Tres mujeres reciben el Premio Nobel de la Paz 2011 por la lucha de sus derechos

La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y Leymah Gbowee, trabajadora social y defensora de la paz del mismo país, compartieron el premio con Tawakkul Karman, activista y periodista que este año jugó un papel clave de oposición en Yemen.

Tres mujeres reconocidas por su lucha por los derechos de las mujeres en el marco de la Primavera Árabe y el avance democrático en África recibieron el Premio Nobel de la Paz este sábado en Oslo, Noruega.

En contraste con la del año pasado, en esta ocasión la ceremonia estuvo exenta de polémica.

La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y Leymah Gbowee, trabajadora social y defensora de la paz del mismo país, compartieron el premio con Tawakkul Karman, activista y periodista que este año jugó un papel clave de oposición en Yemen.

Las tres fueron elegidas “por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y por los derechos de las mujeres a participar plenamente en el trabajo de construcción de la paz”.

«Desde que el Comité Noruego del Nobel tomó su decisión, la gente de Noruega esperaba verlas pararse sobre este escenario», dijo Throbjorn Jagland, presidente del Comité.

«Han dado un sentido concreto al proverbio chino que dice que ‘las mujeres sostienen la mitad del cielo'», dijo. «Por eso es que, al dar razones por el premio de este año, el Comité del Nobel estableció que ‘no podemos lograr la democracia y la paz duradera en el mundo a menos que las mujeres adquieran las mismas oportunidades que los hombres para impulsar el desarrollo en todos los niveles de la sociedad’. Les agradecemos por la esperanza que han despertado en nosotros».

Cada una recibió la medalla de oro del Nobel, un diploma y 1.5 millones de dólares en efectivo. También serán homenajeadas con un concierto este domingo, mismo que culminará el programa de eventos de la entrega del Nobel.

David Gray, Jill Scott, el grupo de rock Evanescence y el dúo de música country Sugarland participarán en el evento. Las anfitrionas del evento serán las actricesHelen Mirren y Rosario Dawson.

Las laureadas

Las tres mujeres dedicaron sus discursos a la lucha por la equidad en el mundo.

«Exhorto a mis hermanas y a mis hermanos a no tener miedo», dijo Sirleaf durante su participación. «No tengan miedo de denunciar la injusticia, aunque sean superados en número. No tengan miedo de buscar la paz, incluso si su voz es baja. No tengan miedo a demandar la paz».

Johnson Sirleaf, de 73 años y graduada de Harvard, cuya resistencia política hizo que la apodaran la Dama de Hierro, se convirtió en el 2006 en la primera presidenta elegida democráticamente, tres años después de que terminaran décadas de guerra civil.

Dándole crédito a las mujeres por el fin del conflicto y por retar a la dictadura del expresidente Charles Taylor, implementó una política de cero tolerancia contra la corrupción e hizo que la educación fuera obligatoria y gratuita para todos los niños en edad primaria.

Gbowee, de 39 años, encabezó un movimiento de mujeres que protestaba contra las prácticas de violación y la utilización de niños soldados en la guerra civil de Liberia. Movilizó a cientos de mujeres para obligar a los delegados a firmar un tratado durante los diálogos por la paz en el 2003 e hizo un llamado a una «huelga sexual» hasta que las demandas se cumplieran.

En su discurso, agradeció a las mujeres de Liberia por hacer sentir «orgulloso a nuestro país».

«Gracias por sentarse bajo la lluvia y bajo el sol. Este es su premio. Este es nuestro premio», dijo.

«El mundo solía recordar a Liberia por los niños soldados, pero ahora lo recordarán por las mujeres de camiseta blanca», comentó, en referencia a la vestimenta blanca de mujeres que pidieron el fin a la brutal guerra civil en Liberia. «Quién iba a pensar que las mujeres de Liberia estarían entre las caras de la victoria global de las mujeres, pero lo lograron».

Pero reconoció que la victoria aún está lejos. «Debemos seguir uniéndonos en hermandad, para convertir nuestras lágrimas en triunfo, nuestra desesperación en determinación y nuestro miedo en fortaleza», dijo. «No hay tiempo para descansar hasta que el mundo logre el balance, donde los hombres y las mujeres sean considerados iguales y libres».

Aunque Karman, de 32 años, se consolidó como un ícono de cambio mientras Yemen se barría con la agitación de la Primavera Árabe, esta madre de tres hijos ha hecho campaña a favor de las mujeres y los derechos humanos durante mucho tiempo.

Karman, la primera mujer árabe en ganar el Premio Nobel de la Paz –y una de las más jóvenes en recibirlo– fundó el grupo de las Mujeres Periodistas sin Cadenas y se convirtió en una figura clave en las protestas contra el régimen del presidente Ali Abdullah Saleh.

«Siempre creí que la resistencia contra la represión y la violencia era posible sin una represión y violencia similar», dijo. «Siempre he creído que la civilización humana es fruto del esfuerzo de hombres y mujeres. Así que, cuando las mujeres son tratadas de forma injusta y privadas de sus derechos naturales en este proceso, todas las deficiencias sociales y la enfermedad cultural son desplegadas, y al final toda la comunidad, hombres y mujeres, sufren».

La controversia del 2010

China y más de una decena de países, incluida Rusia, Arabia Saudita e Irán, boicotearon el evento por la decisión de entregar el premio al disidente chino Liu Xiaobo, un personaje clave en las protestas de la Plaza Tiananmen de 1989.

A Liu, quien actualmente cumple una sentencia de 11 años en una prisión china por lo que el gobierno llamó “incitar subversión contra el poder del Estado”, no le permitieron viajar a Noruega para recibir el premio, el cual China descalificó como una “farsa política”.

Entregado casi todos los años desde 1901 (ha sido interrumpido en épocas de grandes conflictos internacionales) el Premio Nobel tiene una historia de polémicos laureados.

Entre los ganadores anteriores están el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, quien ganó junto con el revolucionario vietnamita Le Duc Tho (este último rechazó el premio), así como el fallecido líder palestino Yasser Arafat, quien compartió el premio con el presidente israelí Shimon Peres y el Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin.

En el 2009, el premio fue entregado al Presidente Barack Obama, a pesar del hecho de haber estado menos de un año en el cargo. Dos años antes, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore también compartió el premio por su trabajo sobre el cambio climático.

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