El cubano trucho

Eddy Betancourt, uno de los cubanos responsables del programa -lo de “cubano trucho” es una humorada autorreferencial, dado que así lo llaman amigos misioneros, porque no bebe ni fuma- se queda sin palabras a la hora de describir el impacto del programa de alfabetización en este rincón del mundo.

“Yo no puedo explicar lo emocionante que es ver a las personas mayores de 80 ó 70 años que tiemblan al leer la cartita que escribieron. O el otro día que una señora recordaba que antes no podía salir de la casa porque no sabía leer los carteles del colectivo”, contó.

Su gran simpatía y carisma cimentaron el éxito de este ambicioso plan que también va sumando adeptos en otras localidades como Wanda; Montecarlo; Eldorado y Candelaria.

“Ocupamos el material que viene en el DVD, que son 60 clases y los cuadernillos. Se trata de una actividad que se realiza de forma voluntaria y con resultados extraordinarios”, agregó. A eso hay que sumar que en todo el mundo, con este plan que se gestó pocos años después de la revolución de 1959 y que fue elaborado por el Instituto Latinoamericano de Pedagogía Cubana, hizo posible alfabetizar a millones de personas en los más de 36 países donde se desarrolla. “Hace poco tiempo se sumó Candelaria. Vamos por más pero cuando vemos la alegría que emociona a las personas cuando saben leer y escribir, todo el esfuerzo vale la pena. Y más aquí, en la tierra que vio crecer al Che Guevara”, resumió Eddy.

 

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