factores predictivos de respuesta, el tratamiento de grupos especiales, como son los pacientes con cirrosis y con coinfección con VIH/SIDA, serán algunos de los ejes temáticos de la IV Reunión Latinoamericana de Hepatitis. El tratamiento de la hepatitis C busca eliminar el virus, reducir los síntomas de la enfermedad y evitar sus complicaciones.4 El tratamiento estándar para el virus de la hepatitis C son el interferón y la ribavirina. Si bien esta enfermedad en general se considera como curable, no lo es para una gran cantidad de personas.

 

Afortunadamente, en la actualidad los avances científicos y los adelantos en investigación han permitido obtener nuevos antivirales orales contra la infección por el virus de la hepatitis C. “El futuro parece muy prometedor con respecto a fármacos orales específicos contra el virus de la hepatitis C que serán más eficaces y mejor tolerados”, según información publicada por la OMS.

 

Una infección de alta prevalencia

  

La infección por el virus de la hepatitis C puede producir síntomas que van desde una enfermedad leve que dura sólo algunas semanas, hasta una enfermedad crónica y de por vida que puede derivar en una cirrosis o un cáncer de hígado. Datos de la OMS muestran que estadísticamente entre el 60 y 70% de las personas con infección crónica presentan enfermedad hepática crónica; entre el 5 y 20% desarrollan cirrosis y entre el 1 y 5% de los casos mueren como consecuencia de cirrosis o cáncer hepático.

 

El virus de la hepatitis C genera en la mayoría de los pacientes una inflamación crónica del hígado, la cual luego de décadas puede desencadenar cirrosis y cáncer de hígado.  Uno de los desafíos actuales es el manejo de la coinfección hepatitis C y VIH, que suele ser frecuente dado que ambos virus comparten vías de transmisión. En los pacientes con hepatitis C, la coinfección con el VIH aumenta el riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado.

 

Cómo se transmite

 

Dado que el virus de la hepatitis C se transmite a través del contacto con sangre infectada,2 existen ciertas poblaciones que se encuentran ante mayor riesgo de contagio:

Personas que utilizan drogas inyectables o inhaladas y que comparten los instrumentos para su consumo; personal médico que está en contacto con sangre o sus derivados; personas que reciben transfusiones de bancos de sangre no controlados. Antes de 1995, las transfusiones sanguíneas representaban a nivel mundial el 63% de riesgo de contraer el virus.

  

Más muertes que el VIH

 

En el 2007, la infección por el virus de la hepatitis C (VHC) superó a la infección por el VIH como causa de muerte en los Estados Unidos. Siguiendo la misma línea, un reciente estudio financiado por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), de Estados Unidos, comparó la evolución de las tasas de mortalidad de ambas infecciones utilizando datos de 1999 a 2007 y confirmó el rápido crecimiento de las muertes asociadas con las hepatitis virales. Asimismo, el estudio advierte sobre el bajo nivel de conciencia y conocimiento sobre las hepatitis virales por parte de la población general y del personal de salud.

 

La falta de conciencia y el desconocimiento contribuyen a que las inversiones en la prevención y en la atención de las hepatitis sean inadecuadas, lo que resulta en una pérdida de oportunidades para prevenir la transmisión y la enfermedad, concluyeron los autores del estudio, publicado en febrero de 2012 en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine.

 


Durante el periodo analizado, la tasa de muertes asociadas al VIH se redujo sostenidamente, lo que contrasta con el aumento de la tasa de muertes asociadas a la infección por el VHC.1 El año 2007 representa el punto de inflexión en el que por primera vez en los Estados Unidos el número de muertes por el VHC, como causa subyacente o contribuyente, superó al número de muertes asociadas al VIH: 15.106 contra 12.734, respectivamente.

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