Gran obra misionera se presentará en la Bienal de Ushuaia

Una mariposa gigantesca de 6 metros por 3 de lona calada, estará emplazada en  el hangar de la Bienal de Ushuaia que se inaugura el jueves próximo, la misma es una creación del artista plástico oriundo de Apóstoles, Andrés Paredes.

Al respecto, el artista indicó “para realizar la obra estuve hablando con la bióloga del mariposario del parque de la Cruz de Santa Ana, que tuvo mucha paciencia, la idea era que quede lo más natural posible, espero que a la gente le guste”.

El arte del aposteleño Andrés Paredes llega al sur argentino con una majestuosa obra que data de la selva misionera.

De esta manera su obra, estará exhibida en la Bienal de Ushuaia que se inaugura el jueves próximo en Ushuaia.

 

La obra

Los enjambres de luces y sombras conforman una figura prodigiosa, Paredes gesta su producción en el umbral del realismo, y sus obras despiertan evocaciones imprecisas.

Una inmensa mariposa oscura se mimetiza con los colores de un desolado galpón, un hangar del extremo Sur argentino. Sus alas flotan como un mal presagio en las tinieblas de un mundo cambiante que se autodestruye.

Las líneas que dibujan las alas, fluyen sin pausa y adquieren una dimensión oceánica, como si el sentido de la obra cobrara fuerza a través del exceso ornamental de esas ondulaciones. Luego, la filigrana que proyecta la sombra, es una rareza: confirma una presencia que se vuelve extraña lejos del origen: una tierra bañada por el sol.

La mariposa se mece, como si se preparara para volar. No sabe cómo llegó hasta allí ni cuál será la trayectoria de su vuelo y, sin embargo, su instinto aviva la memoria. Los recuerdos de un pasado ya remoto, en unas comarcas exuberantes con la tierra color rojo, despiertan las viejas sensaciones provocadas por un bosque húmedo dónde bulle la vida y hay flores y perfumes que avivan los sentidos. Allí crece y anida la imaginación de nuestro artista: allí debe volver.

Un impulso atávico determina la urgencia de retornar a ese lugar  legendario, aunque hoy también degradado.   

La mariposa negra cruzó en su extenso viaje los campos donde crecen los asfódelos, un espacio gris y brumoso con ramas inclinadas hacia el suelo. De acuerdo a la mitología, los espíritus que no son juzgados como bondadosos ni como malvados vagarán por siempre en los campos estigios; los malos deberán partir hacia al lugar de las penas y la condenación eterna, y tan sólo los buenos llegarán a los campos Eliseos, el lugar apacible de los héroes, donde los espíritus viven en felicidad.

En la noche eterna que ya se adivina, el arte explora los caminos que podrían conducirnos hasta los paisajes intocados. Así, mientras el mundo asiste a la metamorfosis del planeta, este artista misionero diseña un dispositivo poético: una mariposa que todavía presiente cuál es la senda que la guiará al Paraíso.

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