Es lo que creó la familia Tassi, a partir de la propuesta de la nena Marina, cuando tenía 10 años. En el terreno sobre la ruta 213, en San Isidro han conformado un edén con árboles que «zumban» por las abejas que se acercan a polinizar, pájaros que vinieron atraídos por las frutas y el agua que allí tienen del bebedero, y otros bichos de monte. Sólo falta que allí vengan los monos que viven en un bosque cercano que aún sobrevive al progreso, y cuyos aullidos retumban en la quietud de los atardeceres.
Carlos Tassi contó que, en un momento para que la propuesta de su hija no quede en palabras hicieron viveros y regalaron a municipalidades como Ituzaingó, que se llevó 7 mil plantines, Oberá y Campo Ramón 3.500 cada una; y en Posadas destinaron plantines para el Parque de la Ciudad con la ayuda de la Municipalidad hace unos años atrás, y son todas las especies nativas que hoy se pueden apreciar allí.
Es así que en todos estos años llegaron a regalar hasta 70 mil plantines, pero la predisposición se vio obstruida por dos incendios, uno hace unos siete años, y el otro más grave hace dos años. Pero como la Naturaleza así como quita también da, el lugar se ha recuperado y hoy es un «oasis verde» con muchos árboles y plantines en crecimiento, lo que ha atraído variedades de pájaros que vienen a buscar comida y agua, y hasta se escucha el aullido de los monos que viven en un mogote cercano.
El predio sobre la ruta 213 tiene una vivienda, con un fondo de 700 metros por 65 metros de ancho han crecido lapachos, palo rosa, pitanga, cañafístola, timbó, cocú, viraró, cedro, guacurú (de la selva paranaense), guatambú, azota caballo, níspero, ingá, mora, naranja, palta, pomelo, mandarina, kinotos, entre otras especies del monte nativo.
En diez años crearon una réplica del monte misionero donde sólo había matorrales
