Los ojos puestos en Misiones

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

La decisión de la presidenta Cristina Fernández de volver a someterse al mandato de las urnas, termina de conformar el tablero político de cara a octubre y define también la ubicación ideológica de cada una de las piezas. Habrá un espacio con ideas progresistas, de centroizquierda, compartido por el kirchnerismo y el Socialismo de Hermes Binner o el vacilante Proyecto Sur de Pino Solanas y sus vertientes provinciales. Enfrente quedará la derecha más dura, con Eduardo Duhalde y Mauricio Macro a la cabeza, Lilita Carrió y el desconcierto de su tropa y el radicalismo, que pretende mezclar progresismo con el pragmatismo de Francisco De Narváez. No es una simple cuestión de sellos, sino una verdadera confrontación ideológica que marcará el rumbo del país.

La elección de Amado Boudou como compañero de fórmula le permite a la Presidenta contar con lealtad garantizada y potenciar a un posible sucesor pensando en 2015. Después del fiasco de Julio Cobos, Boudou no parece ser un candidato a mero acompañante. Como ministro de Economía tuvo un rol preponderante en las principales medidas tomadas por el Gobierno acerca de la deuda y el FMI pero en su gestión la más importante fue la de recuperar los fondos previsionales de los trabajadores.

Si, como se vaticina, la Presidenta logra su reelección -cinco consultoras dan hoy un unánime triunfo en primera vuelta-, se profundizará el modelo vigente, con una fuerte apuesta a la contención social, el fortalecimiento del mercado interno y una manera de plantarse ante el mundo casi inédita, que tiene su correlato en una forma en la que el mundo ve a la Argentina, mucho más inédita aún.

La otra propuesta es radicalmente opuesta. Enfriar la economía o liberarla, bajar retenciones a las ganancias sojeras y conformar a los mercados, mano dura contra la «inseguridad» son las opciones posibles, entre otras similares, compartidas y mezcladas en discursos de la oposición.

Todos hacen coro en pedirle al Gobierno “seriedad”, “moderación” y “consensos” con la oposición” o “volver a insertarnos al mundo”. Esa perspectiva es generalmente, no “molestar” a la economía con el estatismo, volver a dejar en manos de “expertos” el destino de la economía y del país, preferentemente, de organismos financieros o con el visto bueno de Estados Unidos. Pero otras miradas también son posibles, que admiten como adecuada la política aplicada desde 2003.

El ganador del premio Nobel y columnista de The New York Times, Paul Krugman,  publicó un artículo donde destaca el proceso post-default de la Argentina y lo cita como ejemplo a tomar en cuenta en la crisis que atraviesa Grecia. “Argentina sufrió terriblemente desde 1998 hasta 2001 por tratar de ser ortodoxo y hacer las ‘cosas bien’”, escribió Krugman al tiempo que aseguró que “el ejemplo del default de Argentina es una buena idea”.

“Me llamó la atención que digan que Argentina no es un país serio”, añadió Krugman y finalizó: “Cuando Argentina actuó como un país ‘serio’ fue un desastre”.

En su artículo, titulado “No llores por mí Argentina”, Krugman señala que el ejemplo de la Argentina sugiere que el default es una gran idea, y señala que para rebatir el default de Grecia es necesario considerar que se trata de un país distinto, “lo cual, para ser justos, es cuestionable”.

La visión de un economista que de K solo tiene la inicial de su apellido, es similar a la expresada por Michel Camdessus director gerente del FMI entre 1987 y 2000, un aliado incondicional del ex presidente Carlos Menem durante la burbuja de la convertibilidad. “Cometimos muchas tonterías y muchos errores con la Argentina a lo largo de los ’90”, admite ahora el ex hombre fuerte del Fondo. El ex director gerente del FMI elogió el crecimiento del país y que esté sosteniendo ese incremento durante 10 años, algo “que nunca les había sucedido antes”

El mundo ahora se anima a mirar a la Argetina ya no como el país del default, sino el de la recuperación con una heterodoxa política económica que puede ser imitada. Pero aquí se cuestiona y mucho más en tiempos electorales, esta forma de pararse ante el mundo. Las elecciones terminarán por consolidar la división de estos pensamientos en una decantación que quizás deje a muchos en el camino definitivamente en caso de derrota.

En Misiones sucede lo mismo. La disputa electoral está planteada entre un espacio de centroizquierda misionerista con una fuerte presencia del Estado para marcar el rumbo, como sostiene el Frente Renovador, enfrentado a un liberalismo expresado por la mayoría de otras fuerzas políticas que aspira a volver a una economía en la que el derrame sea por efecto virtuoso de las ganancias empresarias, sin intervención del Estado y, por supuesto, con pocos o nulos impuestos. Llamativamente coinciden en esto la mayoría de las fuerzas políticas que buscan destronar al oficialismo.

