La falta de límites desconcierta a adolescentes

Especialistas y los propios jóvenes coinciden en que la falta de autoridad y excesiva permisividad los deja sin rumbo y carentes de todo sentido a la hora de actuar en sociedad. Advierten que el alto consumo de alcohol es también un factor determinante.

 

Riñas impensadas y duelos de puñal en mano ponen en el tapete la necesidad de reflexionar acerca de las razones que llevan a los adolescentes a protagonizar episodios de extrema violencia. La muerte se presenta y se asoma a la salida de los bailes, en la escuela y hasta en la calle a cualquier hora del día. El estigma que pesa hoy sobre una “generación de  adolescentes violentos” tiene sus raíces en nuestra sociedad, según coinciden los especialistas y los propios chicos que a su manera, “alzan su voz reclamando límites”.

 

La realidad es visible, un tanto alarmante y espantosa. Las páginas de policiales revelan en las últimas semanas un notable incremento de episodios donde los heridos de arma blanca son moneda corriente. Pero lo escandaloso no se limita al hecho policial en sí sino a que en su mayoría, los involucrados son menores de edad. Los acontecimientos se dan a la salida de una fiesta, como método para resolver diferencias personales en la escuela entre alumnos de sexto y séptimo grado o simplemente para marcar territorialidad o pagar peaje. El saldo siempre es el mismo, heridos de arma blanca o muertes evitables.

 

Los especialistas coinciden en que la no hay que demonizar a los adolescentes y al mismo tiempo reconocer que son el fiel reflejo de la sociedad adulta, que institucionalizado la violencia como un suceso natural de la vida social de los seres humanos.

 

«Los adolescentes son un eslabón más de la violencia social», así lo sostienen las psicólogas Pamela Wimer y Paula Balmaceda que ayudaron a reflexionar acerca de los hechos de violencia que protagonizaron adolescentes de la Capital provincial en instituciones educativas, a la salida de una disco o en plena calle.

 

Pamela Wimer, licenciada en psicología dijo que lo que sucede con los adolescentes hoy es un reflejo de lo que sucede en la sociedad en general, la violencia se ejerce con poder y hay muchos tipos de violencia y los chicos con estos hechos reflejan eso.

Paula Balmaceda fue más incisiva al reconocer que muchos padres acuden a consultar porque no pueden poner límites a sus hijos y cuando se dan cuenta de la situación quizás ya es muy tarde y se les pide a la escuela u otras instituciones a que ejerzan roles que en realidad  le competen a la familia. En tanto Wimer indicó que la crisis de valores que se vive en la sociedad es la que genera toda esta situación y la crisis de las instituciones como la familia, además de las económicas que obligan a un padre o madre a trabajar doce horas y al llegar a la casa a seguir trabajando sin descanso y sin posibilidades de generar espacios de comunicación y de contención con sus hijos adolescentes.

 

La psicóloga agregó que la etapa de adolescencia se caracteriza por carecer de la posibilidad de medir las consecuencias de sus actos, porque esa competencia evolutiva es la que caracteriza al adulto. De allí la importancia del acompañamiento y de la contención del adolescente en esta etapa.

 

Por otra parte, las especialistas recordaron que los adolescentes por su característica especial requieren de la patria potestad de los padres, ejemplificaron que son grandes físicamente pero que para asumir el compromiso de casarse, o para conducir un automóvil o para poder cruzar a otro país requieren del permiso de sus padres porque se los considera chicos. Asimismo la justicia los considera inimputables justamente por la característica evolutiva de esta etapa de la vida.

 

Las expertas en psicología señalaron que es importante indagar a los chicos acerca de qué les pasa, qué piensan de los adultos y de la crisis que les toca afrontar.

Balmaceda indicó que muchos de los chicos reclaman límites y reclaman espacios para poder plantear lo que les sucede tanto en sus casas, como en los diferentes lugares donde se relacionan.

 

 

“Confundir libertad con libertinaje”

 

Matías Obregón integra el Centro de Estudiantes del Bachillerato Humanista y considera que lo esencial para un adolescente se concentra en dos palabras: los límites y la familia.

 

Sencillo y contundente consideró que muchos padres temen a sus hijos o no se animan a ponerles límites.

 

Reconoce que la extrema permisividad no conduce a nada bueno y que deben «castigarlos cuando haga falta» sino, es como dejar todo librado al azar o a la desidia.

«Los límites y la educación son la base de todas las cosas. Depende de la familia y el verdadero interés de los adultos», dijo el estudiante.

 

 

Compromiso y contención para buscar otra realidad

 

«Para evitar la violencia los jóvenes deben estar contenidos», esa fue la conclusión que realizó el psicólogo Juan Laffata y opinó que los constantes hechos de violencia juvenil que ocurren en la provincia y el país, se deben a la falta de contención por parte de la sociedad adulta.

 

 «Lo que les pasa a los jóvenes es algo pertinente, totalmente adecuado al marco de contención que le ofrece la sociedad», evaluó el profesional, quien indicó que «en el joven es normal que hayan conductas de desafíos, agresión, muerte, y es aquí donde surgen juegos peligrosos y la ingesta de sustancias entre otras cosas. Hay una especie de ritos que tiene el adolescente de desafío en el ingreso del mundo adulto», recalcó.

  Asimismo insistió en que «el adulto es el que tiene que crear un marco y sustituir estos rituales por otros desafíos científicos y artísticos. Tenemos una cultura tanguera, una cultura del lamento y a mi me parece que es imprescindible partir e incentivar a una cultura de la acción, llevándolo al joven a tareas constructivas».

 

Observó también que  «no hay programas de cultura en los medios, ni competencias del saber y tampoco respaldo a los docentes, por eso es esperable lo que está ocurriendo».

El psicólogo agregó «la sociedad adulta se encuentra paralizada porque no toma conciencia, ni sabe asumir el rol en la sociedad que debe guiar a una nueva generación».

 

Laffata concluyó «esta sociedad tiene que hacer un plan con actividades que pretenda incluir a los jóvenes para poder canalizar esta problemática. Sino se brindan acciones y caminos adecuados es muy probable que se distorsione y aparezcan rituales de violencia en si mismo y los demás», dijo el profesional en diálogo con Radio Libertad.

 

En tanto el médico especialista en adicciones, Alberto Alexandravicius, indicó que el alcohol es «la droga», que después es potenciada con otras sustancias. Destacó la importancia de la familia, la escuela y sociedad para detectar comportamientos violentos y contener a los jóvenes. Sobre los graves casos de violencia protagonizados por jóvenes en los últimos días con varios apuñalados, el reconocido médico aseguró que «se está instalando una nueva cultura, la de resolver los problemas por medio de la violencia».

 

Señaló que el alcohol en todos los casos aflora la violencia contenida y la consideró como «la droga», que después se potencia con otras sustancias.

 

“Lo importante, siguió, es detectar conductas de éste tipo y contener a los jóvenes, porque muchas veces se da el síndrome del avestruz, en donde la sociedad prefiere esconderse y esquivar el problema”.

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas