Carajo y Nectar: vendaval en el Huracán

El Power Trío más power de Argentina azotó al club del globo con pura contundencia y un sonido demoledor. 

Que a un club con nombre de fenómeno atmosférico se le vuele techo por culpa de la intensidad vivida en su interior, suena paradójico. El trío de metal liderado por Corvata Corvalán casi lo logró.

 

Las huestes de camisetas negras hacían cola desde temprano. La meticulosa revisión de documentos como única salida ante una Ley de Nocturnidad que dice que el que no cumplió 18 no puede escuchar rock, no cambió para nada el humor. El malón melenudo quería metal, y el vendaval llegó.

 

Nectar presentaba su disco, y tenía mucho para demostrar. Del hardcore al funk y del reggae al litoral. La presión atmosférica en ascenso y una sensación térmica que presagiaba una ola de calor, fueron la constante climática de su show. El bajo machaca y el cantante grita, mientras el guitarro toca y el batero acompañan sólo un paso atrás. Nectar activa el clima, y su temperatura musical está en aumento.

 

EL FOCO DE LA TORMENTA

Corvata Corvalán, Tery Langer y Andy Vilanova. Los tres engranajes de una aceitada máquina de metal. 10 años de escenarios los han vuelto sólidos, compactos, poderosos. Nadie hace demasiado circo sobre un escenario limpio como pocas veces. Muchas luces iluminando un vacío que la banda se encargaría de llenar de rock. Y el escenario explotó. También explotó el malón, y la seguridad se tuvo que vestir de superhéroe para contener el vendaval.

 

La experiencia de Carajo sobre los escenarios posibilitó una pausa oportuna para bajar la presión. Cuando el termómetro estaba a punto de estallar, un frontman inteligente se tomó dos minutos para capear el temporal. “Muchachos, sé que es difícil lo que les pido, pero si todos se vienen para adelante, acá ya no hay más lugar”. Y la turba comprendió. Dos horas de tormenta. Todos los hits que la gente quería escuchar tocados por una banda que demuestra que le encanta, y sabe, tocar.

 

Oídos aturdidos por un sonido atronador y torsos golpeados por el más hardcore mosh. Carajo regresó a Misiones, desató un vendaval y partió.

 

Por Marcelo Luketti

 

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