Happening! 2: Bajada Vieja, Bajada Loca

Espíritu comunitario, producciones artesanales de todo tipo, performances artísticas, deportes extremos y música para todos los paladares. El barrio más viejo de Posadas le dio cobijo a lo más moderno de la escena local.  

 

La que alguna vez fuera la primera calle posadeña se tiñó con lo último en tendencia artística de acá. Feria callejera como respuesta a la masificación y mercantilismo del consumo de todo. Arte en sus más variadas formas, indumentaria de diseño, zapatos y carteras intervenidas, skaters, longboards y bikes. DJs, tatuajes y moda retro-contemporánea. Revistas de colección, objetos raros, muebles restaurados. Producción local en su más amplia variedad.

 

El que la parte oficial deje relegados a ciertos espacios posibilita que la parte privada (a veces) tome los controles de la situación. La Bajada Vieja es uno de esos lugares, y al menos por una tarde/noche, esa callecita techada por las flores rojas de los chivatos recobró su esplendor.

 

Con la premisa de devolverle el protagonismo perdido a lugares olvidados, el objetivo de este Colectivo sin chofer pero lleno de copilotos, es intervenir lugares. Dar arte, vida, improvisar y luego partir. Que eso de que “en Posadas no hay nada para hacer” se convierta en sólo un cliché para los que necesitan un pretexto para dejar de seguir haciendo nada.

 

Rescatar la Bajada Vieja con arte no sólo suena bien, está bien; pero paralelamente hay otro gran beneficio, el posibilitar un cambio cultural similar al observado con las hoy tan concurridas Ferias Francas. El concepto “del productor al consumidor” no sólo para los melones, lechugas y lechones. La producción artesanal (y no tanto) local que no se encuentra bajo el paraguas oficial necesitaba una manera de expresarse, y la gente que comprende que hay otras cosas para comprar, un lugar dónde hacerlo. Las fiestas de Fin de Año son la oportunidad ideal.

 

Con una luna llena ya bien alto la fiesta se mudó bajo techo. La feria callejera mutó en tremendo reventón. Cuerpos pintados, cabellos teñidos, miradas enrevesadas. La crema y nata del underground y (y muchos profesionales también) refregando su arte desatado en las narices de la alta sociedad. Ataques visuales. Sonoros. Sensibilidad y cuerpos bonitos. Maquillaje por fuera y arte por dentro. Difícil describir lo que sucedió. Cada uno puso su bocanada de humo para formar tremendo smog. Smog como ruido cultural y desgraciadamente también como humo de tabaco fuera de control. Natural y los colibríes veloces rockearon la oscuridad mientras un escuadrón de plásticos retrataba la locura general. Cortometrajes que nunca verás en la tele oficial y una perla que para muchos fue la revelación. SuperLoops, un quinteto hombre-hombre-acordeón-guitarra-máquina que regaló un set funky electronicón bossanovezco.  Algo así como los de Bajofondo conocen a Pink Floyd y se toman las caipiriñas de rigor.

 

Cuando un montón de locos sueltos se une en una sola dirección, más que locos sueltos, son locos unidos, y eso es mucha energía para un solo lugar.

 

 

¿WHAT HAPPENING?

Ya ha pasado más de medio siglo desde que John Cale (conocido masivamente por su participación con los mitológicos The Velvet Underground) “oficializó” un formato nuevo de arte. La obra de arte como algo móvil, el evento mismo y no un objeto. Intervención urbana. El público como participante necesario y activo. Cero estructuras. Duración, resultados y consecuencias imprevisibles. 

Por: Marcelo Luketti

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas