La Biblioteca Nacional reúne a los decanos de las universidades de Ciencias Sociales y Humanidades del país para buscar nuevas respuestas a las necesidades sociales, generar información sobre las heterogeneidades de la Argentina y recuperar la memoria histórica del pensamiento latinoamericano.
La iniciativa tiene el objetivo de reunir el 5 de julio a 34 unidades académicas para analizar e integrar información sobre las heterogeneidades sociales de la Argentina, en temáticas tales como violencia, drogadependencia, juventud, género, justicia y hábitat, entre otras.
Lo explica el director nacional de Desarrollo Tecnológico e Innovación Productiva del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Oscar Galante, quien añade que «es el gran proyecto de las Ciencias Sociales”,
El objeto del Programa de Investigación de la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC), una iniciativa conjunta del Consejo de Decanos de Ciencias Sociales y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, «es articular conocimientos existentes y generar nuevos, para dar respuesta a las distintas realidades sociales del país».
«El Ministerio ya tiene en marcha dos iniciativas que dan respuesta a las demandas sociales de acuerdo a las características de cada comunidad: el probiótico social, conocido como yogurito, y el desarrollo de un sistema tecnológico para remover el arsénico en agua en poblaciones menores a 2.000 habitantes», ejemplificó Galante.
Ambos programas pertenecen al Consejo de Demanda de Actores Sociales (PROCODAS), que lleva adelante esta dirección del Ministerio.
Yogurito
«El yogurito fue desarrollado en 2007 en el Centro de Referencia (CERELA- CONICET) de Rafaela, Santa Fe, dependiente del MINCyT, que a su vez, financió todo el proyecto en su etapa de investigación y desarrollo, mientras que esa función a nivel de la distribución la cumple el Programa Alimentario Nacional (PAN)», explicó Galante.
En 2008, el ministro Lino Barañao presentó el proyecto en el Congreso Nacional de Políticas Sociales, que preside Alicia Kirchner, y que impulsó su implementación en principio en Tucumán y después lo extendió a las provincias del NEA y del NOA», relató el director de Desarrollo Tecnológico.
En Tucumán y San Juan, más de 140.000 chicos reciben tres veces por semana el alimento a través de la copa de leche de las escuelas, donde después de casi dos años, se comprobó una importante disminución de infecciones respiratorias e intestinales.
«Ahora, precisó Galante, trabajamos desde este Ministerio para articular con cooperativas locales, universidades y las propias jurisdicciones, el armado de nuevas plantas de producción láctea en Entre Ríos, Misiones, Chaco, Santiago del Estero, Formosa y Jujuy».
Esa articulación se logra con el armado de «las mesas de gestión asociada» gracias al trabajo en común con los ministerios de Desarrollo Social, Salud, y Educación; mientras que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial colabora para replicar la experiencia en las provincias de Misiones y Chaco, a través de su centro INTI-Lácteos.
En tanto, ya se distribuye en el interior de Tucumán, otra innovación del yogurito: el BIOSEC -el yogurito «en polvo»- que no necesita cadena de frío y se puede ingerir disuelto en jugo o en leche, explicó el funcionario.
En cambio, sostuvo, el sistema de tecnologías para reducir los niveles de arsénico, fluoruros y nitratos en el agua, se encuentra en su etapa de inicio.
«Para ese trabajo, estamos articulando con equipos técnicos de la Universidad de Quilmes y del Ministerio de Desarrollo Social, porque son los que conocen el terreno y pueden detectar la zonas más perjudicadas por este problema», explicó.
Destacó la iniciativa de recuperar la memoria histórica al impulsar el «Pensamiento Latinoamericano en Ciencia y Tecnología» (PLACTED), un programa que intenta «recuperar el legado de científicos, tecnólogos, y pensadores argentinos y latinoamericanos que, entre las décadas 50 y 70, crearon una corriente de pensamiento».
Y en ese sentido, recordó a los argentinos Oscar Varsavsky, Enrique Oteiza, Jorge Sábato y Amilcar Herrera; al peruano Francisco Sagasti; al mexicano Víctor Urquidi y al brasileño Helio Jaguaribe.
«Fue el desarrollo de la autonomía tecnológica de los países periféricos en relación con los países centrales», destacó Galante, quien señaló que con ese objeto se trabaja con las áreas de investigación, docencia, extensión y vinculación de las universidades nacionales».
