“Hay oportunidades en el mercado de carbono para forestales”

En la Argentina, hay dos proyectos que han conseguido una rentabilidad adicional, “se trata de proyectos que son buenos desde el punto de vista ambiental, más allá de que reducen emisiones», dijo el funcionario.

 

 

Nazareno Castillo Marín, director de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS), disertó en un seminario de capacitación para periodistas sobre cambio climático y bosques exponiendo la «Estrategia Nacional en Cambio Climático: el rol de los bosques». En la oportunidad se refirió al mercado de carbono, analizando sus oportunidades y desafíos globales.

El encuentro se realizó en la Universidad de Palermo, en Buenos Aires, organizado por el Banco Mundial, la Red Argentina de Periodismo Científico (RADPC) y el Foro de Periodismo Argentino (Fopea).

El Cambio Climático tiene oportunidades, existe financiamiento internacional, parte del cual fue utilizado en los proyectos de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). «Es el caso de dos proyectos en el ámbito forestal, que recibieron un incentivo al vender las capturas de dióxido de carbono. Pero no sé si esto continuará a futuro, porque el mecanismo funciona si hay una demanda por esas reducciones de emisiones, y si no hay segundo compromiso del Protocolo de Kyoto, difícilmente va a poder estar esa demanda», explicó. «En la Argentina, hay proyectos que han conseguido una rentabilidad adicional, se trata de proyectos que son buenos desde el punto de vista ambiental, más allá de que reducen emisiones», destacó.

 

Proyectos forestales

En ese contexto se refirió, como ejemplo, a la iniciativa de la empresa Novartis con el Proyecto Santo Domingo, que forestó en Corrientes 3.000 hectáreas, «en un 75% con especies nativas, lo que no es muy común», remarcó.

Asimismo, dijo que la contribución principal es el establecimiento de una plantación forestal utilizando especies nativas que traen aparejadas consecuencias positivas como la protección del suelo, la regulación de la afluencia de agua y los beneficios para la biodiversidad, además de generar oportunidades de empleo; desarrollo, evaluación y difusión de mejores prácticas de manejo sustentable de tierras y forestal; y fortalecimiento de las pequeñas y medianas asociaciones de agricultores.

El otro proyecto forestal en marcha está en Santiago del Estero, con una especie de algarrobo, que además tiene un componente social importante, con la capacitación de jóvenes de la zona para hacer la plantación y mantenerla, explicó.

 

Desafíos globales

Por otra parte, Castillo Marín admitió que también hay peligros, como por ejemplo en lo que se refiere a la denominada «huella de carbono».

Al respecto de este tema, dijo que está vinculado a las políticas de mitigación; acerca de cómo impacta en países que tienen límites de emisión de carbono, se puede advertir que hay un desbalance frente a países que no lo tienen, como la Argentina. «Allí entra también el análisis de costos de producción. Y una forma desequilibrar es aplicar impuestos en la frontera vinculados a estándares respecto de la huella de carbono», explicó.

En este sentido, señaló que «la huella de carbono no es otra cosa que la contabilidad de emisiones de dióxido de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto, desde la materia prima, uso, transporte, disposición y demás».

 

Estrategia para los bosques

 

Nazareno Castillo Marín también realizó un análisis de lo que la Secretaría de Ambiente de la Nación está realizando en relación con la estrategia en cambio climático, y demostrar dónde están los bosques en esta estrategia: «Más allá de una obligación concreta, que es que la Argentina, al haber adoptado la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, tiene una obligación de asumir acciones que permitan limitar el crecimiento de las emisiones y de implementar acciones que faciliten la adaptación al cambio climático, tenemos claro que dicha estrategia no se puede hacer aisladamente de los demás actores».

Y una de las cosas que se advirtió fue «que lo que se podía hacer en cambio climático no era de competencia de la Secretaría de Ambiente. Cuando se piensa en cambio climático, uno piensa en combustibles renovables, y la Secretaría no tiene competencia para hacer leyes, imponer subsidios ni incentivos, para promover las energías renovables”.

De esta manera, comenzaron a organizar reuniones entre otros organismos del Estado, y ahora con actores de la sociedad civil.

 

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