Santa Ana: cercarán Cuesta Brava para realizar nuevas excavaciones

El equipo de trabajo liderado por la arqueóloga María Alejandra Schmitz continúan realizado la recolección superficial y se confecciona un croquis que permitirá comenzar con la segunda etapa de desentierro en el predio de 30 mil metros cuadrados. 

La noticia del hallazgo de piezas de cerámica guaraní que se presume serían de una etapa previa a la llegada de los sacerdotes jesuitas a la región causó revuelo en la localidad de Santa Ana. Es que a medida que pasan las horas el equipo de trabajo liderado por la arqueóloga María Alejandra Schmitz va dimensionando la importancia del suceso en el que ya se han rescatado y preservado más de 200 piezas de manufactura guaraní.  Por estas horas el trabajo se basa en una observación minuciosa y despojar del barro y la maleza a los trozos cargados de historia e identidad regional. El dato aleatorio al trabajo de los profesionales en la materia es que este episodio revivió viejos mitos entre los pobladores que aún sueñan con hacerse con el oro de los curas de la Compañía de Jesús.

 

El pasado fin de semana cuando la fiesta del carnaval culminaba en Santa Ana se supo que máquinas viales habían encontrado restos de la civilización guaraní en un sector cercano al puerto. Desde allí con el apoyo de la Comuna y el Programa Misiones Jesuíticas se comenzó a desarrollar un trabajo de preservación del predio y recuperación de dichos elementos. Hasta ayer se realizó la labor superficial que contó con la colaboración voluntaria de técnicos ceramistas del lugar y lo que vendrá en el predio de casi 30 mil metros cuadrados será un proceso más exhaustivos de nuevas excavaciones. Se presume que el sitio, cuando estén dadas las medidas necesarias, será declarado patrimonio cultural provincial y pasará a formar parte del actual circuito de las Misiones Jesuíticas de la región.

 

Schmitz confirmó que hasta el momento se hallaron urnas yapepó, vasijas, puntas de flechas, fragmentos de platos y ollas además de otros restos de cerámicos con la técnica típica de la cultura guaraní.  A ello se suman piezas mayores de otros recipientes donde según cuenta la historia se almacenaba maíz o se utilizaba para el acareo de agua. El interrogante de hallar restos humanos permanecerá sin respuesta hasta tanto se hagan las pericias pertinentes a la tierra y lo que contenían las urnas mayores.

 

La vigente fiebre del oro jesuita

 

Elvira Andrade fue quien, avisada por su padre Adán, alertó a las autoridades sobre el hallazgo tan valioso. La docente y técnica ceramista de Santa Ana contó que el rápido accionar en estos casos resulta clave porque aún está vigente en el imaginario de los pobladores la posibilidad de encontrar los llamados «entierros de los jesuitas», cosa que jamás pudo ser comprobada. Según cuenta la historia, antes de ser expulsado de la corona española, los sacerdotes habían enterrado sus tesoros en la zona, mito que al parecer no ha desaparecido. Lo cierto es que en el episodio reciente hubo inescrupulosos que rápidamente atraídos por la curiosidad merodearon el sitio, cuestión que está siendo investigada por las autoridades a los efectos de «preservar el patrimonio de todos los misioneros».

 

 

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