Desarrollo Social entregó créditos por 80 mil pesos a emprendedores

“Tengo una chipería y con el microcrédito voy a poder arreglar el horno, comprar queso y otros elementos en la colonia, para tener un poco de stock. Hasta ahora compraba todos los días y no rendía. Me levanto a las 3 de la mañana y me acuesto a las 11 de la noche. Si el producto comienza a tener salida quizás puedo incorporar a alguna persona que me ayude con las ventas”. El testimonio de Walter Ayala, emprendedor de Puerto Rico, tiene muchos puntos en común con los casi 37 emprendedores que recibieron microcréditos por un monto de total de 80 mil pesos, asignados por el Ministerio de Desarrollo Social.

 

Las historias de los productores coinciden en las ambiciones de progreso, vinculadas directamente al esfuerzo. Los préstamos oscilan de los 1000 a los 3000 mil pesos, que se devuelven en plazos de 6 a 12 meses, según la línea de crédito adoptada. Una vez que el monto es devuelto, un nuevo emprendedor accede al crédito y la rueda sigue girando.

Lo cierto es que la inyección económica abre perspectivas y alienta a quienes lo solicitan a pensar en el desarrollo de su empresa propia. Como Patricio Alvedaño, quien fabrica productos de limpieza y afirma “hay que aprovechar el dinero que nos prestan porque hace algunos años era impensado. Yo empecé de cero, hoy tengo una pequeña estructura y quiero trasmitir a los que recién empiezan que no tengan miedo, solo hay que tener claro los objetivos, marcarse plazos. Porque con esfuerzo e inteligencia se pueden conseguir grandes cosas”.

La política de microcréditos va a contramano del modelo instaurado en los 90 en la Argentina. La intervención del Estado, los incentivos al pequeño productor marcan el camino de políticas sociales inclusivas que apuntan a reconstruir un tejido social fragmentado.

“El mejor plan social es el trabajo. La presencia del Estado viene a resolver una cuestión que todavía está pendiente como la ley de entidades financieras, donde los bancos orientan los préstamos hacia el consumo y no a la producción. Es más fácil sacar un televisor plasma que comprar un torno”, ejemplificó el ministro Joaquín Losada, durante la entrega de los microcréditos en el ex comedor El Chajá de Posadas.

Losada también señaló que este tipo de créditos se basan en la responsabilidad, la palabra y el compromiso, no sólo con el Estado, sino con sus pares, porque la devolución del dinero permite a otro emprendedor acceder al préstamo.

“Durante mucho tiempo se creyó que el emprendimiento era casi una economía de subsistencia, algo pasajero hasta conseguir algún trabajo más formal, pero ahora se está instalando la idea que tu comercio es tu empresa, chico o grande, pero el propio. Hoy tenemos emprendedores que hace tres años no tenían trabajo, dependían de las tarjetas sociales y ya están vendiendo sus productos en Buenos Aires”, historizó el titular de la cartera social.

Los emprendedores que acceden al crédito no sólo reciben asistencia financiera, sino que se los capacita en marketing, ventas y se les facilita el acceso al monotributo social para que puedan facturar. El sueño de la empresa propia, ya es una realidad.

 

 

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