Rubén Garcete sobrevivió al caos de Japón y “volvió a nacer”

Rubén Darío Garcete, 53 años, junto a su padre.

Rubén Darío Garcete, 53 años, junto a su padre.

Anoche el posadeño que estaba desde hace trece años junto a su familia en Ibaraki Ken, ciudad que dista a dos horas de Tokio, regresó a su casa paterna en compañía de su hija de 13 años Kiomi y relató el horror vivido el pasado 11 de marzo. Su esposa Isabel, de nacionalidad japonesa, permanece allí en compañía de su familia y vendría a Misiones en seis meses.

 

 

Emoción. Esa es la palabra que describía anoche el rostro de los integrantes de la familia Garcete que con un abrazo fraternal daban la bienvenida a Rubén Darío Garcete y su hija Macarena Kiomi de 13 años, ambos sobrevivientes del terremoto que afectó Japón el pasado 11 de marzo. En el país oriental quedó la esposa de Rubén, Isabel, quien decidió permanecer junto a su familia materna de nacionalidad japonesa, antes de viajar hasta la tierra colorada.

Visiblemente emocionado por volver a reunirse con sus padres, hermanos y sobrinos, Rubén relató las horas de horror y la desazón vivida tras el sismo que le costó la vida a más de diez mil personas.

“Eran pasadas las dos de la tarde y estábamos con una señora que nos ayudaba con los papeles para que mi hija pueda ingresar a la secundaria. Todo fue cuestión de segundos. Primero sostuvimos las cosas pero después decidimos abandonar la casa por temor a perder la vida”, contó Rubén. En ese momento los gritos de pánico  de los demás vecinos del edificio se confundían entre los fragmentos de pared que se desprendían del camino y al llegar a la calle, la familia se percató que habían dejado sus documentos en la vivienda. Asumiendo el riesgo, Rubén volvió a subir a su hogar en el tercer piso del edificio para rescatar los pasaportes y alguna botella de agua y finalmente pudo reunirse con los suyos en la vereda. Lo que siguió fue esperar la quietud y  regresar a buscar mantas para dirigirse luego a la municipalidad local, donde permanecieron por tres días.

El regreso se produjo al cuarto día de lo sucedido, momento en que hubo que afrontar los destrozos. “Estábamos y estamos muy asustados. Más mi hija. Lo único que pensé en ese momento fue en mi familia” dijo Rubén tragándose el llanto como quien agradece a la vida “una nueva oportunidad”.  Luego del horror llegó la calma y la hora de tomar decisiones. Y así fue como vía Embajada Argentina, el pasado viernes, tomaron el vuelo que los condujo a Buenos Aires y luego emprendieron el viaje hasta llegar ayer a Posadas.

 

El peligro de la radiación

 

Una de las preguntas inevitables durante el reportaje fue acerca del peligro por la radiación que se emite desde la planta nuclear de Fukushima, a lo que Rubén respondió que la cuestión fue determinante al tomar la decisión de regresar a la tierra colorada. “Estando a 200 kilómetros aproximadamente los riesgos se hacían cada vez más grandes y ciudades vecinas ya presentaban registro de ríos y arroyos contaminados”, dijo.

Luego de 13 años de trabajo en Japón, el hombre de 53 años, reconoce que aunque los temblores en la zona son habituales, jamás imaginó algo similar a lo ocurrido.

Hoy da gracias por su suerte y esperará a su esposa que vendrá, si todo resulta como lo planearon, en seis o doce meses.

“Quiero agradecer a la gente que rezó, se preocupó y acompañó a los familiares como también a los que se comunicaron vía Facebook. Sólo eso, muchas gracias”, agregó.

 

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