Polémica entre comerciantes y mesiteros por uso del espacio público

Desde la Municipalidad advirtieron que recibieron 646 ocupantes de la vía pública de la gestión anterior. Reconocen que en algunas cuadras hay el doble de vendedores que los permitidos por ordenanza. Mesiteros defienden su fuente laboral.

Comerciantes de Posadas volvieron a la carga en su histórico reclamo contra los improvisados “mesiteros” que operan en las veredas del microcentro posadeño. Esta vez la mecha la encendieron en Ciudad de Buenos Aires, donde un grupo de empresarios decidió salir a ocupar la vía pública para evitar de ese modo la presencia de “manteros” frente a sus locales.

Rápidamente algunos de sus pares en la capital misionera se manifestaron en favor, mientras que otros reclamaron medidas de fondo para “liberar” las veredas. Desde la comuna aseguraron que trabajan para que se cumpla la normativa que establece un límite de cuatro puestos por cuadra, aunque reconocen que en la zona de más movimiento ese número se eleva a ocho. Culparon por esa situación a gestiones anteriores y remnarcaron que desde que están al mando del municipio, consiguieron que 250 vendedores callejeros monten su propio microemprendimiento. Admitieron que se resulta necesario reordenar las diferentes normas que regulan la venta en las calles y emitir una nueva ordenanza. Mesiteros  consultados defendieron la legitimidad de su actividad, pero reconocieron que algunos deberían entender que no pueden estar todos en la misma cuadra.

Las críticas de los comerciantes oscilan entre la competencia desleal y el aspecto estético. Carlos D’Orazi fue uno de los que opinó en favor de sacar la mercadería a la calle, de hecho este empresario regularmente exhibe su oferta en la vereda de su local de calle Rivadavía. Indicó que hay mesiteros cuyos improvisados locales representan no sólo un obstáculo para el tránsito de peatones, sino también un peligro. “Vemos puestos sobre calle Colón, cerca del Banco Hipotecario, que tienen bajadas de luz truchas. Con una tacuara y dos cables se conectan al tendido, eso es un verdadero peligro”, dijo.

 

Mano dura

Otro de los que opinó fue el siempre polémico, Carlos Palombo. Se diferenció de D’Orazi al considerar que nadie debería ocupar la vía pública para sus fines personales, ni los mesiteros, ni los empresarios. “La vereda es tentadora, porque lo que se muestra allí se vende mucho más, pero que nosotros nos pongamos a sacar mercadería a la calle es una falta de respeto a la gente”, opinó.

Pidió “mano dura” y consideró que algunas de las mesitas instaladas en el microcentro dan “mal aspecto” a la ciudad. “Hay puestos que son horribles, antiestéticos y hasta antihigiénicos”, indicó.

 

“Estamos mejorando”

Pablo Hassan salió al cruce de los dichos de Palombo, a lo que calificó como propios de una persona intolerante. “No podemos hablar de limpiar las veredas, porque no estamos hablando de basura, sino de gente que está buscando mantener a su familia. En muchos casos son personas que quedaron excluidas del sistema de trabajo durante los noventa, fueron víctimas de políticas que nos los tenían en cuenta”, indicó.

Reconoció empero que los comerciantes “tienen parte de razón en lo que dicen”, porque no se están cumpliendo las normas vigentes. Atribuyó dichas irregularidades a las gestiones anteriores. “Recibimos 646 ocupantes de la vía pública, en su mayoría vendedores ambulantes, mesiteros y chiperos”, recordó.

Aseguró que desde la comuna trabajan intensamente para que esa situación se parezca más a la planteada en la ordenanza vigente, que prevé un máximo de cuatro locales por cuadra, dos de cada lado de la vereda.  “trabajamos en impedir la llegada de nuevos mesiterois, pero los que ya están hace mucho tiempo tienen su derecho adquirido y eso hay que entenderlo”, indicó.

Otro de los frentes de trabajo es incentivar a los vendedores ambulantes a desarrollar microemprendimientos. “Les damos orientación, capacitación y financiamiento. Por esa vía logramos   que se inicien 250 nuevos proyectos”, dijo.

Finalmente, Hassan dijo que no se puede exigir lo mismo a un mesitero que a un comerciante. “A mayores oportunidades, mayores exigencias”, razonó.

 

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