El 64 % de los chicos navega en internet sin compañía de un adulto

Según los especialistas, es fundamental que padres supervisen los usos que chicos y chicas hacen de internet y las redes sociales. Sin embargo, sólo el 3 % de esos adultos se sienta al lado de los chicos cuando ellos navegan. Según una encuesta hecha a chicos de todo el país, el 89 por ciento tiene Facebook y la mayoría se conecta entre una y dos horas diarias. Del peligro de la exposición de la intimidad a los usos educativos que los chicos les dan a las redes.

 

Las estadísticas a veces ayudan a volver a pensar hechos que naturalizamos, situaciones que dejamos pasar. Esta es una de esas veces.

Dice así: el 64 por ciento de los chicos argentinos navega en internet sin compañía de un adulto. Utilizan las redes sociales, bajan música, juegan, chatean, conocen nuevos amigos o se informan. Y casi siempre lo hacen solos. El dato surge de una encuesta de UNICEF entre 1.100 chicos y chicas de casi todo el país, que, además, indagó qué uso les dan y cuánto tiempo por día navegan en internet y las redes sociales.

Y los resultados son muy provocadores. 

Hay un 35 por ciento de chicos que usa internet cuando hay adultos cerca, pero sólo en el 3 por ciento de los casos esos adultos se sientan al lado de los chicos y los supervisan. Hay otro 43,6% de adultos que no hace nada. En el 90,1 por ciento de los casos, los chicos se conectan para chatear y el 37,1 por ciento también participa de las redes sociales, entre las que Facebook es la más popular: casi el 89 por ciento asegura tener un perfil en esa red. El 43,5 % usa las redes sociales entre una y dos horas por día, el 18 por ciento lo hace entre dos y cuatro horas por día y hay un altísimo porcentaje de chicos y chicas el 13,1 por ciento, que se conecta a esas redes en promedio unas cinco horas diarias.

 

Los usos (buenos y malos) de las redes sociales

 

¿Y qué uso hacen los chicos y chicas de las redes sociales? Diversos. Variados: tanto como chicos y chicas hay. Están los alumnas y alumnos neuquinos que imaginaron cómo hubiera sido la Revolución de Mayo a través de Facebook. O los chicos y chicas de Buenos Aires que aprovechan las redes sociales para instalar un tender solidario en los barrios y juntar ropa para los que lo necesiten.

Y también están los chicos que las usan simplemente para contactarse mejor con los amigos (91% según la encuesta de UNICEF), hacer nuevas amistades o compartir información.

Pero, además, hay otros usos, más inquietantes. 

Según otro estudio, hecho el año pasado, por la empresa LoJack y Chicos.net para su programa Huellas, el 56% de los chicos argentinos de entre 12 y 15 años compartió datos personales con extraños en una red social. Y un 29% reconoce haber tenido contacto directo con personas que conoció a través de ese medio.

En sus afirmaciones, un 36% de los adolescentes (y de éstos, la mitad son mujeres) reconoció haber estado expuesto de manera directa al sexting (envío de fotos con contenido sexual usando teléfonos móviles) y ciberbullying (acoso o amenazas usando mensajes de texto y otras herramientas virtuales).

«Los chicos no están haciendo un uso responsable de las redes. No cuidan su intimidad y son bastante relajados con cuestiones como su identidad y datos personales, pero no sólo es un problema de ellos, lo mismo ocurre con los adultos en general», asegura Ariel Melamud, de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Según Melamud, chicos y chicas están en las redes para las cosas buenas y las malas: porque están ahí, todos los días. «Afortunadamente el uso es más positivo que negativo, siempre se termina hablando de los casos en los que chicos y chicas aparecen vinculados a burlas, discriminación o como víctimas de delitos, pero no es

lo que pasa todos los días: los chicos, a decir verdad, comunican, se comunican, se expresan, eso es lo que cuenta, ponen en práctica su derecho», agrega Melamud.

 

Del puro cuelgue a todo lo demás

 

Gabriel Brener es licenciado en Educación y especialista en gestión y conducción del sistema educativo. Según él, chicos y chicas, en tanto nativos de la cultura digital, son verdaderos exploradores, se les animan a ese territorio menos influenciados o interpelados por los prejuicios que marcan más la cancha o el pulso a los propios adultos frente a la pantalla. «Los usos que hacen los chicos son muy diversos, van desde el puro cuelgue en punto muerto de andar por allí y acá sin saber por qué y hacia dónde, hasta la elaboración de una página de Facebok por parte de unos chicos de un secundario en Neuquén, increíble, que simula el uso de la red por parte de los mismísimos próceres de la Revolución de Mayo, debatiendo los problemas en ese mayo de 1810″, en la que muchas veces el territorio de lo público tiene no sólo intersecciones con lo privado, a veces pasa que se producen verdaderas invasiones o alteraciones. ¿Acaso no somos testigos diarios a través de los medios de la intimidad de la vida de tanta gente? No sólo de ricos y famosos en revistas y TV, sino el propio experimento de Gran Hermano, tan seguidos por grandes y chicos, es un poco esa intromisión en la vida intima de los otros. Entonces, si partimos de que los adultos hacen (des)cuidados diversos de su intimidad, ya no es cosa de chicos. Con estos últimos, me parece, habrá que conversar, pensar, qué significa la intimidad».

 

No es patrimonio sólo de chicos y chicas

 

En la misma línea opinan Maximiliano Peret y Darío Machado, un docente y un alumno, que son además investigadores de la Universidad Nacional del Centro. Para ellos, sin lugar a dudas las redes sociales, y principalmente FB, son hoy las aplicaciones más utilizadas por los chicos, básicamente porque reúnen juegos, chat y la posibilidad de mostrarse como antes lo hacían en fotolog. Explican: «Es cierto que muchas veces se habla de la falta de cuidado de los chicos en cuanto a su intimidad, pero esto no es patrimonio exclusivo de los más chicos ya que muchas veces son los adultos quienes difunden  información íntima y personal, los más chicos a veces publican información sensible o que debería ser privada desde la inocencia, los adultos lo hacen desde el desconocimiento del verdadero alcance que puede tener una publicación en una red social de la que participan mas de 700 millones de personas en todo el mundo.»

 

La discriminación en las redes

 

Según la encuesta de UNICEF, casi el 16 por ciento de los chicos usó internet para perjudicar a alguna persona, por ejemplo chateando o escribiendo algo en Facebook. Y, a su vez, más del 23 por ciento de chicos y chicos fue perjudicado de la misma forma al menos alguna vez. Casos como estos, son cada vez más comunes en las noticias.

El año pasado, una página creada en Facebook llegó a todos los medios. Se llamaba «3 razones para odiar a Romina Perrone». Romina -en ese entonces- tenía 10 años y estudiaba en una escuela de Villa Urquiza. La página fue creada por una compañera de ella, con la que se había peleado tiempo atrás, y se decían cosas como que Romina es «la peor chica de todo el universo».

 

Además, contenía insultos como «estúpida, pel… y malparida». La descripción era simplemente: «Romina es una pel… de mierda, por eso creé este grupo». A las pocas horas, la página tenía cientos de seguidores, por eso la mamá de la chica pidió ayuda y logró que el Instituto Argentino contra la Discriminación (INADI) tomara cartas en el asunto y se desactivara el sitio. Por casos como este, y ante el crecimiento de denuncias por hechos y expresiones discriminatorias, xenófobas y racistas que, como una manifestación de violencia, se produjeron y producen dentro del ámbito de Internet, el INADI creó la Plataforma por una Internet libre de Discriminación. Es una instancia para que quienes son discriminados en Internet puedan hacer su denuncia y/o dar a conocer el caso, cuando los canales habituales que existen en las diferentes plataformas con herramientas de publicación de contenidos (redes sociales, foros, blogs y sitios) no hayan reaccionado correctamente. O bien cuando estos canales habituales en las redes y/o plataformas no existan.

 

Paula Carri, es coordinadora de la Plataforma por una Internet Libre de Discriminación. Explica: «No recibimos muchas denuncias de los propios chicos, pero sí de los padres, que sobre todo buscan orientación, información, que quieren saber cómo ayudar a sus hijos que están siendo acosados en las redes sociales o discriminados o casos por el estilo. Se están dando situaciones en que un grupo de chicos sube alguna foto a Internet de algún chico o chica y son motivo de burlas o ataques». Según Carri, los padres no saben cómo manejar cuestiones como la configuración de sitios como Facebook o Twitter, pero es algo que tampoco saben los propios chicos y chicas. «Ellos tienen muy en claro cómo abrir una página, cómo dar de alta un usuario, pero no conocen mucho ni manejan los detalles de cómo configurar la privacidad de una página. Y en esto están solos, porque no lo saben ellos, no lo saben sus docentes, ni sus padres, entonces ahí sí que hay un problema», asegura.

 

Y agrega: «También es cierto que hay que estar actualizado con estos temas, porque las configuraciones cambian constantemente y eso no es algo que todos sepan, sobre todo padres y docentes. Afortunadamente, la tendencia es enfocar cada vez más a garantizar y trabajar en la privacidad de los usuarios, fijate que los nuevos sitios, como Google Plus, apuntan a eso, te preguntan con quién querés compartir tus actualizaciones».

Resumen

 

Los chicos y las redes sociales

 

El 64 por ciento de los chicos argentinos navega en internet sin compañía de un adulto.

Hay un 35 por ciento de chicos que usa internet cuando hay adultos cerca, pero sólo en el 3 por ciento de los casos esos adultos se sientan al lado de los chicos y los supervisan. Hay otro 43,6 por ciento de adultos que no hace nada. En el 90,1 por ciento de los casos, los chicos se conectan para chatear y el 37,1 por ciento también participa de las redes sociales. Facebook es la ref social más popular: casi el 89 % asegura tener un perfil allí. El 43,5 por ciento usa las redes sociales entre una y dos horas por día, el 18 por ciento lo hace entre dos y cuatro horas por día.

Fuente: (Periodismo Social)

 

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