Monseñor Aguer reflexionó sobre: “¿en que están nuestra tv y nuestra radio?”

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, analizó la realidad de nuestra televisión y de nuestra radio afirmando “hay posibilidades maravillosas en los medios de comunicación, pero es necesario explorarlas adecuadamente, y lo que importa es qué idea tenemos acerca del uso de estos medios y qué es lo que queremos transmitir y lo que queremos recibir”. 

“¡El mensaje es lo que importa, no el medio por sí mismo! Y ese mensaje solo puede partir de gente que sabe muy bien lo que quiere pero que está adherida a la verdad, al bien, a la belleza y que quiere prestar un servicio auténtico a la sociedad”. 

      

Consideró  que “en la Argentina tendríamos que suscitar una profunda renovación de lo que está ocurriendo en muchos de los medios de comunicación” y señaló que nuestra televisión “está muy lejos de ser un medio de auténtica edificación personal y familiar. Por lo contrario, creo que es uno de los poderosos agentes de desculturación del país y de nuestro pueblo, especialmente de nuestro pueblo sencillo, que carece de otros recursos para informarse y formarse”. 

      

El prelado platense añadió que le “llama la atención como se ha “farandulizado” la televisión y cuántos canales al mismo tiempo, con lo que cuesta la transmisión, pasan horas y horas difundiendo chismes de la gente que vive en ese ambiente. Por supuesto, lo que allí se exhibe no son los mejores ejemplos de vida”. 

      

“Esta situación parece generalizada y yo no noto una reacción de crítica o de desagrado. Hay algunos programas que tienen un altísimo raiting y uno se pregunta cómo es posible que semejante disparate esté capturando la atención de millones de personas, y eso con un éxito fenomenal. Al conductor de esos mamarrachos se lo considera un gran formador de opinión”.

      

Monseñor Héctor Aguer luego habló de nuestra radio explicando que “llama la atención” la “decadencia del lenguaje” cuando “se critica a los jóvenes” por no tener un amplio vocabulario para expresarse aunque “lo peor es ver la degradación del lenguaje en la radio y sobre todo esta facilidad para la expresión chabacana, para la grosería, para la vulgaridad”. Luego aclaró que no pretende “englobar el discurso y hacer solemne todo. No se trata de eso. En realidad se trata de decencia, de delicadeza y de propósito de edificación”. 

      

”Otra paradoja. En algunos canales, sobre todo de la línea oficial, uno puede encontrar programas muy buenos. Pero llama la atención la fuerte línea ideológica, y homogénea en su ideologismo. No existe el pluralismo… Porque el Estado no puede adscribir a una ideología y saturar a sus televidentes o sus oyentes con esa ideología. Es una pena, porque muchas veces son programas buenos, culturalmente de nivel, pero sin embargo allí está el virus ideológico presente. Es otra de las falencias que tiene nuestra comunicación vivida”. 

      

El Arzobispo de La Plata dijo que ”como conclusión quisiera decirles que me parece necesario reflexionar sobre esto y practicar un discernimiento sobre lo que vemos, lo que oímos, y también manifestar nuestra opinión”. 

      

Agregó  que “importa mucho a las autoridades y responsables de los medios que un televidente o el oyente de un programa de radio, ahora que se usa tanto lo interactivo, manifieste su opinión y diga: este programa no me gusta, esto no puede ser, en un medio del Estado no hay derecho a que me endilguen todo el tiempo esta ideología. También importa que les hagan saber aquellas cosas que les parecen bien o que creen que vale la pena acompañar”. 

      

“Lo que quiero decirles es que hay que escribir a los medios, llamar a los medios, manifestar la opinión cuando hay que criticar lo que merece ser criticado y apoyar lo que merece ser apoyado. Esto es una ayuda a que esta especie de hegemonía universal encuentre su cauce y se aplaque un poco tanta desedificación como hoy día tenemos que sufrir”. 

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:

      

“Hace pocos días se ha celebrado el Día del Periodista y algunas semanas más atrás la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que la Iglesia ha instituido hace ya varias décadas en el Domingo de la Ascensión del Señor. Me parece que estas circunstancias son buenas para pensar un poco en las formidables posibilidades que ofrecen hoy los medios de comunicación”. 

