Boca extrañó a Riquelme en un pobre empate con All Boys

Fue 0-0 en La Bombonera. Sin Román, quien ni siquiera estuvo entre los convocados por decisión del DT, el equipo de Falcioni tuvo otra floja actuación y sigue sin ganar como local. El uruguayo Juan Pablo Rodríguez vio la roja en el equipo de Floresta.

Así como no perdió ante Godoy Cruz porque jugó Riquelme, tampoco Boca sólo empató ante All Boys por la ausencia de Román. Es verdad que le faltó ese juego que el diez sabe pensar. Es cierto que no tuvo luces el equipo de Falcioni. Pero todo es tan real como los merecimientos que acumuló para ganar y que hicieron figura a Cambiasso, el arquero rival.

Hay algunas evidencias irrefutables: para Boca es necesaria esta solidez que mostró, ese compromiso, esas ganas; pero también sería ideal compensarla con un talento como el que puede ofrecer el mejor Riquelme (no su versión reciente). Necesitará para eso, en consecuencia, un técnico que no resulte intransigente y un crack que no caiga en divismos.

Más que nunca, la mirada se clavó en ese mediocampo de Boca sin Riquelme, sólo con un ausente (Rivero, expulsado ante Racing) con respecto a los que redondearon el invicto del verano y el triunfo en Avellaneda. A contramano del amor que los hinchas de Boca tienen por su ídolo, eligió esa fórmula Falcioni por la eficacia demostrada en este 2011, por orden y por funcionamiento colectivo.

Al técnico, se sabe, no le gustan los equipos que se descompensan. Por eso dejó de lado el 4-3-1-2 del debut con goleada en contra ante Godoy Cruz. A esa fórmula la había entrenado en el segundo tiempo del miércoles y, con Riquelme incluido, había perdido ante los suplentes sin dar respuestas. Entonces, sacó a Román porque no lo ve en plenitud física y porque encima había tenido que soportar sus provocaciones dialécticas.

Hizo Falcioni lo que le dictaban sus convicciones, no lo que le hubiera generado una menor exposición. Arriesgó con sus ideas. Apostó todo bien temprano. Con ese 4-4-2 elegido, en el medio buscó combate, presión y sorpresa por afuera, intentando cubrir bien los laterales para disimular las deficiencias de Calvo y de Clemente Rodríguez. Además, así Grazzini y Ortega -enganches rivales- contarían con menos espacios.

Fue sólido Boca en defensa. Cerró aquellos caminos que, en el debut en este mismo escenario, Godoy Cruz había abierto con cierta comodidad. Pero le faltó en la construcción, en la creatividad. De todos modos, más allá de esa carencia, el equipo de Falcioni mereció irse a descansar en ventaja. No fue casual: en el tramo final del primer tiempo, convirtió al impecable Cambiasso en decisivo.

Erviti, el talentoso que tanto pidió Falcioni, estaba en el banco, para demostrar que el único excluido no es Román sino también uno de sus mimados. A los 16 minutos del complemento, el entrenador lo mandó al campo de juego en lugar de Somoza. No cambió demasiado el desarrollo ni la situación. La idea era inequívoca: Boca buscaba más juego. Pero no lo encontró. El segundo tiempo se comenzó a convertir en una modorra favorable a los intereses de ese All Boys que también desde las variantes exhibió intenciones (el ingreso de Perea por Ortega fue también un cambio en la distribución: pasó del 4-3-2-1 al 4-4-1-1). Y así fue, más allá de esas llegadas torpes y tardías de Boca (ya con Viatri por Colazo en el campo de juego), quedó un cero compartido que generó felicidad en los de Floresta e interrogantes en el futuro inmediato de Falcioni y compañía.

 

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