El Inta mide el aporte de la caña de azúcar al efecto invernadero

Es el primer paso para mejorar la eficiencia energética de la producción y contribuir a mitigar el cambio climático. “Trabajamos en un proyecto que tiene como objetivo cuantificar los coeficientes de emisión de gases de efecto invernaderao (Gei) y calcular los balances de equivalentes carbono del cultivo de la caña de azúcar en Tucumán, teniendo en cuenta la práctica habitual de la quema al cosechar y alternativas de manejo sustentable”, dijo Acrecheencabeza un equipo de trabajo en el INTA FamailláEl Dr. Martín Acreche volvió al país desde España, a través del Programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación


Es el primer paso para mejorar la eficiencia energética de la producción y contribuir a mitigar el cambio climático.

 

Las temperaturas medias globales han aumentado 0,8ºC desde los inicios de la Revolución Industrial, un hecho que puede parecer intrascendente, aunque sus consecuencias son devastadoras. Los casquetes polares se están derritiendo año tras año. Se producen cada vez más huracanes, inundaciones y otras catástrofes meteorológicas extremas. El cambio climático está dañando los ecosistemas y poniendo en peligro los medios de vida de millones de personas.

 

No es una amenaza procedente del espacio exterior. Somos nosotros, los seres humanos, quienes estamos provocando el cambio climático al emitir un exceso de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. Estos gases persisten en la atmósfera durante un período de tiempo muy prolongado, provocando un constante aumento de las radiaciones y temperaturas que se registran en la actualidad y produciendo el calentamiento global de la Tierra.

 

Para saber de dónde partimos (línea de base) y poder monitorear hacia dónde vamos, existe un gran interés de la comunidad internacional por determinar y cuantificar cuáles son las principales fuentes de dichos gases, a fin de lograr reducir sus emisiones y acumulaciones.

 

En este sentido, una de las principales fuentes de emisión proviene del sector agrícola con un 10 a 12% de los GEI totales producidos por el hombre, sin considerar las emisiones de CO2 asociadas a la producción agrícola que provienen del uso de la electricidad y los combustibles derivados del petróleo.

 

En nuestro país se estimo que la agricultura y la ganadería contribuyen con un 44% de las emisiones de GEI totales. Sin embargo, esta cifra orientativa fue elaborada a partir de los coeficientes globales internacionales suministrados por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y no por mediciones específicas realizadas localmente.

 

Ante esta situación, el INTA EEA Famaillá considera estratégico determinar cuáles son los coeficientes de emisiones de GEI del sector cañero de Tucumán. Medidos en las condiciones de producción de la provincia, estos coeficientes permitirán obtener balances reales de emisiones de GEI que serán de gran utilidad considerando los crecientes requerimientos de sustentabilidad ambiental del mercado internacional de biocombustibles y “commodities”.

 

Si la industria sucro-alcoholera argentina tiene la expectativa de participar en los mercados mundiales de azúcar o el de bioetanol que se está generando, deberá ajustarse a este tipo de requerimientos. No debería descartarse, incluso, que estas medidas se tomen como estándares a los cuales aspirar en el futuro, aún para el mercado interno”, afirmó el Ing. Agr. Alejandro Valeiro, coordinador nacional del Programa de Cultivos Industriales del INTA.

 

Los trabajos en marcha

El Dr. Martín Acreche volvió al país desde España, a través del Programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, y hoy encabeza un equipo de trabajo en el INTA Famaillá del cual forman parte la Ing. Rocío Portocarrero y la Agr. Zulema Lezcano, además de 4 estudiantes avanzados de agronomía que realizan sus Prácticas Profesionales para obtener el título de Ingeniero Agrónomo.

 

Trabajamos en un proyecto que tiene como objetivo cuantificar los coeficientes de emisión de GEI y calcular los balances de equivalentes carbono del cultivo de la caña de azúcar en Tucumán, teniendo en cuenta la practica habitual de la quema al cosechar y alternativas de manejo sustentable”, dijo Acreche.

