«Cuando veo a mi hija se me caen las lágrimas»

El arquero misionero del seleccionado argentino, Sergio Romero, muestra seguridad por donde se lo mire dentro de la cancha, pero fuera es un chico sensible, un padre que emociona cada vez que se conecta a Skype para seguir los pasos de su beba Jazmín de cuatro meses.

“Los días libres son los más duros, es cuando más extraño a mi familia”, afirma emocionado el ex arquero de Racing en entrevista exclusiva con Télam en la concentración de la selección argentina en Pretoria.

Con solo 23 años, “Chiquito” Romero está viviendo el momento más importante de su carrera futbolística coincidiendo con su reciente paternidad, una experiencia que está siendo “muy intensa” a nivel emocional.

En el terreno de juego, el hombre alto y aguerrido en el que Diego Maradona depositó su confianza para defender el arco de la selección durante el Mundial de Sudáfrica, actúa como si tuviera muchos años de experiencia a sus espaldas, toma decisiones rápidas con frialdad.

En lo personal, en cambio, es emocional y más vulnerable. Hace cuatro meses nació Jazmín, fruto de su relación con la actriz Eliana Guercio, quien se mudó a Holanda a vivir con él.

Su esposa y su hija no pudieron vacunarse contra la fiebre amarilla y se quedaron en Argentina. Por eso, las horas libres que tiene en la concentración está pegado a su teléfono celular y a Internet, para seguir de forma virtual los pasos de su pequeña hija.

“Cuando estamos todos acá adentro de la concentración siempre nos cruzamos con los chicos por el pasillo, podemos charlar y estamos muy metidos en los temas futbolísticos, pero los días que estás solo, salís y no hay nadie es bastante difícil”, relata.

Los días que Maradona libera al plantel lo hace después del entrenamiento y “a más tardar a las 13 hora de Sudáfrica ya están todos afuera, y recién son las 8 de la mañana en Argentina. Yo tengo que esperar dos horas para ver a Eli y Jazmín y se me hacen interminables”, comenta.

Cuando consigue hablar con sus afectos, los sentimientos están a flor de piel: “A veces se me caen las lágrimas, porque la nena hace cosas que antes no hacía. La estoy mirando y Eli me muestra como ya se da vuelta sola, se sienta y ya controla la cabeza, es una sensación indescriptible”, remarca.

“Por ahí pienso que me estoy perdiendo muchas cosas allá con mi hija, pero también gano mucho estando acá”, subraya.
A pesar de la distancia, el arquero del AZ Alkmaar holandés tiene muy presente a familia y por ese motivo registra con una cámara de video los momentos que vive con la selección.

Cuando el equipo de Maradona pisa un estadio siempre se lo ve a «Chiqui» filmando la cancha y la hinchada celeste y blanca. No se quiere perder detalle.

“Eli está grabando todos los partidos, todas las cosas que salen en la televisión para el día de mañana mostrárselas a la nena para que vea lo que ha pasado cuando ella no tenía conocimiento de las cosas”, explica.

“Va a ser un recuerdo muy lindo para todos. Ojala pueda guardar la imagen del equipo levantando la copa en la final. Es un sueño, pero Argentina está jugando bien al fútbol, tenemos grandes jugadores y estamos todos a un 100 por ciento. Ganar este Mundial será el mejor regalo que pueda darle a mi hija”, sentencia. (TELAM)

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