Hinchas identificados con los colores de Guaraní, produjeron destrozos en la cancha auxiliar, portones y alambrado. Ocurrió durante un partido de las divisiones inferiores.
El mal llamado folklore del fútbol parece darle cabida a cualquier cosa, sin importa a qué o a quiénes se daña. La locura de unos estúpidos que piensan que destruyendo un alambrado, rompiendo carteles, tumbando postes o dejando frases intimidatorias los transforma en los más fanáticos de todos, mostró un triste rostro el jueves por la noche en Santa Inés demostrando el grado de ignorancia, locura y envidia que tienen ciertos sujetos de nuestra sociedad.
De acuerdo a la programación que realizó la Liga Posadeña de Fútbol para los partidos finales del torneo Clausura de inferiores, se completaron, en la cancha auxiliar, tres encuentros de las categorías 96 (triunfo de Guaraní sobre Crucero 1 a 0); 95 (empate 1 a 1 entre Crucero y Brown) y Sub 17 (victoria franjeada por 2 a 1 sobre el local). Todo transcurría con normalidad hasta que promediando el primer tiempo del segundo partido, irrumpió un nutrido grupo de simpatizantes, identificados con los colores de Guaraní, con cánticos agresivos hacia Crucero. Hasta aquí, una situación normal dentro del “folklore” del fútbol. Con instrumentos de percusión y bombas de estruendo, pretendieron ingresar por el portón principal de socios del club Crucero del Norte y ante la negativa de empleados del club quienes le explicaron que el acceso al partido era por la tribuna visitante de la cancha auxiliar, se retiraron profiriendo amenazas e insultos de todos los calibres. Siempre dentro del mismo “folklore” que le dicen.
Cuando este grupo de “hinchas”, identificados con los colores franjeados y alentando a su equipo que comenzó a jugar la final ante Crucero en la categoría Sub 17 pudo acomodarse en su tribuna, comenzaron los destrozos, cuyas imágenes son elocuentes. Pintaron con aerosol en la pared de la tribuna, rompieron un alambrado, destruyeron dos carteles de publicidad y a medida que se iban retirando, seguían con su “artera obra”. Pintarrajearon una de las tribunas del estadio principal, el acceso a uno de los sanitarios hasta que arribaron al portón principal del Andrés Guacurarí de Garupá donde dejaron pintado el escudo del club Guaraní Antonio Franco y una frase amenazante hacia el principal dirigente del club Crucero del Norte, Julio Koropeski. ¿Eso también es el folklore del fútbol?.
Cuando parecía que todo había terminado, las fotos muestran la rotura de los alambrados de las canchas auxiliares ubicadas frente al estadio arranando de cuajo los postes de cemento. ¿Más folklore?.
La situación, por demás sorprendente, dejó sin respuestas incluso a los padres y jugadores de las dos divisiones de Guaraní Antonio Franco que presenciaron los partidos, dado que, a pesar de la rivalidad que existe en todas las divisionales, nunca se produjeron episodios de esa naturaleza y menos frente a los chicos. Crucero siempre trató muy bien a Guaraní durante todo el campeonato en su cancha e igual comportamiento recibieron las delegaciones de Crucero que jugaron en las canchas del club San Francisco. Pero lo que llamó la atención, fue la presencia de estos vándalos que con la excusa de alentar a su equipo, destruyeron todo en la noche del jueves cuando JAMÁS presenciaron un solo partido de todo el campeonato de inferiores.
Creíamos que esta rivalidad y pobre actuación de estúpidos que se creen simpatizantes de fútbol, había quedado atrás cuando Crucero y Guaraní compartían grupo en el Argentino B de Fútbol, algo que no ocurre hace más de un año debido al ascenso del equipo colectivero. Ni siquiera en los partidos de la Liga Posadeña, tanto en Villa Sarita como en Santa Inés, estos vándalos intentaron semejante ataque y amenazas. En serio, ¿a eso le llaman folklore del fútbol? Entonces Crucero nunca entenderá esa pasión, la de romper todo y llevarse como “trofeo de guerra” un pedazo e alambrado, un poste o la foto de una pintada amenazante del portón de un muro. Crucero seguirá con sus ideales, la de una gran familia que tiene un espacio de recreación, esparcimiento, deportes y competencia en un lugar seguro, cómodo y lejos de los vándalos. (prensa de Crucero del Norte)