Será la octava elección a gobernador en Misiones desde la recuperación de la democracia y no será una más desde distintos puntos de vista. Misiones ya dejó de ser “marginal” y aunque porcentualmente sigue significando poco para el mapa electoral, es la novena provincia más poblada y puede estar entre las diez que más votos le aporten a la Presidenta. Por eso los ojos del país estarán puestos en el desarrollo de los comicios, por el impacto nacional de los resultados, teniendo en cuenta que salvo Chubut, en una muy discutida elección, los demás distritos fueron favorables al oficialismo en la Nación. También en Tierra del Fuego se elegirá hoy al sexto gobernador de sus recién cumplidos 20 años de historia como provincia, en elecciones donde la actual mandataria, Fabiana Ríos, y la diputada nacional (FpV) Rosana Bertone encabezan las encuestas. Aunque se especula con un ballotage, tanto Bertone como Ríos tienen buena relación con el gobierno nacional: Bertone milita en el espacio que lidera la presidenta Cristina Fernández, vínculo que se remonta al período como legisladora nacional, entre 2001 y 2005. En tanto, Ríos mantiene contacto fluido con la Nación, si bien su acercamiento al kirchnerismo fue paulatino y terminó de realizarse promediando su mandato.

Pero volvamos a Misiones. El candidato presidencial del radicalismo, Ricardo Alfonsín vino por unas horas a la provincia para intentar sumar más votos a su candidato provincial, Luis Pastori. Su recorrida, breve por Posadas y algunos municipios del interior, se vio interrumpida por la presencia de Francisco De Narváez, su socio en provincia de Buenos Aires, quien vino en su avión privado a negociar el armado de las listas en esa provincia, opacando el armado que tenían los radicales misioneros con el hijo del ex presidente. Sorprendió a varios cómo Alfonsín se deshizo de sus representantes misioneros para atender exclusivamente al empresario colombiano, para dirimir el reparto de las listas bonaerenses, donde no había acuerdo siquiera por las intendencias. Así, Ricardito suspendió su visita a Iguazú para volver junto a De Narváez y recorrer otras provincias.

También estuvo el socialista Hermes Binner, en apoyo a su candidato local, el diputado Mariano Díaz. Lo primero que hizo fue reunirse con el ex obispo Joaquín Piña, quien aprovechó los medios para volver a despacharse contra el oficialismo. Después del besamanos el santafesino deslizó algunas de sus ideas como candidato presidencial.

Quien prefirió no venir a sacarse la foto con sus candidatos locales fue Mauricio Macri, el intendente porteño, quien según el Frente Unidos por la Dignidad, iba a venir a dar su respaldo a los candidatos a intendente de Posadas, ya que esta vez su amigo Ramón Puerta no figura en las listas provinciales. Sin embargo, a la misma hora que debía estar en Posadas, se lo vio por un canal porteño, disfrutando de un desayuno americano.

Lejos de estas muestras, el gobernador Maurice Closs y Hugo Passalacqua buscarán extender a tres los mandatos consecutivos de la Renovación, aliada desde 2003 a la Nación. También sumarán votos para Cristina en octubre el Frente para la Victoria representado en estos comicios por el senador Luis Viana y Germán Sáez. El ex diputado Ricardo Biazzi junto a Héctor Bárbaro tienen como referentes a Martín Sabatella, que actuará como colectora del kirchnerismo en Buenos Aires. Además competirán las fórmulas peronistas conformadas por Ricardo Andruszyszyn y Daniel Briñoccoli, por el Frente de la Esperanza y Héctor Dalmau-Wilma Andino por el Frente Progreso Laborista. Roberto Orlando Benítez y Miguel Angel Valle, integran el Movimiento Social para Una Mejor Vida; y Mariano Díaz y Beatriz Teresa Curtino son la pata misionera del candidato socialista Hermes Binner. Claudio Wipplinger y Jerónimo Lagier representan la fórmula del Partido Trabajo y Progreso y el radicalismo lleva a Luis Pastori y Rodrigo De Paula como candidtos. La UCEDE buscará resucitar con Rodolfo Fessler y Fabián Ramallo Cambas.

Aunque toda la atención estará puesta en el hoy, de fondo subyace también la elección de octubre. El resultado de hoy servirá para muchos como muestra de sus reales posibilidades. Hasta el cierre de esta columna, se habían anotado para la disputa por las bancas del Senado, Sandra Giménez y Salvador Cabral Arrechea por la Renovación, Ramón Puerta por el duhaldismo, Juan Manuel Irrazábal por el Frente para la Victoria y María Losada y Osvaldo Navarro, quienes disputarán la cabeza de lista de la UCR. Nada se sabía de Luis Viana ni Adolfo Velázquez. Para diputados nacionales, José Guccione, Stella Maris Leverberg, quien buscará su reelección por la Renovación, Julia Perié, quien también pretende revalidar su banca por el FpV y Germán Bordón de la UCR. Lo relevante es que para ser candidatos, deberán sacar en las internas obligatorias del 14 de agosto, como mínimo el dos por ciento del padrón electoral misionero: es decir 14.362 votos. Hay varios que probablemente hoy no alcancen esa cifra.

 

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