Analía cuenta el milagro de vivir con tres riñones y dos páncreas

Analía tras la cirugía recuperándose en la terapia junto a su hermano.

Analía tras la cirugía recuperándose en la terapia junto a su hermano.

Se trata de una posadeña de 37 años quien hace poco más de un mes recibió un transplante renopancreático en Buenos Aires, gracias a un donante de Corrientes. La joven es diseñadora de indumentaria, profesora en institutos terciarios y universitarios además de asesora de imagen.

Analía Polasek tiene 37 años y desde hace poco más de un mes vive con tres riñones y dos páncreas. Desde los 12 años padece de diabetes enfermedad que hace tres años derivó en una insuficiencia renal. Gracias a un donante correntino hoy comienza a transitar una nueva etapa dejando atrás la diálisis cotidiana y una vida llena de privaciones. Contó su historia y lo que proyecta hacer ni bien se lance de nuevo a su nueva vida.

 

“Yo nací el 2 de noviembre de 1974 en Posadas e hice el primario y el secundario en el Santa María. Desde los 12 años padezco de diabetes y soy insulinodependiente. La historia de la insuficiencia renal comenzó por los 24 años de esta enfermedad y su consecuencia en mi cuerpo”, relató Analía.

 

Así hace casi tres años debió abandonar su trabajo y actividades en Buenos Aires donde residía desde los 17 años para dedicarse de lleno a su tratamiento. Un año después su salud empeoró en comenzó a dializarse.

Comenzó en Fresenius Posadas, ubicado sobre calle Jujuy y llegó a hacerlo tres o cuatro veces por día en sesiones de 40 minutos.

 “Tenía un catéter que conectaba a la máquina. Hay dos tipos de tratamientos que se realizan según la patología. Dos tipos de hemodiálisis, la peritoneal que se trata de eliminar las toxinas y la hemodiálisis que es la que filtra la sangre”, explicó.

 

 

El operativo

Sin dudas hubo dos momentos críticos que recuerda Analía en el último mes y medio. Los pormenores del operativo y un instante en la terapia.

“Desde que enfermé y por la diálisis no podía desde hace más de un año salir de un radio de 60 kilómetros de Posadas y cuando me llamaron que había un donante en Corrientes estaba en Candelaria y eran las 12 de la noche. Yo debía estar en Buenos Aires a las 6 del día siguiente. Ahí gracias a Magui Solari y la familia Miravet se consiguió una camioneta que me llevó hasta Corrientes y desde allí viaje a Capital con mis órganos al lado, en uno de tres aviones que trasladarían al resto de los órganos”, dijo.

 

 

Punto de inflexión

Del donante no sabe nada, ni quiere saberlo. Lo que sí afirma que al llegar a Corrientes y ver el operativo que se realiza cuando hay una ablación y desde donde se llevaban los órganos para que otras personas pudieran seguir viviendo, fue revelador. Hasta ese momento y quizá antes de ingresar a la lista de espera nacional que la tuvo en vilo por casi 10 meses, Analía no reparaba en la importancia de la donación de órganos como también que la familia esté al tanto y respete la voluntad de quien en vida se decidió por tan noble gesto de amor.

“Ya nos habían avisado en otra oportunidad sobre la posibilidad de un donante pero finalmente la familia no autorizó a que se realice el procedimiento y así seguimos esperando. Eso fue como un balde de agua fría y sin dudas lo único que espero ahora es poder llegar a agosto cuando se cumplan los seis meses de mi operación para poder realizar un evento y de aquí en más todo lo que esté a mi alcance para promover la donación de órganos”, manifestó.

 

 

Su realidad hoy

Si bien en todo momento estuvo acompañada por sus padres, María del Carmen y Norberto, además de su hermano y amigos, hoy Analía permanece bajo estrictas normas de asepsia en un hotel cercano al nosocomio donde fue intervenida. Hoy tiene tres riñones y dos páncreas, ya que gracias al avance de la ciencia no fue necesario extirparle sus órganos originales.

Su meta es recuperarse y poder seguir haciendo más esos viajes que la llevaron por Europa, Brasil y varias provincias argentinas a lo que sumará la práctica de deportes extremos.

“Quiero hacer parapente. Nunca me animé pero hoy por hoy estoy dispuesta a disfrutar de la vida y recuperar el tiempo perdido. Sin dudas luchar para que la gente conozca las infinitas posibilidades que se generan a través de una ablación de órganos y sobre todo bregar porque las familias respeten la decisión  de su familiar que se traduce en esperanza de vida para tantos otros”, remarcó.

 

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