      

“Pero también esto nos invita a reflexionar críticamente acerca de nuestra realidad concreta, acerca de lo que vemos habitualmente por televisión o lo que escuchamos por la radio”.

      

“En la Argentina tendríamos que suscitar una profunda renovación de lo que está ocurriendo en muchos de los medios de comunicación”. 

      

“La televisión hoy día está muy lejos de ser un medio de auténtica edificación personal y familiar. Por lo contrario, creo que es uno de los poderosos agentes de desculturación del país y de nuestro pueblo, especialmente de nuestro pueblo sencillo, que carece de otros recursos para informarse y formarse”. 

      

“Llama la atención como se ha “farandulizado” la televisión y cuántos canales al mismo tiempo, con lo que cuesta la transmisión, pasan horas y horas difundiendo chismes de la gente que vive en ese ambiente. Por supuesto, lo que allí se exhibe no son los mejores ejemplos de vida”. 

      

Esta situación parece generalizada y yo no noto una reacción de crítica o de desagrado. Hay algunos programas que tienen un altísimo raiting y uno se pregunta cómo es posible que semejante disparate esté capturando la atención de millones de personas, y eso con un éxito fenomenal. Al conductor de esos mamarrachos se lo considera un gran formador de opinión”. 

      

“Y así podemos hablar también de la radio. Una cosa que me llama la atención de la radio es la decadencia del lenguaje. Hoy se critica mucho a los jóvenes porque se dice que los chicos no tienen un amplio vocabulario para expresarse y que eso muestra su incapacidad para pensar profundamente las cosas pero lo peor es ver la degradación del lenguaje en la radio y sobre todo esta facilidad para la expresión chabacana, para la grosería, para la vulgaridad”. 

      

“Eso también se extiende y se extiende malamente. No digo que es necesario englobar el discurso y hacer solemne todo. No se trata de eso. En realidad se trata de decencia, de delicadeza y de propósito de edificación”. 

      

”Otra paradoja. En algunos canales, sobre todo de la línea oficial, uno puede encontrar programas muy buenos. Pero llama la atención la fuerte línea ideológica, y homogénea en su ideologismo. No existe el pluralismo, como correspondería a una república, sobre todo en medios que son del Estado. Porque el Estado no puede adscribir a una ideología y saturar a sus televidentes o sus oyentes con esa ideología. Es una pena, porque muchas veces son programas técnicamente buenos, culturalmente de nivel, pero sin embargo allí está el virus ideológico presente. Es otra de las falencias que tiene nuestra comunicación vivida”. 

      

Como conclusión quisiera decirles que me parece necesario reflexionar sobre esto y practicar un discernimiento sobre lo que vemos, lo que oímos, y también manifestar nuestra opinión”.

      

”Importa mucho a las autoridades y responsables de los medios que un televidente o el oyente de un programa de radio, ahora que se usa tanto lo interactivo, manifieste su opinión y diga: este programa no me gusta, esto no puede ser, en un medio del Estado no hay derecho a que me endilguen todo el tiempo esta ideología. También importa que les hagan saber aquellas cosas que les parecen bien o que creen que vale la pena acompañar”. 

      

”Lo que quiero decirles es que hay que escribir a los medios, llamar a los medios, manifestar la opinión cuando hay que criticar lo que merece ser criticado y apoyar lo que merece ser apoyado. Esto es una ayuda a que esta especie de hegemonía universal encuentre su cauce y se aplaque un poco tanta desedificación como hoy día tenemos que sufrir”. 

      “Hay posibilidades maravillosas en los medios de comunicación, pero es necesario explorarlas adecuadamente, y lo que importa es qué idea tenemos acerca del uso de estos medios y qué es lo que queremos transmitir y lo que queremos recibir”. 

      “¡El mensaje es lo que importa, no el medio por sí mismo! Y ese mensaje solo puede partir de gente que sabe muy bien lo que quiere pero que está adherida a la verdad, al bien, a la belleza y que quiere prestar un servicio auténtico a la sociedad”.

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