Misas y fiestas en honor a la Virgen María

En distintos puntos de la provincia como en todo el país la feligresía católica recordó a la Inmaculada Concepción. El compromiso con la defensa de la vida y la entrega de la Madre de Jesús fueron las cualidades que destacó el Obispo de la Diócesis de Posadas Juan Rubén Martínez. En Eldorado cerca de 5 mil fieles integraron la procesión hasta el santuario de Paticuá ubicado a 5 kilómetros de la Avenida San Martín, en el kilómetro 1.


Griselda, colaboradora de la Parroquia Inmaculada Concepción del barrio Villa Urquiza

Carlos colaborador de la Parroquia Inmaculada Concepción del barrio Villa Urquiza

Julio Cesar Correa, sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción del barrio Villa Urquiza

Como todos los años en cada 8 de diciembre la feligresía católica recordó ayer a la Inmaculada Concepción  de María. Pese a que la lluvia obligó a postergar procesiones y manifestaciones al aire libre , las iglesias y capillas se colmaron de cristianos que también participaron activamente de las fiestas patronales que incluyeron ricos platos y festivales musicales.  En Eldorado cerca de 5 mil fieles peregrinaron hasta el santuario de Paticuá ubicado a cinco kilómetros de la Avenida San Martín, en el kilómetro 1. En su mensaje el Obispo de la Diócesis de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez destacó la pureza de la Virgen María y su inclaudicable defensa de la vida.

 

Julio Cesar Correa, sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción del barrio Villa Urquiza sostuvo que además de las misas se realizaron bautismos, misas para enfermos y tras la misa central, un festival artístico que contó además con la actuación del Ballet Ucraniano de la Parroquia San Vladimiro. “Cientos de peregrinos llegan a agradecer y reconocer a María depositando su fe en la Madre del Señor”, resumió el religioso.

 

De su lado Monseñor Martínez sostuvo que “en esta reflexión queremos profundizar sobre la esperanza en el contexto del Adviento y el valor de la pureza en relación a la fiesta de la Inmaculada que celebramos el 8 de diciembre. Hablar de la pureza de vida, como una opción del respeto y cuidado de nuestra propia naturaleza humana, parece ir a contrapelo del consumismo y de las propuestas permanentes que no toman a nuestros jóvenes como sujetos, sino como objetos de compra y venta”.

 

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