Lo dijo el padre Alberto Barros, párroco de la catedral de Posadas en relación a la imagen de la Madre Dolorosa que llora desde el domingo en Apóstoles. Al respecto consideró que la manifestación extraordinaria es posible pero que también podría tratarse de un contagio a nivel pisicológico – emotivo.
En ese sentido señaló que la Iglesia tiende a ser muy prudente y muy reservada con este tipo de fenómenos extraordinarios ya que muchas veces están asociados a una predisposición psicológica – emotiva para lo extraordinario que se puede contagiar.
En estos casos dijo que hay que ser muy cautos y prudentes, considerando la tendencia cultural propia de la región a la imaginación colectiva como las leyendas y supersticiones propias de la zona.
Asimismo consideró que aunque hay una propensión a querer ver o palpar cosas extraordinarias porque es más atractiva una fe basada en lo extraordinario que en lo ordinario de la vida, las manifestaciones extraordinarias no hacen a la estabilidad de la fe. “La Iglesia cree en la posibilidad de milagros extraordinarios pero justamente son extraordinarios, no habituales y cuando la cultura esta habituada a las cosas extraordinarias, no es como se manifiesta Dios. Lo ordinario de la fe pasa por tratar de vivir las enseñanzas de Jesús”, afirmó.
“El milagro real en un cristiano es su cambio de vida, como tener actitud más humilde y trabajar por aquellos que más lo necesitan”, declaró.
Por último explicó que la lágrima como una expresión de dolor aparece en la escritura no como elemento extraordinario sino como expresión del dolor humano y del deseo de Dios de transformar el dolor humano en otra cosa. “Dios no quiere el dolor para el ser humano sino que este dolor se pueda ir transformando en el algo distinto y mejor”, remarcó.
(FM Nación)
La Virgen Dolorosa sigue conmoviendo a la comunidad católica de Apóstoles