 

Los gases más importantes que emite la caña de azúcar, como cualquier cultivo, son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso. “Las estimaciones teóricas indican que, a priori, el 39% de las emisiones de la caña se producirían cuando se quema antes o después de la cosecha. Le seguirían los gases emitidos con la combustión de gas oil en las diversas labores del cultivo (25%) y, luego, los provenientes del uso de urea en la fertilización (24%)”, indicó el investigador del INTA Famaillá.

 

La Ing. Portocarrero señala que para el monitoreo de los flujos de GEI entre el suelo y la atmósfera se utiliza la “Técnica de la Cámara Cerrada” por ser simple de operar, rápida y con costos relativamente bajos comparada con otras.

 

Para la evaluación se realiza lo siguiente: “previo a cada muestro, por lo menos 24 horas antes, se ubican anillos de hierro o ‘bases de cámaras’ enterrados a 5 cm en el suelo en distintos lugares de las parcelas. Esto se debe a que los anillos deben estar en equilibrio con el suelo del ensayo y permanecer hasta el final. Al momento del muestreo, se coloca  la cámara de PVC sobre el anillo. La parte superior de la cámara posee un puerto de muestreo por la cual se toman las muestras de aire, utilizando una bomba manual de vacío.

 

Por cada cámara, se toman muestras de aire en los tiempos 0, 20 y 40 minutos a partir de la instalación de la misma y se transfieren a viales de vidrio a los que previamente se hizo vacío por medio de la bomba de vacío. Posteriormente, estas muestras son enviadas al Laboratorio de Servicios Analíticos Especiales de la Facultad de Agronomía de la UBA, que es el único capacitado para este tipo de análisis hasta el momento”, explicó Portocarrero. Las mediciones se hacen sobre parcelas con y sin quema de maloja, luego de prácticas de manejo habituales para el cultivo y/o con una periodicidad de 30 días durante todo el ciclo.

 

Nuestra hipótesis es que las emisiones de GEI de la caña de azúcar en Tucumán se verian considerablemente reducidas si se evita la quema al cosechar el cultivo, lo que generaria un balance de emisiones de GEI altamente positivo permitiendo la sustentabilidad socio-económica y ambiental de la actividad”, señaló el Dr.Acreche.  

El técnico explicó que este tipo de estudios puede servir, además, para identificar puntos de ineficiencia energética en el cultivo y la industria que permitan un análisis más profundo de alternativas y el desarrollo y difusión de nuevas tecnologías más eficientes y redituables para todos los actores de la cadena sucro-alcoholera.

 

La Huella de carbono

Actualmente, casi todas las actividades que realizamos (producción, movilidad, alimentación) y los bienes que utilizamos (de consumo, hogar) implican consumir energía, lo que significa contribuir a las emisiones a la atmósfera.

La “huella de carbono” se define como la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, sector, organización, evento o producto.

Cada vez más, empresas, sectores y hasta individuos calculan su propia “huella de carbono” ya que les permite definir mejor sus objetivos, políticas de reducción de emisiones más efectivas e iniciativas de ahorros de costo mejor dirigidas; todo ello consecuencia de un mejor conocimiento de los puntos críticos para la reducción de emisiones, que pueden o no ser de responsabilidad directa de la organización o empresa.

Los esfuerzos de los países -sobre todo europeos- por establecer medidas de adaptación y mitigación del cambio climático están siendo incorporados por la industria alimenticia internacional y ya existen obligaciones de producción y etiquetado ecológico que se acentúan con mucha fuerza. Así, el consumidor decide qué alimentos comprar en base a la contaminación generada. La etiqueta ayuda a los consumidores a ser conscientes del grado con el que contribuyen al calentamiento del planeta con sus compras. 

El etiquetado con la huella de carbono está siendo demandado por los consumidores en varias cadenas minoristas en Francia, Reino Unido, España, Alemania, Suiza, Austria, entre otros. Argentina debe prepararse para enfrentar el crecimiento de estos nuevos paradigmas de consumo ambientalmente responsable.

 

 

más información:

Dr. Martín Acreche

 

Gestión Ambiental

INTA EEA Famaillá

[email protected]

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas